sábado, 30 de diciembre de 2006

!!Feliz Año Nuevo 2007!!

A mí me cae bien Rodríguez Zapatero, y más aún la vicepresidenta del gobierno. Tienen un lenguaje lleno de concordia y reconciliación, de pacto y consenso, de manos tendidas. No es posible que ante tamaña buena voluntad caiga mal esta pareja. Hay que reconocer que han metido la gamba, pero a lo hecho pecho y rectificar no está nada mal. Quienes no me caen tan bien son los “hijos de la ira”, con permiso de nuestro poeta Dámaso Alonso. Esos imberbes están educados en la batalla sanguinaria: “o estás conmigo o están contra mí”. ¿Y a ver quién se pone de acuerdo con ellos. ?. Temen por igual al laicismo y al anticlericalismo y hacen bandera de su nacionalismo sectarista. Y qué quieren que les diga, llevamos siglos de tradición que pesan sobre el mismo tema.

Por tanto me mosquea encontrarme un presbítero que me ataca la sociedad como la panacea de todo los males y pecados. Siempre pienso que no están muy en la onda de los ciudadanos de a pie. Pero quien de verdad me pone la carne de gallina, son aquellos que están a favor de la sociedad y sus costumbres. Ahí oyes a los teólogos de la liberación, y no sabes bien si están haciendo un manifiesto político o una homilía. Ya sé que en nada soluciona a los problemas rezar fervorosamente. Pero es que tenemos algunas figuras señeras de la oración contemplativa que no podemos dejar en el baúl de los recuerdos.

Todo esto me lleva al tema actual de los asistentes sociales, enfermeros, maestros y otras profesiones en las cuáles entran de lleno los religiosos@s de hoy de día. Y claro, se necesita explicitar bien el asunto, que todos somos hijos de Dios.

Pero de todo ello ya han hablado largo y claro mis compañeros de blog. No voy a pedir un voto zapateril, que no estamos en época de elecciones. Pero después de lo que ha caído felicitar el año me parece una burla, si no recuerdo el atentado terrible de estas últimas horas. Y yo sólo quiero desear lo mejor a los amigos. “A los enemigos ni agua”, dice el refrán.

Pero bueno aprovecho para hacer un fotomontaje que toque directo al corazón del personal, tan agobiado por los gastos y la cuesta de enero que está al volver la esquina.
Lo dicho a todos: venturoso, próspero, saludable .....año nuevo. Nos vemos si Dios quiere en el 2007.

!!Feliz Año Nuevo 2007!!

A mí me cae bien Rodríguez Zapatero, y más aún la vicepresidenta del gobierno. Tienen un lenguaje lleno de concordia y reconciliación, de pacto y consenso, de manos tendidas. No es posible que ante tamaña buena voluntad caiga mal esta pareja. Hay que reconocer que han metido la gamba, pero a lo hecho pecho y rectificar no está nada mal. Quienes no me caen tan bien son los “hijos de la ira”, con permiso de nuestro poeta Dámaso Alonso. Esos imberbes están educados en la batalla sanguinaria: “o estás conmigo o están contra mí”. ¿Y a ver quién se pone de acuerdo con ellos. ?. Temen por igual al laicismo y al anticlericalismo y hacen bandera de su nacionalismo sectarista. Y qué quieren que les diga, llevamos siglos de tradición que pesan sobre el mismo tema.

Por tanto me mosquea encontrarme un presbítero que me ataca la sociedad como la panacea de todo los males y pecados. Siempre pienso que no están muy en la onda de los ciudadanos de a pie. Pero quien de verdad me pone la carne de gallina, son aquellos que están a favor de la sociedad y sus costumbres. Ahí oyes a los teólogos de la liberación, y no sabes bien si están haciendo un manifiesto político o una homilía. Ya sé que en nada soluciona a los problemas rezar fervorosamente. Pero es que tenemos algunas figuras señeras de la oración contemplativa que no podemos dejar en el baúl de los recuerdos.

Todo esto me lleva al tema actual de los asistentes sociales, enfermeros, maestros y otras profesiones en las cuáles entran de lleno los religiosos@s de hoy de día. Y claro, se necesita explicitar bien el asunto, que todos somos hijos de Dios.

Pero de todo ello ya han hablado largo y claro mis compañeros de blog. No voy a pedir un voto zapateril, que no estamos en época de elecciones. Pero después de lo que ha caído felicitar el año me parece una burla, si no recuerdo el atentado terrible de estas últimas horas. Y yo sólo quiero desear lo mejor a los amigos. “A los enemigos ni agua”, dice el refrán.

Pero bueno aprovecho para hacer un fotomontaje que toque directo al corazón del personal, tan agobiado por los gastos y la cuesta de enero que está al volver la esquina.
Lo dicho a todos: venturoso, próspero, saludable .....año nuevo. Nos vemos si Dios quiere en el 2007.

miércoles, 27 de diciembre de 2006

Carta a los Reyes Magos

Querido Reyes Magos qué alegría, poder escribir a sus Majestades como en mi tierna infancia. Se pueden creer que por aquellos tiempos miraba hacia arriba esperando ver los camellos por los tejados. Ahora ya no puedo, se han levantado edificios de siete pisos – por decir un número- y te entra vértigo. Encima no se ve ninguna estrella porque las luces provocan el efecto apagón del cielo tierno y brillante. Ahora las estrellas nos entran vía directa por el televisor. Hay que ver señores Reyes Magos la Nochebuena que nos dio Raphael, pero bueno ustedes ya le conocen sigue siendo tan niño como cuando cantaba en el coro de su colegio. ¿O eso lo he soñado yo?.

