miércoles, 27 de septiembre de 2006

75 aniversario del derecho al voto de la mujer


El próximo 1 de octubre se cumplirá el 75 aniversario del derecho al voto de la mujer. El artículo 46 de la Constitución de la II República se ratificó en 1931 con una votación ajustada: 131 votos a favor, frente a 127 en contra, estando ausente el 45 % de los diputados.
Las instituciones celebrarán esta conmemoración recordando la figura política de Campoamor, su participación en las Cortes republicanas, y su trabajo como una de las primeras abogadas españolas.
Fue decisiva la tenacidad de la diputada Clara Campoamor para rebatir a tod@s l@s diputad@s que pretendían retrasar el reconocimiento del voto a la mujer, entre quienes se encontraban las feministas Victoria Kent, del Partido radical socialista y Margarita Nelken del PSOE, quienes consideraban inoportuno el reconocimiento del voto femenino pues temían que se desplazase hacia la derecha.
Lo que hoy en día resulta natural, el derecho al voto en igualdad con los hombres, se consiguió hace apenas 75 años, siendo España el 441 Estado en hacerlo. Para las feministas españolas Clara Campoamor es una líder política extraordinaria, para quien el derecho al sufragio de las mujeres era un principio político irrenunciable, por encima de los intereses de su partido, lo que pagó con el ostracismo.
Nacida en Madrid en 1888 en el seno de una familia sencilla de pensamiento liberal-progresista, empezó a trabajar con apenas 13 años como modista junto a su madre. En 1909 obtuvo plaza por oposición en el cuerpo auxiliar de Telégrafos. En 1914 consigue una plaza como profesora en la Escuela de Adultos de Madrid, al mismo tiempo participaría en periódicos como Nuevo Heraldo, El Sol y El Tiempo. En 1924 se gradúa como licenciada en Derecho por la Universidad de Madrid, pasando a ser miembro del colegio de abogados en 1925. Inicia por esa época su actividad política centrada en los derechos no reconocidos de la mujer. Forma parte del Comité Organizador de la Agrupación Liberal Socialista y pasa a Acción Republicana. Posteriormente se une al Partido Radical con el que, en 1931, es elegida diputada por Madrid. Es una de las primeras mujeres en obtener un escaño en el Parlamento. En 1935 deja el Partido Radical, es rechazada por parte de Izquierda Republicana y trata de organizar un partido político independiente que represente los derechos de la mujer. En ese año es nombrada Presidenta de la Organización Pro-Infancia Obrera de Asturias.
Tras el golpe militar de 1936, se exilia en Francia, Buenos Aires y Suiza, donde moriría en 1972 en la ciudad de Lausanne a la edad de 84 años.
El 30 de septiembre se realizarán diversos actos en el Ateneo de Madrid en homenaje a Clara Campoamor y a la victoria del derecho al sufragio. En ellos se desea analizar los 75 años de conquistas de las mujeres y nuestra situación actual, qué se ha conseguido y qué nos falta, cuál ha sido nuestra fuerza en estas décadas y cuáles nuestras debilidades.
Fueron aquellas ilustres antepasadas quienes abrieron la puerta de la mujer al mundo laboral y académico, es justo recordarlas y hacer memoria de la historia social del feminismo en España.

75 aniversario del derecho al voto de la mujer


El próximo 1 de octubre se cumplirá el 75 aniversario del derecho al voto de la mujer. El artículo 46 de la Constitución de la II República se ratificó en 1931 con una votación ajustada: 131 votos a favor, frente a 127 en contra, estando ausente el 45 % de los diputados.
Las instituciones celebrarán esta conmemoración recordando la figura política de Campoamor, su participación en las Cortes republicanas, y su trabajo como una de las primeras abogadas españolas.
Fue decisiva la tenacidad de la diputada Clara Campoamor para rebatir a tod@s l@s diputad@s que pretendían retrasar el reconocimiento del voto a la mujer, entre quienes se encontraban las feministas Victoria Kent, del Partido radical socialista y Margarita Nelken del PSOE, quienes consideraban inoportuno el reconocimiento del voto femenino pues temían que se desplazase hacia la derecha.
Lo que hoy en día resulta natural, el derecho al voto en igualdad con los hombres, se consiguió hace apenas 75 años, siendo España el 441 Estado en hacerlo. Para las feministas españolas Clara Campoamor es una líder política extraordinaria, para quien el derecho al sufragio de las mujeres era un principio político irrenunciable, por encima de los intereses de su partido, lo que pagó con el ostracismo.
Nacida en Madrid en 1888 en el seno de una familia sencilla de pensamiento liberal-progresista, empezó a trabajar con apenas 13 años como modista junto a su madre. En 1909 obtuvo plaza por oposición en el cuerpo auxiliar de Telégrafos. En 1914 consigue una plaza como profesora en la Escuela de Adultos de Madrid, al mismo tiempo participaría en periódicos como Nuevo Heraldo, El Sol y El Tiempo. En 1924 se gradúa como licenciada en Derecho por la Universidad de Madrid, pasando a ser miembro del colegio de abogados en 1925. Inicia por esa época su actividad política centrada en los derechos no reconocidos de la mujer. Forma parte del Comité Organizador de la Agrupación Liberal Socialista y pasa a Acción Republicana. Posteriormente se une al Partido Radical con el que, en 1931, es elegida diputada por Madrid. Es una de las primeras mujeres en obtener un escaño en el Parlamento. En 1935 deja el Partido Radical, es rechazada por parte de Izquierda Republicana y trata de organizar un partido político independiente que represente los derechos de la mujer. En ese año es nombrada Presidenta de la Organización Pro-Infancia Obrera de Asturias.
Tras el golpe militar de 1936, se exilia en Francia, Buenos Aires y Suiza, donde moriría en 1972 en la ciudad de Lausanne a la edad de 84 años.
El 30 de septiembre se realizarán diversos actos en el Ateneo de Madrid en homenaje a Clara Campoamor y a la victoria del derecho al sufragio. En ellos se desea analizar los 75 años de conquistas de las mujeres y nuestra situación actual, qué se ha conseguido y qué nos falta, cuál ha sido nuestra fuerza en estas décadas y cuáles nuestras debilidades.
Fueron aquellas ilustres antepasadas quienes abrieron la puerta de la mujer al mundo laboral y académico, es justo recordarlas y hacer memoria de la historia social del feminismo en España.

