La cuestión es, ¿el futuro de cualquier país dependerá de las encuestas?. Si consultamos los medios el resultado parece confabulador. ¿Son todos los que están, están todos los que son?. ¡Vete a saber!. Sin embargo “la dictadura de la opinión común” maneja los hilos de televisiones, emisoras, periódicos y sospecho que también es origen de algunas propuestas del gobierno. No se espanten, vivimos en democracia, eso también significa pluralidad. El poder necesita saber donde dirigir sus zarpas, y ahí es donde viene bien echar mano de las encuestas y de los pulsímetros de opinión.
A estas alturas deben estar preguntándose en el origen de ese nuevo término que alguien ha dado en llamar “dictadura de la opinión común”. Por más que a mí lo de común me suene fatal, la cosa parece estar montada así. Lo dice la mayoría, pues venga, eso es lo que hay que hacer. La cuestión es la siguiente, ¿es buena la mayoría, está equivocada, debo someterme a ella, coincide con mis criterios morales?. Hitler ganó unas elecciones, fue elegido democráticamente, y no por eso dejó de ser un tirano. Los resultados son de sobra conocidos. El holocausto les parecía una solución natural. Resulta monstruoso, pero fue así como se llegó a eliminar a millares de seres humanos.
Considero que soy una ciudadana de a pie, por lo tanto común y eso se adhiere como la polución a los pulmones, mientras pasa por el proceso de inspiración y espiración, se convierte en algo consustancial. Esa es mi zona, la de la mayoría de ciudadanos, que siguen perplejos las luchas mediáticas de cualquier tipo de poder.
Piensen un poco en la relación que se establece en el trabajo, siempre hay alguien por encima que dice lo que se debe hacer. En las familias existe una relación similar, alguno de sus miembros detenta siempre un grado de autoridad incuestionable. En las congregaciones, hay superiores y superioras. En los partidos, presidentes. En los ayuntamientos alcaldes. En los centros educativos directores. De manera que la cosa del poder también es consustancial, viene de lejos, estamos acostumbrados a someternos a la autoridad. Debería decir que es necesario cierto sometimiento para que la sociedad pueda funcionar con un mínimo de cordura. Y sin embargo me molesta que podamos entrar en una espiral de decisiones basadas en “la dictadura de la opinión común”. ¿Ustedes lo comprenden?. Debe ser porque al término dictadura le añaden el adjetivo común. ¿La democracia es común?. ¿El poder es un tirano?. Puede que todo se reduzca a utilizar un calidoscopio para ver el juego de palabras.