En fin a lo que iba. Yo me conformaría con pedir paz, que no es mucho pedir. Bienestar de ese que da para comer y pagar las facturas todos los meses, pero que también permite hacer algún viaje para desconectar de esta tierra nuestra y sobre todo salud. Que esta máquina que es el cuerpo humano no me falle, que siga reciclándose como la naturaleza, primavera, verano, otoño e invierno. Ahora me tocaría invernar como los osos, en mi confortable madriguera, pero sólo me permiten estar hasta el día 7 de enero. Que no está nada mal. He conocido épocas que justo tres días y para de contar, el resto currando.

Pero digo yo que todo eso queda muy difícil de envolver en papel regalo. Así que me pido el ordenador portátil. Por si no lo trae periodistadigital vía sorteo, igual sus Majestades tienen a bien dejarlo en el balcón de mi casa. Yo les pongo un poco de turrón de Xixona para que repongan fuerzas. De beber nada, agua pura, no sea que les hagan la prueba de alcoholemia y encima les quiten puntos. No se olviden de dejar bien aparcado el camello, en doble fila se lo lleva la grúa y vale un pastón recuperarlo.

Pues bueno, ya ven que pido poco, lo justito para compensar los 300 euros que perdí en una compra por Internet que resultó ser una estafa. Y eso que yo me decía a mi misma, mira chata no te fíes que nadie da euros a diez céntimos, pero ya ven piqué, vaya si piqué. En ese país del Oriente que nos tiene en jaque con sus exportaciones a mitad de precio. Todo porque hacen trabajar como chinos a todos, ni seguro, ni fiesta, ni nada. Curro duro y puro y luego claro, lo venden todo a un euro – en el caso de los honrados- los chorizos si te he visto ni me acuerdo, para que lo sepan sus Majestades y avisen a quien corresponda, que eso de comprar por Internet tiene su riesgo.

Bueno Reyes, que a mí me gusta mucho que sean Magos y creen ilusión a los niños y mayores. Nada más bonito que seguir escribiéndoles año tras año.

Sin otro particular, se despide atentamente, la que suscribe. ¡Ah, y feliz Año Nuevo!.

Carta a los Reyes Magos

Querido Reyes Magos qué alegría, poder escribir a sus Majestades como en mi tierna infancia. Se pueden creer que por aquellos tiempos miraba hacia arriba esperando ver los camellos por los tejados. Ahora ya no puedo, se han levantado edificios de siete pisos – por decir un número- y te entra vértigo. Encima no se ve ninguna estrella porque las luces provocan el efecto apagón del cielo tierno y brillante. Ahora las estrellas nos entran vía directa por el televisor. Hay que ver señores Reyes Magos la Nochebuena que nos dio Raphael, pero bueno ustedes ya le conocen sigue siendo tan niño como cuando cantaba en el coro de su colegio. ¿O eso lo he soñado yo?.

En fin a lo que iba. Yo me conformaría con pedir paz, que no es mucho pedir. Bienestar de ese que da para comer y pagar las facturas todos los meses, pero que también permite hacer algún viaje para desconectar de esta tierra nuestra y sobre todo salud. Que esta máquina que es el cuerpo humano no me falle, que siga reciclándose como la naturaleza, primavera, verano, otoño e invierno. Ahora me tocaría invernar como los osos, en mi confortable madriguera, pero sólo me permiten estar hasta el día 7 de enero. Que no está nada mal. He conocido épocas que justo tres días y para de contar, el resto currando.

Pero digo yo que todo eso queda muy difícil de envolver en papel regalo. Así que me pido el ordenador portátil. Por si no lo trae periodistadigital vía sorteo, igual sus Majestades tienen a bien dejarlo en el balcón de mi casa. Yo les pongo un poco de turrón de Xixona para que repongan fuerzas. De beber nada, agua pura, no sea que les hagan la prueba de alcoholemia y encima les quiten puntos. No se olviden de dejar bien aparcado el camello, en doble fila se lo lleva la grúa y vale un pastón recuperarlo.

Pues bueno, ya ven que pido poco, lo justito para compensar los 300 euros que perdí en una compra por Internet que resultó ser una estafa. Y eso que yo me decía a mi misma, mira chata no te fíes que nadie da euros a diez céntimos, pero ya ven piqué, vaya si piqué. En ese país del Oriente que nos tiene en jaque con sus exportaciones a mitad de precio. Todo porque hacen trabajar como chinos a todos, ni seguro, ni fiesta, ni nada. Curro duro y puro y luego claro, lo venden todo a un euro – en el caso de los honrados- los chorizos si te he visto ni me acuerdo, para que lo sepan sus Majestades y avisen a quien corresponda, que eso de comprar por Internet tiene su riesgo.

Bueno Reyes, que a mí me gusta mucho que sean Magos y creen ilusión a los niños y mayores. Nada más bonito que seguir escribiéndoles año tras año.

Sin otro particular, se despide atentamente, la que suscribe. ¡Ah, y feliz Año Nuevo!.

martes, 26 de diciembre de 2006

De la globalización al diálogo interreligioso



En primer lugar, felicitar a todos estas fiestas de Navidad, desear lo mejor para cada uno de mis lectores. A continuación os dejo con un post de hace días que viene bien leer en estas fechas entrañables donde en tantos hogares se venera al Niño Dios.

El presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso, el cardenal francés Paul Poupard, declaró en Budapest que la Iglesia se enfrenta a la indiferencia frente a la religión, mientras que el ateísmo ha cedido terreno.

Poupard que participa en una conferencia titulada 'Europa en el mundo en cambio', dijo que 'hoy hay menos ateístas que no creyentes e indiferentes'.
'Vivimos en un mundo donde podemos creer sin pertenecer a nada y podemos pertenecer a algo sin creer', dijo el cardenal explicando 'la doble paradoja que caracteriza la situación actual', recoge la agencia MTI.