sábado, 23 de septiembre de 2006

Libertad de expresión

Hablar de la libertad de expresión queda bien, pero si lo que se pretende es establecer unas normas de respeto, donde no todo vale, entonces los halcones de la libertad hablan
de censura. El fantasma de la dictadura franquista sigue revoloteando en el subconsciente. No hay manera de liberarse de él. Si se protesta porque alguien extralimitando su libertad de expresión habla de “la puta España”, se le considera fascista de inmediato. Se abre la caja de truenos y una manada de librepensadores defiende a capa y espada la libertad de expresión. ¿Consiste la libertad en ofender, insultar, calumniar, desacreditar?.
Establecer unos límites de respeto y educación no debería considerarse un atentado contra la libertad, sino una indicación de dónde debe estar situada la frontera. Quienes nos dedicamos a la educación como profesión sabemos que los niños necesitan referentes claros, saber lo que está bien y lo que está mal. Y de eso es de lo que yo quiero tratar, de la necesidad imperativa de marcar límites. Todos deberíamos implicarnos porque en ello nos va la futura convivencia y la educación de los más jóvenes.
¿Cómo se le puede pedir a un niño que respete la autoridad, si esta autoridad es cuestionada en los espectáculos, la música, la prensa, la televisión?. ¿Que idea quedará en su subconsciente de la palabra respeto, cuando lo que se idolatra es la actitud de una chulesca rebeldía?.
Las palabras malsonantes han invadido las tertulias televisivas, con una total falta de respeto hacia los espectadores. Un poquito de “por favor”, de “usted disculpe” y de “lo siento”, no deberían considerarse expresiones pasadas de moda. Vuelvo por tanto a la tan cuestionada asignatura de Educación para la ciudadanía. El adulto debe ser responsable de sus opiniones, saber que con ellas está influyendo en el pensamiento de los más jóvenes. Marcar unos límites es necesario, de lo contrario no existirían en nuestro diccionario términos como insulto, injuria, difamación. En ellos residen los límites establecidos de común acuerdo, sin que por ello se atente contra la libertad de expresión. Se pueden decir las cosas con claridad, argumentándolas y defendiéndolas con inteligencia, sin necesitar para ello de expresiones soeces. Y se debe de pedir disculpas cuando se ofende.
Lo que sucede es que hemos pasado de una sociedad censurada a una libertad mal interpretada. El todo puede criticarse ha bajado tanto el listón, que desde cualquier tertulia se grita y vocifera con una total falta de respeto hacia el otro.
¿Cuándo va a llegar el momento de clarificar los términos?. Parece que apelar a la moral o a la ética está trasnochado. Se olvida que todas las sociedades civilizadas han basado su convivencia en unos valores naturales y el código civil tiene su fundamento en esos mismos valores. Incitar a la trasgresión de las leyes no puede considerarse libertad de expresión, sino falta de responsabilidad social.
Las campañas de limitación de velocidad, de información sobre los riesgos del tabaco, de sexualidad responsable, están incidiendo en educar a la ciudadanía en unos comportamientos que deberíamos tener asumidos al llegar a la mayoría de edad. Algo no va bien cuando se considera que se tiene derecho a todo sin pensar en los demás. No vayamos a pensar que una asignatura resuelve el futuro de la sociedad. Es la sociedad quien debe educar desde todos los ámbitos, comprometiendo en ello a todos los ciudadanos.
Seguramente estas reflexiones no les parezcan bien a los defensores de la libertad. Y es que ven peligroso cualquier límite, sin tener en cuenta que el hombre estableció la ley para poder convivir. Y la máxima ”no hagas a los demás lo que no quieras que te hagan a ti”, tiene su raíz en el Evangelio, le pese a quien le pese.

Libertad de expresión

Hablar de la libertad de expresión queda bien, pero si lo que se pretende es establecer unas normas de respeto, donde no todo vale, entonces los halcones de la libertad hablan
de censura. El fantasma de la dictadura franquista sigue revoloteando en el subconsciente. No hay manera de liberarse de él. Si se protesta porque alguien extralimitando su libertad de expresión habla de “la puta España”, se le considera fascista de inmediato. Se abre la caja de truenos y una manada de librepensadores defiende a capa y espada la libertad de expresión. ¿Consiste la libertad en ofender, insultar, calumniar, desacreditar?.
Establecer unos límites de respeto y educación no debería considerarse un atentado contra la libertad, sino una indicación de dónde debe estar situada la frontera. Quienes nos dedicamos a la educación como profesión sabemos que los niños necesitan referentes claros, saber lo que está bien y lo que está mal. Y de eso es de lo que yo quiero tratar, de la necesidad imperativa de marcar límites. Todos deberíamos implicarnos porque en ello nos va la futura convivencia y la educación de los más jóvenes.
¿Cómo se le puede pedir a un niño que respete la autoridad, si esta autoridad es cuestionada en los espectáculos, la música, la prensa, la televisión?. ¿Que idea quedará en su subconsciente de la palabra respeto, cuando lo que se idolatra es la actitud de una chulesca rebeldía?.
Las palabras malsonantes han invadido las tertulias televisivas, con una total falta de respeto hacia los espectadores. Un poquito de “por favor”, de “usted disculpe” y de “lo siento”, no deberían considerarse expresiones pasadas de moda. Vuelvo por tanto a la tan cuestionada asignatura de Educación para la ciudadanía. El adulto debe ser responsable de sus opiniones, saber que con ellas está influyendo en el pensamiento de los más jóvenes. Marcar unos límites es necesario, de lo contrario no existirían en nuestro diccionario términos como insulto, injuria, difamación. En ellos residen los límites establecidos de común acuerdo, sin que por ello se atente contra la libertad de expresión. Se pueden decir las cosas con claridad, argumentándolas y defendiéndolas con inteligencia, sin necesitar para ello de expresiones soeces. Y se debe de pedir disculpas cuando se ofende.
Lo que sucede es que hemos pasado de una sociedad censurada a una libertad mal interpretada. El todo puede criticarse ha bajado tanto el listón, que desde cualquier tertulia se grita y vocifera con una total falta de respeto hacia el otro.
¿Cuándo va a llegar el momento de clarificar los términos?. Parece que apelar a la moral o a la ética está trasnochado. Se olvida que todas las sociedades civilizadas han basado su convivencia en unos valores naturales y el código civil tiene su fundamento en esos mismos valores. Incitar a la trasgresión de las leyes no puede considerarse libertad de expresión, sino falta de responsabilidad social.
Las campañas de limitación de velocidad, de información sobre los riesgos del tabaco, de sexualidad responsable, están incidiendo en educar a la ciudadanía en unos comportamientos que deberíamos tener asumidos al llegar a la mayoría de edad. Algo no va bien cuando se considera que se tiene derecho a todo sin pensar en los demás. No vayamos a pensar que una asignatura resuelve el futuro de la sociedad. Es la sociedad quien debe educar desde todos los ámbitos, comprometiendo en ello a todos los ciudadanos.
Seguramente estas reflexiones no les parezcan bien a los defensores de la libertad. Y es que ven peligroso cualquier límite, sin tener en cuenta que el hombre estableció la ley para poder convivir. Y la máxima ”no hagas a los demás lo que no quieras que te hagan a ti”, tiene su raíz en el Evangelio, le pese a quien le pese.