Por su parte el Presidente de la República, László Sólyom subrayó que 'Europa fue un proyecto de la élite' y lo seguirá siendo si la Unión Europa (UE) no crea una idea 'capaz de dar respuestas instantáneas y una base espiritual unificada'.

El Cardenal tiene razón, si me preguntarán respondería de igual modo. En España son pocos los ateos laicistas y beligerantes. Hacen mucho ruido porque es fácil extrapolar los sentimientos y confrontarlos de manera que susciten polémica y llenen titulares. Pero todavía tenemos una gran mayoría silenciosa y permisiva con las prácticas religiosas. De alguna manera nos respetan, podemos vivir nuestra religiosidad dentro de la Iglesia, fuera sencillamente es démoder, no cuela y produce agrios enfrentamientos. Ahí se necesita mucha mano izquierda, comprender más que imponer. Cuando salen sentimientos airados sobre la moral de la Iglesia, tratan siempre de enfrentarla con cientos de inmoralidades surgidas desde el seno de la Institución. Llámese asociarse al poder civil para conseguir prerrogativas; llámese utilizar medios con poca fuerza evangélica y mucha crispación; llámese preparar solemnidades llenas de boato y ceremonial que se aleja del sentir popular; llámese cometer aberraciones sexuales que siendo lascivias minoritarias, se magnifican en generalizaciones apresuradas. Hay entonces una falta de sintonía entre lo que se dice y lo que se ve.

El principal problema es que la mayoría son católicos desencantados del poder temporal de la Iglesia a la que confunde con la fe en Dios. Otros se quedan con la imagen de un Dios a la carta y siguen funcionando más o menos dentro de los cánones de rutina parroquial.

Asumo lo que me corresponde, no creo que nadie sepa identificarme como cristiana y católica practicante. Sólo en una ocasión me reprocharon ser excesivamente escrupulosa, lo que tomé como un fracaso en lo que se esperaba de mí y como un triunfo en lo que concernía a mi conciencia. Y es que hablar de religión no está bien visto. Yo me he propuesto hacer de este blog un lugar de encuentro entre la fe y el mundo, algunas veces pecaré de escasa formación teológica, pero tal vez refleje mejor lo que nos sucede a los cristianos de a pie. Para enmendarme y rectificar mis errores confío en la sabiduría de los teólogos con quienes comparto espacio en religiondigital.

Pero volviendo al Cardenal resume muy bien la actual situación: “Vivimos en un mundo donde podemos creer sin pertenecer a nada y podemos pertenecer a algo sin creer”. A mi juicio que comparto con otros, presiento que se está imponiendo una configuración de la Unión Europea dejando al margen la religión, precisamente por el espinoso tema del respeto a la pluralidad. Los Gobiernos no quieren entrar en polémicas sobre una base espiritual unificada, y pasan directamente a propuestas laicistas basadas en los Derechos Humanos, como si estos por si mismo resolvieran todos los conflictos. Es cierto que es un avance, una unidad desde donde partir, pero no pueden dar la espalda a las grandes religiones que conviven conjuntamente. En ese sentido resultan esperanzadores los movimientos de la Santa Sede dentro de la diplomacia. La reunión de Benedicto XVI firmando una declaración conjunta con el Arzobispo ortodoxo Chirstodolus afirmando “que las religiones juegan un papel en la transmisión de la paz en el mundo, y no deben, de ninguna manera, ser hogares ni de la intolerancia ni de la violencia”. La visita a Turquía y los significativos movimientos de reconciliación con el Islam, muestran la buena voluntad del Vaticano que sabe abrirse hacia otros credos, partiendo de lo que une. Algo que no es tan frecuente desde otras culturas religiosas, más intransigentes para admitir otras religiones en sus territorios.

Queda pues, mucho camino por recorrer y dentro de cada país la problemática tomará perspectivas sui géneris, porque cada Nación responde desde sus propias peculiaridades.
En cada pueblo y ciudad sucederá otro tanto y se tendrá que converger hacia una convivencia integradota, si no queremos un futuro lleno de ghettos en nuestros barrios.


De la globalización al diálogo interreligioso



En primer lugar, felicitar a todos estas fiestas de Navidad, desear lo mejor para cada uno de mis lectores. A continuación os dejo con un post de hace días que viene bien leer en estas fechas entrañables donde en tantos hogares se venera al Niño Dios.

El presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso, el cardenal francés Paul Poupard, declaró en Budapest que la Iglesia se enfrenta a la indiferencia frente a la religión, mientras que el ateísmo ha cedido terreno.

Poupard que participa en una conferencia titulada 'Europa en el mundo en cambio', dijo que 'hoy hay menos ateístas que no creyentes e indiferentes'.
'Vivimos en un mundo donde podemos creer sin pertenecer a nada y podemos pertenecer a algo sin creer', dijo el cardenal explicando 'la doble paradoja que caracteriza la situación actual', recoge la agencia MTI.

Por su parte el Presidente de la República, László Sólyom subrayó que 'Europa fue un proyecto de la élite' y lo seguirá siendo si la Unión Europa (UE) no crea una idea 'capaz de dar respuestas instantáneas y una base espiritual unificada'.