miércoles, 20 de septiembre de 2006

Al Qaeda amenaza a Occidente



Las palabras del Papa no han servido para nada. Su cita sacada de contexto sigue provocando numerosas protestas. Lo que estamos viviendo resulta altamente preocupante. No por las protestas en sí, en principio nada que objetar, a mí me molesta cualquier cita que sea irreverente con Jesucristo o la Iglesia, pero vivo en un país democrático donde hay libertad de expresión, eso me hace comprender que un ateo pueda ser irreverente. No está obligado a pensar lo mismo que yo, de hecho hay mucha mofa en viñetas y comentarios a cuenta de la Iglesia católica.
Lo que no termino de entender es que para ir contra el Papa, algunos prefieran que nos dobleguemos a la voluntad de los islamistas. Se habla de "palabras desafortunadas y falta de diplomacia". Perdonen que discrepe, la diplomacia vaticana sabe bien lo que hace, lleva siglos en ese oficio. Por ello el domingo el Papa personalmente pidió disculpas por haber ofendido con su cita a los musulmanes. Creo que es más que suficiente, no puede pedir perdón de aquello que no dijo, pero sí manifestar su pesar por como se interpretaron sus palabras. Sin embargo esto no ha bastado para Al Qaeda y sus seguidores. El Papa ha sido condenado y con él todo Occidente.
Creo que es un buen momento para pedir claridad al islamismo moderado. Si bien se han escuchado algunas voces calmando los ánimos, otras han convocado para el viernes próximo nuevos actos de protesta.He visto muchas veces quemar banderas y ridiculizar dignatarios con caricaturas, así que puedo entender que se queme una imagen del Papa. Pero si la aternativa es la conversión o la muerte, me parece muy grave porque me siento amenazada.En mi ciudad hay una mezquita y cada día son más los creyentes del Corán. Bienvenidos todos ellos aunque desearía escuchar del imán unas palabras claras desmarcándose de la Yihad. Mejor aún me gustaría exigir esas palabras para saber que el peligro no se cierne sobre nosotros.Aclaro que soy partidaria del diálogo religioso y de la interculturalidad, pero entiendo que para ello debe existir una base de mutuo respeto. Tal vez sea un buen momento para que las diplomacias europeas clarifiquen las posturas entre quienes buscan ese diálogo y quienes entienden sólo de sables y de bombas

Al Qaeda amenaza a Occidente



Las palabras del Papa no han servido para nada. Su cita sacada de contexto sigue provocando numerosas protestas. Lo que estamos viviendo resulta altamente preocupante. No por las protestas en sí, en principio nada que objetar, a mí me molesta cualquier cita que sea irreverente con Jesucristo o la Iglesia, pero vivo en un país democrático donde hay libertad de expresión, eso me hace comprender que un ateo pueda ser irreverente. No está obligado a pensar lo mismo que yo, de hecho hay mucha mofa en viñetas y comentarios a cuenta de la Iglesia católica.
Lo que no termino de entender es que para ir contra el Papa, algunos prefieran que nos dobleguemos a la voluntad de los islamistas. Se habla de "palabras desafortunadas y falta de diplomacia". Perdonen que discrepe, la diplomacia vaticana sabe bien lo que hace, lleva siglos en ese oficio. Por ello el domingo el Papa personalmente pidió disculpas por haber ofendido con su cita a los musulmanes. Creo que es más que suficiente, no puede pedir perdón de aquello que no dijo, pero sí manifestar su pesar por como se interpretaron sus palabras. Sin embargo esto no ha bastado para Al Qaeda y sus seguidores. El Papa ha sido condenado y con él todo Occidente.
Creo que es un buen momento para pedir claridad al islamismo moderado. Si bien se han escuchado algunas voces calmando los ánimos, otras han convocado para el viernes próximo nuevos actos de protesta.He visto muchas veces quemar banderas y ridiculizar dignatarios con caricaturas, así que puedo entender que se queme una imagen del Papa. Pero si la aternativa es la conversión o la muerte, me parece muy grave porque me siento amenazada.En mi ciudad hay una mezquita y cada día son más los creyentes del Corán. Bienvenidos todos ellos aunque desearía escuchar del imán unas palabras claras desmarcándose de la Yihad. Mejor aún me gustaría exigir esas palabras para saber que el peligro no se cierne sobre nosotros.Aclaro que soy partidaria del diálogo religioso y de la interculturalidad, pero entiendo que para ello debe existir una base de mutuo respeto. Tal vez sea un buen momento para que las diplomacias europeas clarifiquen las posturas entre quienes buscan ese diálogo y quienes entienden sólo de sables y de bombas

domingo, 17 de septiembre de 2006

Violencia escolar

Una menor es apaleada por una treintena de compañeros a la salida de la escuela. La noticia vuelve a incrementar la lista de la violencia escolar. Padres y profesores viven con preocupación el fenómeno. Todo el mundo se pregunta como atajar los conflictos de raíz. Unos apuestan por el diálogo, otros por un control más férreo y los hay quienes admiten la situación como un producto de la edad. Sin embargo no deja de ser preocupante que se incrementen las denuncias, o que ciertas comunidades se vean obligadas a tener su asociación contra el acoso, estableciendo medias preventivas en todos los centros.
El tema no es exclusivo de España, toda Europa vive el fenómeno con preocupación. En Inglaterra Blair ha propuesto controlar las familias conflictivas para detectar niños problemáticos antes de nacer. En principio queda claro que la cultura televisiva influye en el comportamiento social. Del mismo modo que los video juegos llenos de escenas violentas y la ausencia de los progenitores por una excesiva dedicación laboral. La igualdad de géneros ha cambiado también el tipo de violencia que ejercen las mujeres.
Asistimos a la formación de bandas juveniles en edad muy temprana, donde el papel de líder se consigue mediante actuaciones de riesgo que rozan el margen de la ley. El salto hacia la delincuencia se convierte en una fina línea capaz de cruzarse en cualquier momento. Grabar escenas de violencia escolar para dejarlas colgadas en Internet, exige medidas legales con urgencia. Del mismo modo que es imperativo devolver el prestigio al profesorado, en una sociedad donde todos opinan como se debe educar, sin consultar al docente comprometido en la labor. Hay que volver a definir los valores, limitar la libertad de expresión, comprometiendo a toda la sociedad en una labor de educación para la ciudadanía. Porque si entendemos que sólo una asignatura es capaz de educar al niño, es que no sabemos nada respecto a la educación. Ésta constituye un conjunto donde padres, educadores y sociedad, tienen claros los límites y saben atenerse a ellos. Mientras no clarifiquemos los valores que queremos para nuestra sociedad, viviremos en la confusión. En nombre de la tolerancia estamos construyendo una sociedad sin referentes éticos claros, el precio a pagar será un aumento de violencia y marginalidad, algo que se viene detectando estas últimas décadas y que no remite pese a las medidas adoptadas. Rebajar la ley del menor de 14 a 12 años no soluciona el problema. Con ello se confirma que las dificultades cada vez se producen en edad más temprana. Hay que hacer una labor social comprometida, como lo han sido las campañas para la prevención del SIDA, o la última Ley antitabaco. Comprometer al ciudadano con normas claras, es la mejor medida que se puede tomar. Ojalá el actual gobierno, empeñado como los anteriores en modificar la Ley de Educación, tuviera en cuenta las voces que claman, desde diferentes ámbitos, por solucionar la conflictividad en los centros escolares.

Violencia escolar

Una menor es apaleada por una treintena de compañeros a la salida de la escuela. La noticia vuelve a incrementar la lista de la violencia escolar. Padres y profesores viven con preocupación el fenómeno. Todo el mundo se pregunta como atajar los conflictos de raíz. Unos apuestan por el diálogo, otros por un control más férreo y los hay quienes admiten la situación como un producto de la edad. Sin embargo no deja de ser preocupante que se incrementen las denuncias, o que ciertas comunidades se vean obligadas a tener su asociación contra el acoso, estableciendo medias preventivas en todos los centros.
El tema no es exclusivo de España, toda Europa vive el fenómeno con preocupación. En Inglaterra Blair ha propuesto controlar las familias conflictivas para detectar niños problemáticos antes de nacer. En principio queda claro que la cultura televisiva influye en el comportamiento social. Del mismo modo que los video juegos llenos de escenas violentas y la ausencia de los progenitores por una excesiva dedicación laboral. La igualdad de géneros ha cambiado también el tipo de violencia que ejercen las mujeres.
Asistimos a la formación de bandas juveniles en edad muy temprana, donde el papel de líder se consigue mediante actuaciones de riesgo que rozan el margen de la ley. El salto hacia la delincuencia se convierte en una fina línea capaz de cruzarse en cualquier momento. Grabar escenas de violencia escolar para dejarlas colgadas en Internet, exige medidas legales con urgencia. Del mismo modo que es imperativo devolver el prestigio al profesorado, en una sociedad donde todos opinan como se debe educar, sin consultar al docente comprometido en la labor. Hay que volver a definir los valores, limitar la libertad de expresión, comprometiendo a toda la sociedad en una labor de educación para la ciudadanía. Porque si entendemos que sólo una asignatura es capaz de educar al niño, es que no sabemos nada respecto a la educación. Ésta constituye un conjunto donde padres, educadores y sociedad, tienen claros los límites y saben atenerse a ellos. Mientras no clarifiquemos los valores que queremos para nuestra sociedad, viviremos en la confusión. En nombre de la tolerancia estamos construyendo una sociedad sin referentes éticos claros, el precio a pagar será un aumento de violencia y marginalidad, algo que se viene detectando estas últimas décadas y que no remite pese a las medidas adoptadas. Rebajar la ley del menor de 14 a 12 años no soluciona el problema. Con ello se confirma que las dificultades cada vez se producen en edad más temprana. Hay que hacer una labor social comprometida, como lo han sido las campañas para la prevención del SIDA, o la última Ley antitabaco. Comprometer al ciudadano con normas claras, es la mejor medida que se puede tomar. Ojalá el actual gobierno, empeñado como los anteriores en modificar la Ley de Educación, tuviera en cuenta las voces que claman, desde diferentes ámbitos, por solucionar la conflictividad en los centros escolares.

sábado, 16 de septiembre de 2006

Derechos de los disminuidos

El Gobierno ratifica este mes el Tratado de la Convención de los Derechos de las personas con Discapacidad de la Organización de Naciones Unidas (ONU). Tenemos que considerar este texto como un instrumento muy positivo para extender una conciencia universal para el reconocimiento de los derechos de este colectivo.

El borrador aprobado en la ONU, obligará a los gobiernos a adoptar medidas específicas a favor de los 650 millones de personas que sufren minusvalías en todo el mundo.