El Cardenal tiene razón, si me preguntarán respondería de igual modo. En España son pocos los ateos laicistas y beligerantes. Hacen mucho ruido porque es fácil extrapolar los sentimientos y confrontarlos de manera que susciten polémica y llenen titulares. Pero todavía tenemos una gran mayoría silenciosa y permisiva con las prácticas religiosas. De alguna manera nos respetan, podemos vivir nuestra religiosidad dentro de la Iglesia, fuera sencillamente es démoder, no cuela y produce agrios enfrentamientos. Ahí se necesita mucha mano izquierda, comprender más que imponer. Cuando salen sentimientos airados sobre la moral de la Iglesia, tratan siempre de enfrentarla con cientos de inmoralidades surgidas desde el seno de la Institución. Llámese asociarse al poder civil para conseguir prerrogativas; llámese utilizar medios con poca fuerza evangélica y mucha crispación; llámese preparar solemnidades llenas de boato y ceremonial que se aleja del sentir popular; llámese cometer aberraciones sexuales que siendo lascivias minoritarias, se magnifican en generalizaciones apresuradas. Hay entonces una falta de sintonía entre lo que se dice y lo que se ve.

El principal problema es que la mayoría son católicos desencantados del poder temporal de la Iglesia a la que confunde con la fe en Dios. Otros se quedan con la imagen de un Dios a la carta y siguen funcionando más o menos dentro de los cánones de rutina parroquial.

Asumo lo que me corresponde, no creo que nadie sepa identificarme como cristiana y católica practicante. Sólo en una ocasión me reprocharon ser excesivamente escrupulosa, lo que tomé como un fracaso en lo que se esperaba de mí y como un triunfo en lo que concernía a mi conciencia. Y es que hablar de religión no está bien visto. Yo me he propuesto hacer de este blog un lugar de encuentro entre la fe y el mundo, algunas veces pecaré de escasa formación teológica, pero tal vez refleje mejor lo que nos sucede a los cristianos de a pie. Para enmendarme y rectificar mis errores confío en la sabiduría de los teólogos con quienes comparto espacio en religiondigital.

Pero volviendo al Cardenal resume muy bien la actual situación: “Vivimos en un mundo donde podemos creer sin pertenecer a nada y podemos pertenecer a algo sin creer”. A mi juicio que comparto con otros, presiento que se está imponiendo una configuración de la Unión Europea dejando al margen la religión, precisamente por el espinoso tema del respeto a la pluralidad. Los Gobiernos no quieren entrar en polémicas sobre una base espiritual unificada, y pasan directamente a propuestas laicistas basadas en los Derechos Humanos, como si estos por si mismo resolvieran todos los conflictos. Es cierto que es un avance, una unidad desde donde partir, pero no pueden dar la espalda a las grandes religiones que conviven conjuntamente. En ese sentido resultan esperanzadores los movimientos de la Santa Sede dentro de la diplomacia. La reunión de Benedicto XVI firmando una declaración conjunta con el Arzobispo ortodoxo Chirstodolus afirmando “que las religiones juegan un papel en la transmisión de la paz en el mundo, y no deben, de ninguna manera, ser hogares ni de la intolerancia ni de la violencia”. La visita a Turquía y los significativos movimientos de reconciliación con el Islam, muestran la buena voluntad del Vaticano que sabe abrirse hacia otros credos, partiendo de lo que une. Algo que no es tan frecuente desde otras culturas religiosas, más intransigentes para admitir otras religiones en sus territorios.

Queda pues, mucho camino por recorrer y dentro de cada país la problemática tomará perspectivas sui géneris, porque cada Nación responde desde sus propias peculiaridades.
En cada pueblo y ciudad sucederá otro tanto y se tendrá que converger hacia una convivencia integradota, si no queremos un futuro lleno de ghettos en nuestros barrios.


jueves, 21 de diciembre de 2006

De la Navidad a Invernalia

Mira que leo tonterías al día, son tantas y continuas que termino por tragármelas como verídicas. Y es que es imposible ir a las fuentes y contrastar opiniones, sin disponer de un montón de tiempo. Además, si de entrada la noticia no te cuela, pues para qué vas a molestarte. Pero en eso estamos. Internet es el ágora pública donde acudimos a quemar adrenalina y cotillear en modalidad cibernáutica. No se iban a llevar todos los méritos los programitas televisivos. Estamos en una nueva época donde las cosas van definiéndose lentamente, porque la técnica avanza que es una barbaridad y nos supera a todos. A mí me gustaría colgar algunos Power Point para los amigos. En eso nuestro compañero Nicolás de la Carrera es un verdadero manitas. Pero confieso que me faltan algunos cursos para llegar a ese nivel. Todo se andará.
A lo que iba, primero fueron las prohibiciones de llevar el velo en Francia; luego vino el espinoso asuntillo de sancionar a una empleada por llevar una cruz en un servicio público; después despotricamos sobre el burka y esas costumbres que traen consigo la savia joven del producto interior bruto con el que nos estamos nutriendo a base de cayucos y permisos de residencia tipo turista indefinido.
Hoy mis compañeros protestantes nos hablan de convertir la Navidad en Invernalia. EE.UU. y el Reino Unido barajan la posibilidad de cambiar el nombre a la Navidad para dejarla sin significación religiosa, no vayamos a ofender a todo el personal no cristiano. Así que ni cortos ni perezosos para no hundir el negocio y el consumismo, han decidido cambiar el nombre. Esto serán las vacaciones de invierno. Sin embargo lo curioso es ha surgido la colaboración islamo-cristiana para preservar la Navidad y que se respete su significado. Al parecer la paganización o el laicismo de Invernalia sólo satisface a los ateo quienes buscan cualquier excusa para suprimir el contenido religioso en todos los lugares públicos. Esto último lo digo yo, por una curiosa regla de tres, nada matemática pero bastante lógica. Y es que la Alianza de Civilizaciones tiene su vertiente laica presidida por quien ya sabemos, y su vertiente religiosa que empezó Juan Pablo II y ha proseguido Benedicto XVI.
El asunto no tiene desperdicio porque seguirá debatiéndose a fuerza de vivir situaciones nuevas y paradójicas. En mi caso este festival de Navidad celebraremos un baile africano con una alumna china, mientras que el baile chino tendrá una alumna africana. Estoy sobria, es un dato anecdótico de los muchos que van saliendo por ahí. De manera que cada uno que vaya arrimando el ascua a su sardina. Y a nosotros nos toca la interculturalidad, ínterreligiosidad y la tolerancia que no sea goleada general por ignorancia supina.
Viene bien que las familias se reúnan para algo más que una cena. De mayores recordamos las historias que nos contaron en nuestra infancia. La tradición de los cuentos populares tiene toda una vertiente oral junto a la lumbre en reunión familiar. Y esas cosas dejan un poso de herencia que conviene preservar. Yo asocio estas fechas con mis vacaciones infantiles y una película de Frank Capra: “Qué bello es vivir”. Pertenezco a la generación de la televisión, pero también he adquirido mi bagaje de relatos navideños, unos en los libros, otros en la familia. Y me niego a que esto se convierta en Invernalia. Al menos que no me cambien el nombre, porque la magia de los Reyes versión Harry Potter, ya me la conozco.