La Convención será un instrumento vinculante para que los gobiernos introduzcan cambios en sus legislaciones referentes a mejorar y promover el acceso a la educación y al empleo de las personas discapacitadas, así como a que puedan tener acceso a la información y sistemas de salud adecuados y movilizarse sin obstáculos físicos ni sociales.

En España tenemos que remontarnos 1.982 cuando se aprobó la L.I.S.M.I, lo que supuso el inicio de la integración en escuelas públicas, desde entonces sucesivas órdenes y disposiciones han venido a facilitar la educación del colectivo, pasando a denominarse minusválidos, disminuidos psíquicos y físicos y, finalmente, alumnos con necesidades educativas especiales, en un deseo de obviar términos que contuviesen algún matiz peyorativo.
La ley que establece las infracciones y sanciones ante la discriminación de estas personas o la Ley de Dependencia que entrará en vigor en 2007, muestra la implicación de España para impulsar el reconocimiento del colectivo

El camino recorrido a lo largo de la historia ha sido largo. Tenemos que remontarnos al siglo XVI para encontrar instituciones que se hicieran cargo de los sordomudos. Pero no fue hasta el siglo XIX y primeras décadas del siglo pasado cuando se comenzaron a atender a los disminuidos psíquicos, físicos y sensoriales. Al principio fueron instituciones privadas o religiosas. Hacia 1960 se realizaron las primeras experiencias de integración en el sistema público en los países escandinavos. Éstas han ido calando paulatinamente en el tejido social de todos los países democráticos. De ahí que debamos felicitarnos por este logro en derechos humanos alcanzado en los inicios del siglo XXI y generalizado hacia todos los países miembros de la ONU.

Derechos de los disminuidos

El Gobierno ratifica este mes el Tratado de la Convención de los Derechos de las personas con Discapacidad de la Organización de Naciones Unidas (ONU). Tenemos que considerar este texto como un instrumento muy positivo para extender una conciencia universal para el reconocimiento de los derechos de este colectivo.

El borrador aprobado en la ONU, obligará a los gobiernos a adoptar medidas específicas a favor de los 650 millones de personas que sufren minusvalías en todo el mundo.

La Convención será un instrumento vinculante para que los gobiernos introduzcan cambios en sus legislaciones referentes a mejorar y promover el acceso a la educación y al empleo de las personas discapacitadas, así como a que puedan tener acceso a la información y sistemas de salud adecuados y movilizarse sin obstáculos físicos ni sociales.

En España tenemos que remontarnos 1.982 cuando se aprobó la L.I.S.M.I, lo que supuso el inicio de la integración en escuelas públicas, desde entonces sucesivas órdenes y disposiciones han venido a facilitar la educación del colectivo, pasando a denominarse minusválidos, disminuidos psíquicos y físicos y, finalmente, alumnos con necesidades educativas especiales, en un deseo de obviar términos que contuviesen algún matiz peyorativo.
La ley que establece las infracciones y sanciones ante la discriminación de estas personas o la Ley de Dependencia que entrará en vigor en 2007, muestra la implicación de España para impulsar el reconocimiento del colectivo

El camino recorrido a lo largo de la historia ha sido largo. Tenemos que remontarnos al siglo XVI para encontrar instituciones que se hicieran cargo de los sordomudos. Pero no fue hasta el siglo XIX y primeras décadas del siglo pasado cuando se comenzaron a atender a los disminuidos psíquicos, físicos y sensoriales. Al principio fueron instituciones privadas o religiosas. Hacia 1960 se realizaron las primeras experiencias de integración en el sistema público en los países escandinavos. Éstas han ido calando paulatinamente en el tejido social de todos los países democráticos. De ahí que debamos felicitarnos por este logro en derechos humanos alcanzado en los inicios del siglo XXI y generalizado hacia todos los países miembros de la ONU.

martes, 12 de septiembre de 2006

Un paseo por la historia


Diego Alatriste es uno de los soldados más sobresalientes de su majestad. En el siglo XVII el ejército español lucha en Flandes y en el conflicto muere un amigo de Alatriste que le pide que cuide de su hijo y le aleje del oficio de soldado. Cuando el flamante espadachín regresa a Madrid se encuentra con un Imperio cabizbajo. El rey Felipe IV no pone trabas a la corrupción y el Conde Duque de Olivares y la Santa Inquisición manejan la situación. Alatriste se verá envuelto en una oscura trama.

La película tiene un guión bien estructurado. Olvidemos que resumen cinco libros de Pérez Reverte, para entender que el lenguaje cinematográfico en nada se parece al literario. Aquí la plasticidad de la imagen está conseguida con una fotografía pensada para recordar los cuadros de Velázquez. La banda sonora se adecua a la película cumpliendo su comentido. Juan Echanove borda un Quevedo pendenciero y crítico con su tiempo.
La decadencia del Imperio Español es patente a lo largo de toda la película, también el homenaje a los tercios de Flandes y su bravura. Se ve como entraba el oro de América y se dilapidaba en mano de una aristocracia amante de las artes y las cacerías.

Llama la atención que se resalte la leyenda negra de la Inquisición y la falta de fe de los protagonistas. Es curioso que se ponga en boca de un espadachín la frase “Después de esto sabes que no hay nada” al tiempo que da una estocada mortal. Es como si quisiera asestar un doble golpe asociando muerte-más allá, nada.

Creo que es una película digna. Se deja ver, no aburre, las escenas de acción están bien hechas. Una producción con vocación de salir al exterior y venderse bien. Os acompaño la ficha técnica y aprovecho para animaros a ver este film.

Director: Agustín Díaz Yanes
Intérpretes: Viggo Mortensen, Eduardo Noriega, Cristina Marcos, Antonio Dechent, Jesús Castejón, Blanca Portillo, Unax Ugalde, Elena Anaya, Javier Cámara, Juan Echanove, Eduard Fernàndez, Ariadna Gil, Enrico Lo Verso
Música: Roque Baños
Fotografía: Paco Femenia
Productor: Antonio Cardenal, Álvaro Augustín
Guión: Agustín Díaz Yanes

Un paseo por la historia


Diego Alatriste es uno de los soldados más sobresalientes de su majestad. En el siglo XVII el ejército español lucha en Flandes y en el conflicto muere un amigo de Alatriste que le pide que cuide de su hijo y le aleje del oficio de soldado. Cuando el flamante espadachín regresa a Madrid se encuentra con un Imperio cabizbajo. El rey Felipe IV no pone trabas a la corrupción y el Conde Duque de Olivares y la Santa Inquisición manejan la situación. Alatriste se verá envuelto en una oscura trama.

La película tiene un guión bien estructurado. Olvidemos que resumen cinco libros de Pérez Reverte, para entender que el lenguaje cinematográfico en nada se parece al literario. Aquí la plasticidad de la imagen está conseguida con una fotografía pensada para recordar los cuadros de Velázquez. La banda sonora se adecua a la película cumpliendo su comentido. Juan Echanove borda un Quevedo pendenciero y crítico con su tiempo.
La decadencia del Imperio Español es patente a lo largo de toda la película, también el homenaje a los tercios de Flandes y su bravura. Se ve como entraba el oro de América y se dilapidaba en mano de una aristocracia amante de las artes y las cacerías.

Llama la atención que se resalte la leyenda negra de la Inquisición y la falta de fe de los protagonistas. Es curioso que se ponga en boca de un espadachín la frase “Después de esto sabes que no hay nada” al tiempo que da una estocada mortal. Es como si quisiera asestar un doble golpe asociando muerte-más allá, nada.

Creo que es una película digna. Se deja ver, no aburre, las escenas de acción están bien hechas. Una producción con vocación de salir al exterior y venderse bien. Os acompaño la ficha técnica y aprovecho para animaros a ver este film.

Director: Agustín Díaz Yanes
Intérpretes: Viggo Mortensen, Eduardo Noriega, Cristina Marcos, Antonio Dechent, Jesús Castejón, Blanca Portillo, Unax Ugalde, Elena Anaya, Javier Cámara, Juan Echanove, Eduard Fernàndez, Ariadna Gil, Enrico Lo Verso
Música: Roque Baños
Fotografía: Paco Femenia
Productor: Antonio Cardenal, Álvaro Augustín
Guión: Agustín Díaz Yanes

jueves, 7 de septiembre de 2006

La potencia espiritual de la mujer




En la entrevista realizada al Papa por la televisión alemana, con motivo de su futura visita a Baviera entre el 9 y 14 de septiembre próximo, a la pregunta “las mujeres son muy activas en las diversas funciones en la Iglesia católica. ¿Su aportación no quedaría más visible, también, en lugares de mayor responsabilidad en la Iglesia?”. Benedicto XVI responde: “las mujeres deben –y nosotros con ellas – buscar por decirlo de alguna manera su justo lugar”. Y cuál es este lugar, el Papa especifica: “la constitución del Colegio de los Apóstoles, nos obliga y no nos permite conferir la ordenación sacerdotal a las mujeres. Pero además no hay que pensar que en la Iglesia la única posibilidad de tener un papel sea la de ser sacerdote. En la historia de la Iglesia hay muchísimos deberes y funciones. Pero existe un problema jurídico: el de la jurisdicción, es decir el hecho que según el Derecho Canónico el poder de tomar decisiones jurídicamente vinculantes va unido al Orden sagrado. Desde este punto de vista hay límites, pero creo que las mismas mujeres, con su empuje y su fuerza, con su superioridad, con aquella que definiría su «potencia espiritual», sabrán hacerse espacio. Y nosotros deberemos intentar ponernos a la escucha de Dios, para que no seamos nosotros a impedirlo, es más nos alegramos de que el elemento femenino obtenga en la Iglesia el pleno lugar de eficacia que le conviene, comenzando por la Madre de Dios y de María Magdalena”.


La verdad me siento reconfortada, ningún Papa anteriormente había concedido tal grado de superioridad a la mujer. De ello se deduce que nosotras a lo nuestro: discutir con los Obispos y cuestionar al Papa, como hicieron anteriormente nuestras ilustres antecesoras Ildegarda de Bingen, Catalina de Siena y Brígida de Suecia, citadas por este orden. He ahí nuestro espacio según el juego de palabras utilizado por Su Santidad. En esta tesitura y haciendo una libre interpretación de la misma, puedo afirmar que el futuro está en manos de la mujer y de su “potencia espiritual”. Sólo tenemos que seguir insistiendo, golpear miles de veces la puerta de la igualdad de géneros, sin dejar de utilizar nuestro empuje y fuerza. El Papa nos comprende, se alegra de que “el elemento femenino obtenga en la Iglesia el pleno lugar de eficacia que le conviene”.


¿Les ha quedado claro?. Pues eso es lo que hay. Yo además de tener en cuenta el lugar reservado a la Madre de Dios y a María Magdalena voy a buscar la biografía de las tres mujeres reseñadas. Siempre hay algo que aprender de las demás.

La potencia espiritual de la mujer




En la entrevista realizada al Papa por la televisión alemana, con motivo de su futura visita a Baviera entre el 9 y 14 de septiembre próximo, a la pregunta “las mujeres son muy activas en las diversas funciones en la Iglesia católica. ¿Su aportación no quedaría más visible, también, en lugares de mayor responsabilidad en la Iglesia?”. Benedicto XVI responde: “las mujeres deben –y nosotros con ellas – buscar por decirlo de alguna manera su justo lugar”. Y cuál es este lugar, el Papa especifica: “la constitución del Colegio de los Apóstoles, nos obliga y no nos permite conferir la ordenación sacerdotal a las mujeres. Pero además no hay que pensar que en la Iglesia la única posibilidad de tener un papel sea la de ser sacerdote. En la historia de la Iglesia hay muchísimos deberes y funciones. Pero existe un problema jurídico: el de la jurisdicción, es decir el hecho que según el Derecho Canónico el poder de tomar decisiones jurídicamente vinculantes va unido al Orden sagrado. Desde este punto de vista hay límites, pero creo que las mismas mujeres, con su empuje y su fuerza, con su superioridad, con aquella que definiría su «potencia espiritual», sabrán hacerse espacio. Y nosotros deberemos intentar ponernos a la escucha de Dios, para que no seamos nosotros a impedirlo, es más nos alegramos de que el elemento femenino obtenga en la Iglesia el pleno lugar de eficacia que le conviene, comenzando por la Madre de Dios y de María Magdalena”.