De la Navidad a Invernalia

Mira que leo tonterías al día, son tantas y continuas que termino por tragármelas como verídicas. Y es que es imposible ir a las fuentes y contrastar opiniones, sin disponer de un montón de tiempo. Además, si de entrada la noticia no te cuela, pues para qué vas a molestarte. Pero en eso estamos. Internet es el ágora pública donde acudimos a quemar adrenalina y cotillear en modalidad cibernáutica. No se iban a llevar todos los méritos los programitas televisivos. Estamos en una nueva época donde las cosas van definiéndose lentamente, porque la técnica avanza que es una barbaridad y nos supera a todos. A mí me gustaría colgar algunos Power Point para los amigos. En eso nuestro compañero Nicolás de la Carrera es un verdadero manitas. Pero confieso que me faltan algunos cursos para llegar a ese nivel. Todo se andará.
A lo que iba, primero fueron las prohibiciones de llevar el velo en Francia; luego vino el espinoso asuntillo de sancionar a una empleada por llevar una cruz en un servicio público; después despotricamos sobre el burka y esas costumbres que traen consigo la savia joven del producto interior bruto con el que nos estamos nutriendo a base de cayucos y permisos de residencia tipo turista indefinido.
Hoy mis compañeros protestantes nos hablan de convertir la Navidad en Invernalia. EE.UU. y el Reino Unido barajan la posibilidad de cambiar el nombre a la Navidad para dejarla sin significación religiosa, no vayamos a ofender a todo el personal no cristiano. Así que ni cortos ni perezosos para no hundir el negocio y el consumismo, han decidido cambiar el nombre. Esto serán las vacaciones de invierno. Sin embargo lo curioso es ha surgido la colaboración islamo-cristiana para preservar la Navidad y que se respete su significado. Al parecer la paganización o el laicismo de Invernalia sólo satisface a los ateo quienes buscan cualquier excusa para suprimir el contenido religioso en todos los lugares públicos. Esto último lo digo yo, por una curiosa regla de tres, nada matemática pero bastante lógica. Y es que la Alianza de Civilizaciones tiene su vertiente laica presidida por quien ya sabemos, y su vertiente religiosa que empezó Juan Pablo II y ha proseguido Benedicto XVI.
El asunto no tiene desperdicio porque seguirá debatiéndose a fuerza de vivir situaciones nuevas y paradójicas. En mi caso este festival de Navidad celebraremos un baile africano con una alumna china, mientras que el baile chino tendrá una alumna africana. Estoy sobria, es un dato anecdótico de los muchos que van saliendo por ahí. De manera que cada uno que vaya arrimando el ascua a su sardina. Y a nosotros nos toca la interculturalidad, ínterreligiosidad y la tolerancia que no sea goleada general por ignorancia supina.
Viene bien que las familias se reúnan para algo más que una cena. De mayores recordamos las historias que nos contaron en nuestra infancia. La tradición de los cuentos populares tiene toda una vertiente oral junto a la lumbre en reunión familiar. Y esas cosas dejan un poso de herencia que conviene preservar. Yo asocio estas fechas con mis vacaciones infantiles y una película de Frank Capra: “Qué bello es vivir”. Pertenezco a la generación de la televisión, pero también he adquirido mi bagaje de relatos navideños, unos en los libros, otros en la familia. Y me niego a que esto se convierta en Invernalia. Al menos que no me cambien el nombre, porque la magia de los Reyes versión Harry Potter, ya me la conozco.

viernes, 15 de diciembre de 2006

Ande, ande, ande, que la Navidad no te espante


En estas fechas que estamos comenzando a vivir el preludio de la Navidad. Época de consumo familiar y opíparos manjares. No es posible determinar cuanto se gasta cada familia, sin faltar a la verdad. Porque cuando se hacen las estadísticas no se tiene en cuenta que unos apenas si pueden celebrarlo y otros, derrochan a manos llenas, con lo que el porcentaje estimado es más una patochada que otra cosa. Pero así y todo sirve, ya lo creo que sirve. De entrada para saber que sin dejar de comer o cenar, limitándonos a seguir un ritmo de vida normal, ahorraríamos unos cuantos euros que muy bien podrían utilizarse para construir un pozo de agua en África que abastezca a toda una población. Piénsenlo un poco, creo que fue Ghandi quien dijo “aquello que te sobra se lo has robado a los demás”. Ya saben, vamos a ir de atraco en atraco estas fechas, porque nos será prácticamente imposible vencer el consumismo, bien sea en regalos o en viandas.