La verdad me siento reconfortada, ningún Papa anteriormente había concedido tal grado de superioridad a la mujer. De ello se deduce que nosotras a lo nuestro: discutir con los Obispos y cuestionar al Papa, como hicieron anteriormente nuestras ilustres antecesoras Ildegarda de Bingen, Catalina de Siena y Brígida de Suecia, citadas por este orden. He ahí nuestro espacio según el juego de palabras utilizado por Su Santidad. En esta tesitura y haciendo una libre interpretación de la misma, puedo afirmar que el futuro está en manos de la mujer y de su “potencia espiritual”. Sólo tenemos que seguir insistiendo, golpear miles de veces la puerta de la igualdad de géneros, sin dejar de utilizar nuestro empuje y fuerza. El Papa nos comprende, se alegra de que “el elemento femenino obtenga en la Iglesia el pleno lugar de eficacia que le conviene”.


¿Les ha quedado claro?. Pues eso es lo que hay. Yo además de tener en cuenta el lugar reservado a la Madre de Dios y a María Magdalena voy a buscar la biografía de las tres mujeres reseñadas. Siempre hay algo que aprender de las demás.

lunes, 4 de septiembre de 2006

Agentes de paz

Siempre he oído decir que “la mujer del César no sólo debe ser honrada sino parecerlo”. Ese tópico machista por la curiosa metamorfosis del lenguaje me sirve para hablar de Federico Jiménez Losantos. El locutor de la COPE admite que no cree y que no se confiesa hace 35 años.
En principio nada que reprocharle, allá cada uno con sus creencias. Ahora se comprende su crudeza de exposición, su incontinencia verbal, su soberana libertad. No tiene remordimientos ni cargos de conciencia. Pero estando como está la emisora vinculada a la Iglesia, se podría esperar más que una afinidad ideológica una afinidad de creencias, digo yo. Aquí viene lo de la mujer del César, serlo y parecerlo. Algo que a los cristianos se nos exige, no sólo hemos de creer sino que además hemos de evangelizar. Los medios están para informar, pero el cómo se informe depende de la individualidad de cada cuál. Si uno no es cristiano, ni siente ningún respeto humano hacia la difamación y la calumnia, podrá informar pero seguramente realizará esa función con unas normas éticas muy distintas de quien sí cree y además ejerce como tal.
Desde Juan XXIII con su encíclica Pacem in Terris, pasando por todos los Papas posteriores, a los medios y a los comunicadores se les llama a ser agentes de paz. A nadie se le escapa la influencia que tienen para formar o deformar a la opinión pública. De manera que tenemos periódicos de todas las tendencias, cadenas televisivas más objetivas que otras, y blogueros dispuestos a darnos su opinión sobre cualquier tema. La innegable libertad tiene esas cosas, tendencias, carencias, maledicencias y hechos objetivos. Todo en un mismo paquete.
Cuando el Evangelio nos recuerda que “los hijos de las tinieblas son más listos que los hijos de la luz”, se está reconociendo que la ética cristiana es incompatible con ciertas actitudes. Los católicos reconocemos las estrategias de “los hijos de las tinieblas”, esas que dan dinero y prestigio. Pero nos hemos comprometido por nuestra fe a mantenernos alejadas de ellas. Una razón más para que sea tan importante la revolución tecnológica, el individuo desde su hogar opina, cuestiona, e invita a la reflexión.
En la ya lejana XXXVI Jornada Mundial de las comunicaciones sociales, Juan Pablo II definió a “Internet como nuevo foro para proclamar el Evangelio”. Una manera de hacerlo consiste en mantener la ética cristiana por encima de las estadísticas de audiencias, que rebajan la calidad a favor de otras consideraciones. La COPE patrocinada por la Iglesia también debería se agente de paz, de su talante cabe esperar algo más que profesionalidad y buen hacer, según nos recuerdan los últimos Papas.

Agentes de paz

Siempre he oído decir que “la mujer del César no sólo debe ser honrada sino parecerlo”. Ese tópico machista por la curiosa metamorfosis del lenguaje me sirve para hablar de Federico Jiménez Losantos. El locutor de la COPE admite que no cree y que no se confiesa hace 35 años.
En principio nada que reprocharle, allá cada uno con sus creencias. Ahora se comprende su crudeza de exposición, su incontinencia verbal, su soberana libertad. No tiene remordimientos ni cargos de conciencia. Pero estando como está la emisora vinculada a la Iglesia, se podría esperar más que una afinidad ideológica una afinidad de creencias, digo yo. Aquí viene lo de la mujer del César, serlo y parecerlo. Algo que a los cristianos se nos exige, no sólo hemos de creer sino que además hemos de evangelizar. Los medios están para informar, pero el cómo se informe depende de la individualidad de cada cuál. Si uno no es cristiano, ni siente ningún respeto humano hacia la difamación y la calumnia, podrá informar pero seguramente realizará esa función con unas normas éticas muy distintas de quien sí cree y además ejerce como tal.
Desde Juan XXIII con su encíclica Pacem in Terris, pasando por todos los Papas posteriores, a los medios y a los comunicadores se les llama a ser agentes de paz. A nadie se le escapa la influencia que tienen para formar o deformar a la opinión pública. De manera que tenemos periódicos de todas las tendencias, cadenas televisivas más objetivas que otras, y blogueros dispuestos a darnos su opinión sobre cualquier tema. La innegable libertad tiene esas cosas, tendencias, carencias, maledicencias y hechos objetivos. Todo en un mismo paquete.
Cuando el Evangelio nos recuerda que “los hijos de las tinieblas son más listos que los hijos de la luz”, se está reconociendo que la ética cristiana es incompatible con ciertas actitudes. Los católicos reconocemos las estrategias de “los hijos de las tinieblas”, esas que dan dinero y prestigio. Pero nos hemos comprometido por nuestra fe a mantenernos alejadas de ellas. Una razón más para que sea tan importante la revolución tecnológica, el individuo desde su hogar opina, cuestiona, e invita a la reflexión.
En la ya lejana XXXVI Jornada Mundial de las comunicaciones sociales, Juan Pablo II definió a “Internet como nuevo foro para proclamar el Evangelio”. Una manera de hacerlo consiste en mantener la ética cristiana por encima de las estadísticas de audiencias, que rebajan la calidad a favor de otras consideraciones. La COPE patrocinada por la Iglesia también debería se agente de paz, de su talante cabe esperar algo más que profesionalidad y buen hacer, según nos recuerdan los últimos Papas.