Pues bien, de lo que se trata es de conmemorar la Natividad del Señor que sucedió en un establo, sin tener acomodo en ninguna posada, rodeado de la más absoluta pobreza. Y como testigos, unos simples pastores. No necesito recurrir a Internet para saber como se celebra una Navidad austera y en familia. Me lo contó mi madre, quien a su vez lo escuchó referir de la suya. Y les aconsejo que ustedes aprovechen para conocer esos datos de sus mayores. Nos podríamos remontar al momento previo a nuestra espantosa guerra civil.

Era una cena más, con algunos complementos que en aquellas fechas consistían en castañas asadas, boniatos y mazapanes, para dar un cierto grado de solemnidad a la fiesta. Luego se acudía a la misa del gallo, donde convergían todos los vecinos del pueblo. No había llegado la masificación a los poblados cercanos a las capitales, que hoy se han convertido en el cinturón económico de las mismas. No existían salidas a espectáculos, aunque seguramente los hubiera en la ciudad, pero no era costumbre frecuentarlos en aquellas fechas. Algo que se ha mantenido hasta la actualidad cuando en la Noche Buena toda la familia se reúne para cantar villancicos, sin necesidad de ser religiosos practicantes. Alguno habrá que abominará de los cánticos y tomando la potestad que le da ser padre o madre de familia, suprimirá la tradición. Pero conviene que se sepa a qué obedece ese folklore general de luces, cánticos y adornos.

¿Desde cuándo gozamos de estas Navidades consumistas?. Yo creo que fue a partir de la llegada de la televisión. Ya saben que estamos conmemorando los cincuentas años de la misma. Aunque realmente fue un poco más tarde cuando la tele entró como un electrodoméstico más al hogar. Porque en los primeros tiempos muchos se limitaban a ir a ver la televisión al bar o al casino más próximo, ya que nadie disponía de presupuesto para adquirir un bien que parecía de lujo. Llegaron entonces los pagos aplazados y el consumo se popularizó. Estamos ya en los felices setenta.

Muchos de los cambios acaecidos desde entonces se deben a la televisión: campañas Navideñas de regalos, productos gastronómico, abetos centroeuropeos que suprimieron al tradicional Belén, así como el simpático Santa Claus que viene en Navidad sin destronar a los Reyes que llegan un poco rezagados y apenas dejan disfrutar a los niños de sus juguetes.

En fin que la mayoría se adecua a los tiempos sin mayores problemas, aunque vendría bien ser más consecuentes con las creencias y dejarse de tanta zarandaja consumista. Pensemos un poco en los demás, las miles de personas que ni celebran ni celebrarán nunca la Navidad. Y recordemos a quienes hemos entrado en un nuevo año litúrgico con la llegada del Adviento, que debemos prepararnos no para consumir, sino para transformar nuestro interior.

Ande, ande, ande, que la Navidad no te espante


En estas fechas que estamos comenzando a vivir el preludio de la Navidad. Época de consumo familiar y opíparos manjares. No es posible determinar cuanto se gasta cada familia, sin faltar a la verdad. Porque cuando se hacen las estadísticas no se tiene en cuenta que unos apenas si pueden celebrarlo y otros, derrochan a manos llenas, con lo que el porcentaje estimado es más una patochada que otra cosa. Pero así y todo sirve, ya lo creo que sirve. De entrada para saber que sin dejar de comer o cenar, limitándonos a seguir un ritmo de vida normal, ahorraríamos unos cuantos euros que muy bien podrían utilizarse para construir un pozo de agua en África que abastezca a toda una población. Piénsenlo un poco, creo que fue Ghandi quien dijo “aquello que te sobra se lo has robado a los demás”. Ya saben, vamos a ir de atraco en atraco estas fechas, porque nos será prácticamente imposible vencer el consumismo, bien sea en regalos o en viandas.

Pues bien, de lo que se trata es de conmemorar la Natividad del Señor que sucedió en un establo, sin tener acomodo en ninguna posada, rodeado de la más absoluta pobreza. Y como testigos, unos simples pastores. No necesito recurrir a Internet para saber como se celebra una Navidad austera y en familia. Me lo contó mi madre, quien a su vez lo escuchó referir de la suya. Y les aconsejo que ustedes aprovechen para conocer esos datos de sus mayores. Nos podríamos remontar al momento previo a nuestra espantosa guerra civil.

Era una cena más, con algunos complementos que en aquellas fechas consistían en castañas asadas, boniatos y mazapanes, para dar un cierto grado de solemnidad a la fiesta. Luego se acudía a la misa del gallo, donde convergían todos los vecinos del pueblo. No había llegado la masificación a los poblados cercanos a las capitales, que hoy se han convertido en el cinturón económico de las mismas. No existían salidas a espectáculos, aunque seguramente los hubiera en la ciudad, pero no era costumbre frecuentarlos en aquellas fechas. Algo que se ha mantenido hasta la actualidad cuando en la Noche Buena toda la familia se reúne para cantar villancicos, sin necesidad de ser religiosos practicantes. Alguno habrá que abominará de los cánticos y tomando la potestad que le da ser padre o madre de familia, suprimirá la tradición. Pero conviene que se sepa a qué obedece ese folklore general de luces, cánticos y adornos.

¿Desde cuándo gozamos de estas Navidades consumistas?. Yo creo que fue a partir de la llegada de la televisión. Ya saben que estamos conmemorando los cincuentas años de la misma. Aunque realmente fue un poco más tarde cuando la tele entró como un electrodoméstico más al hogar. Porque en los primeros tiempos muchos se limitaban a ir a ver la televisión al bar o al casino más próximo, ya que nadie disponía de presupuesto para adquirir un bien que parecía de lujo. Llegaron entonces los pagos aplazados y el consumo se popularizó. Estamos ya en los felices setenta.

Muchos de los cambios acaecidos desde entonces se deben a la televisión: campañas Navideñas de regalos, productos gastronómico, abetos centroeuropeos que suprimieron al tradicional Belén, así como el simpático Santa Claus que viene en Navidad sin destronar a los Reyes que llegan un poco rezagados y apenas dejan disfrutar a los niños de sus juguetes.

En fin que la mayoría se adecua a los tiempos sin mayores problemas, aunque vendría bien ser más consecuentes con las creencias y dejarse de tanta zarandaja consumista. Pensemos un poco en los demás, las miles de personas que ni celebran ni celebrarán nunca la Navidad. Y recordemos a quienes hemos entrado en un nuevo año litúrgico con la llegada del Adviento, que debemos prepararnos no para consumir, sino para transformar nuestro interior.

sábado, 9 de diciembre de 2006

Los fantasmas de Goya



He visto la pesadilla que han dado en titular los Fantasmas de Goya. Una película montada alrededor del pintor español con una trama absolutamente ridícula. Hay que reconocer su buena fotografía, la calidad interpretativa e incluso la banda sonora. Podría ser una película muy digna, si no estuviera realizada con el exclusivo interés de atacar a la Iglesia. La imagen de ésta queda completamente deteriorada en la cinta. Una España negra, llena de fanatismo religioso, donde la monarquía se dedica a la caza con una total abulia hacia los temas de Estado.

Me parece un guión forzado en el cuál, Milos Forman y Jean-Claude Carriere han fabricado una historia inverosímil con objeto de destacar más la leyenda negra de la Inquisición. Si la tortura allí llamada “someter a cuestión”, se practicaba con aquella impunidad, sin que el dinero o el poder del propio Rey pudieran hacer nada. Sólo le bastaba añadir una injusta condena para que el maquiavelismo haga el resto. A la joven protagonista Natalie Portman, la someten a toda suerte de tropelías que, eso sí, le sirven para demostrar su talento como actriz. En cuanto al papel de Javier Bardem, le ofrece a nuestro actor la oportunidad de desarrollar una impecable interpretación, en la piel de un religioso ilustrado y amante del arte, capaz de cualquier cosa por medrar en su carrera eclesiástica.

Milos Forman dirige con acierto, pero la historia no se sostiene por sí misma. Los fantasmas de Goya podrían haber aludido a su época más oscura como pintor, sin embargo están relacionados con la historia de la joven. En el colmo de lo rocambolesco los grabados del pintor pasan de soslayo por manos de la Inquisición, mientras Natalie Portman es acusada de un delito imaginario.

En una película de Goya llama la atención la ausencia de la Duquesa de Alba, no se sabe bien si por ello han querido añadir el dato pintoresco: el hijo de la actual duquesa, Cayetano, aparece en un blanco corcel como el duque de Wellington. Se habrá visto mayor despropósito.

Los fantasmas de Goya



He visto la pesadilla que han dado en titular los Fantasmas de Goya. Una película montada alrededor del pintor español con una trama absolutamente ridícula. Hay que reconocer su buena fotografía, la calidad interpretativa e incluso la banda sonora. Podría ser una película muy digna, si no estuviera realizada con el exclusivo interés de atacar a la Iglesia. La imagen de ésta queda completamente deteriorada en la cinta. Una España negra, llena de fanatismo religioso, donde la monarquía se dedica a la caza con una total abulia hacia los temas de Estado.

Me parece un guión forzado en el cuál, Milos Forman y Jean-Claude Carriere han fabricado una historia inverosímil con objeto de destacar más la leyenda negra de la Inquisición. Si la tortura allí llamada “someter a cuestión”, se practicaba con aquella impunidad, sin que el dinero o el poder del propio Rey pudieran hacer nada. Sólo le bastaba añadir una injusta condena para que el maquiavelismo haga el resto. A la joven protagonista Natalie Portman, la someten a toda suerte de tropelías que, eso sí, le sirven para demostrar su talento como actriz. En cuanto al papel de Javier Bardem, le ofrece a nuestro actor la oportunidad de desarrollar una impecable interpretación, en la piel de un religioso ilustrado y amante del arte, capaz de cualquier cosa por medrar en su carrera eclesiástica.

Milos Forman dirige con acierto, pero la historia no se sostiene por sí misma. Los fantasmas de Goya podrían haber aludido a su época más oscura como pintor, sin embargo están relacionados con la historia de la joven. En el colmo de lo rocambolesco los grabados del pintor pasan de soslayo por manos de la Inquisición, mientras Natalie Portman es acusada de un delito imaginario.

En una película de Goya llama la atención la ausencia de la Duquesa de Alba, no se sabe bien si por ello han querido añadir el dato pintoresco: el hijo de la actual duquesa, Cayetano, aparece en un blanco corcel como el duque de Wellington. Se habrá visto mayor despropósito.

sábado, 2 de diciembre de 2006

Pues eso de las encuentas no está claro



No parece que las encuestas tengan más importancia que la de dar conversación en tertulias de café. A tenor de los resultados ante algunos vaticinios, empiezo a pensar que son más bien inútiles. De momento este blog, que para algunos podrá considerarse marginal, sigue creciendo en número de visitas. Algo bastante paradójico si tenemos en cuenta el escaso prestigio que proclaman las encuestas y lo mal que están las Iglesias de fieles. Aunque seamos pocos, yo creo que vamos empezando a hacer ruido. Porque cuando tosemos algunos aprovechan para hablar de las dos Españas. Que ya hay que tener mala idea. No hay dos Españas, lo nuestro es un popurrí de tomo y lomo. Por eso asociar catolicismo con un partido concreto, a quien más perjudica es a ese partido. Y encima fastidia a quienes no tenemos cuota de militancia en ninguno.