viernes, 1 de septiembre de 2006

Espacio sin humo


Desde que el tabaco llegó de América hemos aspirado su humo a través de generaciones. Pero de eso casi nadie se acuerda porque la OMS ha conseguido prohibir fumar en medio mundo en tan sólo dos décadas. A partir del 1 de septiembre en España ya no podremos paladear una taza de café, al tiempo que damos una larga y profunda calada, salvo que pasemos a la zona habilitada para tales menesteres, suponiendo que el local la tenga. El viaje en tren con el flequillo sacudiendo nuestras cabezas mientras echamos el humo por la ventanilla, también ha desaparecido de nuestra retina para depositarse en el reino de los recuerdos. Ahí donde todavía reposa la imagen de Bogart con su sonrisa sardónica y el pitillo entre los labios.
“La femme fatale”, ya no consiste en una mujer envolviendo seductoramente al galán de turno con una bocanada de sus labios. Desaparecen del cine los grandes fumadores, quedan para el archivo cinematográfico de las compañías. Primero se suprimió la publicidad y ahora falta añadir R.I.P a las cajetillas, que ya llevan inscrito: “Fumar es peligroso para la salud de usted y de quienes le rodean”.
Han sido tan constantes los esfuerzos de la OMS, que han conseguido reducir el número de fumadores, eso sí, también han creado una nueva tribu: los viciosos fumadores, que hurtan horas laborales a la empresa para saciar sus instintos. Se les ve en las puertas de las grandes instituciones, salen a la calle y contaminan las aceras. Son una plaga a exterminar, sistemáticamente se les acosa desde todos los frentes. Así están las cosas, tolerancia cero con el tabaco. A esta nueva ley le falta llegar a las pantallas cinematográficas para convertirse en otra leyenda. Solo es necesario que salga un guionista con ingenio, para que sea posible montar una historia a través de los avatares en los restaurantes para adecuarlos a la “ley sin humos”. Filigranas llevan hechas los propietarios para adaptarse a la nueva legislación. Un cortejo de funcionarios está a la espera de salir en búsqueda y captura de quienes infringen la normativa.
Personalmente no he querido someterme a la humillación de salir a fumar un pitillo, me he unido a los desertores del vicio, he conseguido dejar de fumar con voluntad y si no veo fumar, ni me acuerdo del tema. Sin embargo cuando alguien aspira humo a mi lado, me entra un no sé que, para que voy a negarlo. La convicción de que sólo uno, repito, sólo un cigarro, me haría volver al hábito de aspirar humo, me mantiene alerta. Pero estoy por demandar a Tabacalera, en mis tiempos fumar no era peligroso para la salud.
También es verdad que me siento más ligera, con más kilos, pero más ligera. No me he resfriado en todo el invierno y dentro de dos meses cumpliré el primer aniversario sin tabaco. Por favor, no se molesten en felicitarme.

Espacio sin humo


Desde que el tabaco llegó de América hemos aspirado su humo a través de generaciones. Pero de eso casi nadie se acuerda porque la OMS ha conseguido prohibir fumar en medio mundo en tan sólo dos décadas. A partir del 1 de septiembre en España ya no podremos paladear una taza de café, al tiempo que damos una larga y profunda calada, salvo que pasemos a la zona habilitada para tales menesteres, suponiendo que el local la tenga. El viaje en tren con el flequillo sacudiendo nuestras cabezas mientras echamos el humo por la ventanilla, también ha desaparecido de nuestra retina para depositarse en el reino de los recuerdos. Ahí donde todavía reposa la imagen de Bogart con su sonrisa sardónica y el pitillo entre los labios.
“La femme fatale”, ya no consiste en una mujer envolviendo seductoramente al galán de turno con una bocanada de sus labios. Desaparecen del cine los grandes fumadores, quedan para el archivo cinematográfico de las compañías. Primero se suprimió la publicidad y ahora falta añadir R.I.P a las cajetillas, que ya llevan inscrito: “Fumar es peligroso para la salud de usted y de quienes le rodean”.
Han sido tan constantes los esfuerzos de la OMS, que han conseguido reducir el número de fumadores, eso sí, también han creado una nueva tribu: los viciosos fumadores, que hurtan horas laborales a la empresa para saciar sus instintos. Se les ve en las puertas de las grandes instituciones, salen a la calle y contaminan las aceras. Son una plaga a exterminar, sistemáticamente se les acosa desde todos los frentes. Así están las cosas, tolerancia cero con el tabaco. A esta nueva ley le falta llegar a las pantallas cinematográficas para convertirse en otra leyenda. Solo es necesario que salga un guionista con ingenio, para que sea posible montar una historia a través de los avatares en los restaurantes para adecuarlos a la “ley sin humos”. Filigranas llevan hechas los propietarios para adaptarse a la nueva legislación. Un cortejo de funcionarios está a la espera de salir en búsqueda y captura de quienes infringen la normativa.
Personalmente no he querido someterme a la humillación de salir a fumar un pitillo, me he unido a los desertores del vicio, he conseguido dejar de fumar con voluntad y si no veo fumar, ni me acuerdo del tema. Sin embargo cuando alguien aspira humo a mi lado, me entra un no sé que, para que voy a negarlo. La convicción de que sólo uno, repito, sólo un cigarro, me haría volver al hábito de aspirar humo, me mantiene alerta. Pero estoy por demandar a Tabacalera, en mis tiempos fumar no era peligroso para la salud.
También es verdad que me siento más ligera, con más kilos, pero más ligera. No me he resfriado en todo el invierno y dentro de dos meses cumpliré el primer aniversario sin tabaco. Por favor, no se molesten en felicitarme.