La estrategia de vender la progresía, la bonanza económica y el liderazgo de supuestas Alianzas, parece que no da el fruto deseado. Y es que para mí que los españoles no somos tan tontos como algunos pretenden. El engaño no va a durar legislatura tras legislatura, aunque ese sea el propósito.

Por lo pronto ya no gozamos fuera del glamour que nos adornó en otros periodos. Nos critican por las formas y por el tono. Algo que va de mal a peor desde que la libertad explotó como una botella de champán, derramándose por el suelo. Todo parecía justificado en nombre de esa sacrosanta palabra. Pues bien, libertad de expresión, no es lo mismo que mal gusto, vocabulario soez, pérdida de modales y opiniones mediatizadas. Pero la progresía se vendió con música incluida “¿A quién le importa lo que yo diga?” proclamaba Alaska en los ochenta, a los papás de ahora. Resultado, no tener claro el concepto de libertad, confundir el culo con las témporas y mal criar a los hijos que se les suben por las paredes sin que ellos sepan como evitarlo. No todo el mundo es así, pero ya que vamos de generalizaciones, pongamos por caso que no hay tiempo material para dedicarlo a los hijos.

Ahora, retomamos pedagogías del pasado, es decir buscamos superar la tendencia permisiva que se había confundido con la tolerancia, admitiendo que ambos conceptos tratan de temas diferentes. Hasta el mismo Gobierno desea devolver la autoridad a los maestros, a ver si consiguen frenar el vandalismo en las aulas. Se apuesta por una asignatura que eduque y siguen olvidando que la familia es la célula principal de la sociedad. No es que sean las palabras del Papa, sino la misma historia de la humanidad. Si la familia está enferma, toda la sociedad lo estará en el futuro.

A las cosas hay que llamarlas lo que son, el padre o la madre no es el coleguilla de sus hijos, como tampoco lo puede ser el profesor. Querer ponernos a todos al mismo nivel es confundir a quienes todavía no tienen claras las referencias y los límites. Ahí tenemos los resultados. Hay una alarma social respecto a la violencia en las aulas, como la hay con la violencia de género.

Y digo yo que intentar construir una sociedad sin referentes éticos claros, es la peor de las apuestas para el futuro. ¿Pero cómo evitarlo?. Si lo que cuenta es el tener más que el ser. Si las profesiones adquieren su prestigio según el ingreso de final de mes. Si vale más medrar que ser un buen profesional. ¿De qué vamos quejándonos?.

Pues eso de las encuentas no está claro



No parece que las encuestas tengan más importancia que la de dar conversación en tertulias de café. A tenor de los resultados ante algunos vaticinios, empiezo a pensar que son más bien inútiles. De momento este blog, que para algunos podrá considerarse marginal, sigue creciendo en número de visitas. Algo bastante paradójico si tenemos en cuenta el escaso prestigio que proclaman las encuestas y lo mal que están las Iglesias de fieles. Aunque seamos pocos, yo creo que vamos empezando a hacer ruido. Porque cuando tosemos algunos aprovechan para hablar de las dos Españas. Que ya hay que tener mala idea. No hay dos Españas, lo nuestro es un popurrí de tomo y lomo. Por eso asociar catolicismo con un partido concreto, a quien más perjudica es a ese partido. Y encima fastidia a quienes no tenemos cuota de militancia en ninguno.

La estrategia de vender la progresía, la bonanza económica y el liderazgo de supuestas Alianzas, parece que no da el fruto deseado. Y es que para mí que los españoles no somos tan tontos como algunos pretenden. El engaño no va a durar legislatura tras legislatura, aunque ese sea el propósito.

Por lo pronto ya no gozamos fuera del glamour que nos adornó en otros periodos. Nos critican por las formas y por el tono. Algo que va de mal a peor desde que la libertad explotó como una botella de champán, derramándose por el suelo. Todo parecía justificado en nombre de esa sacrosanta palabra. Pues bien, libertad de expresión, no es lo mismo que mal gusto, vocabulario soez, pérdida de modales y opiniones mediatizadas. Pero la progresía se vendió con música incluida “¿A quién le importa lo que yo diga?” proclamaba Alaska en los ochenta, a los papás de ahora. Resultado, no tener claro el concepto de libertad, confundir el culo con las témporas y mal criar a los hijos que se les suben por las paredes sin que ellos sepan como evitarlo. No todo el mundo es así, pero ya que vamos de generalizaciones, pongamos por caso que no hay tiempo material para dedicarlo a los hijos.

Ahora, retomamos pedagogías del pasado, es decir buscamos superar la tendencia permisiva que se había confundido con la tolerancia, admitiendo que ambos conceptos tratan de temas diferentes. Hasta el mismo Gobierno desea devolver la autoridad a los maestros, a ver si consiguen frenar el vandalismo en las aulas. Se apuesta por una asignatura que eduque y siguen olvidando que la familia es la célula principal de la sociedad. No es que sean las palabras del Papa, sino la misma historia de la humanidad. Si la familia está enferma, toda la sociedad lo estará en el futuro.

A las cosas hay que llamarlas lo que son, el padre o la madre no es el coleguilla de sus hijos, como tampoco lo puede ser el profesor. Querer ponernos a todos al mismo nivel es confundir a quienes todavía no tienen claras las referencias y los límites. Ahí tenemos los resultados. Hay una alarma social respecto a la violencia en las aulas, como la hay con la violencia de género.

Y digo yo que intentar construir una sociedad sin referentes éticos claros, es la peor de las apuestas para el futuro. ¿Pero cómo evitarlo?. Si lo que cuenta es el tener más que el ser. Si las profesiones adquieren su prestigio según el ingreso de final de mes. Si vale más medrar que ser un buen profesional. ¿De qué vamos quejándonos?.