sábado, 27 de enero de 2007

El documento no tiene desperdicio y circula por la red. Corresponde a un contrato entre una maestra y el Consejo de Educación de la Escuela del año 1.923, al ser casi ilegible lo reproduzco íntegro por considerar que viene bien recordar cómo estuvieron las cosas y cómo se ha avanzado. En mi centro se ha dudado de la verosimilitud del documento. Pero mejor que lo lean:
“Este es un acuerdo entre la señorita. maestra, y el Consejo de Educación de la Escuela.....por la cual la señorita....acuerda impartir clases durante un periodo de ocho meses a partir del.....de septiembre de 1.923. El consejo de Educación acuerda pagar a la señorita. la cantidad de ....(*75) mensuales.
La señorita acuerda:
1. - No casarse. Este contrato queda automáticamente anulado y sin efecto si la maestra se casa.
2. - No andar en compañía de hombres.
3. - Estar en su casa entre las 8:00 de la tarde y las 6:00 de la mañana, a menos que sea atender en función escolar.
4. - No pasear por heladerías del centro de la ciudad.
5. - No abandonar la ciudad bajo ningún concepto sin permiso del presidente del Consejo de Delegados.
6. - No fumar cigarrillos. Este contrato quedará automáticamente anulado y sin efecto si se encontrara a la maestra fumando.
7. - No beber cerveza, vino ni whisky. Este contrato quedará automáticamente anulado y sin efecto si se encuentra la maestra bebiendo cerveza, vino o whisky
8. - No viajar en coche o automóvil con ningún hombres, excepto su hermano o su padre.
9. - No vestir ropas de colores brillantes.
10. - No teñirse el pelo
11. - Usar al menos dos enaguas
12. - No usar vestidos que queden a más de cinco centímetros por encima de los tobillos
13. - Mantener limpia el aula: barrer el suelo al menos una vez al día, fregar el suelo del aula al menos una vez por semana con agua caliente; limpiar la pizarra al menos una vez al día; encender el fuego a las 7’00, de modo que la habitación esté caliente a las 8’00, cuando lleguen los niños
14. - No usar polvos faciales, no maquillarse ni pintarse los labios.
Me he molestado en averiguar qué gobierno nos representaba. Estábamos en la dictadura militar de Primo de Rivera, donde se habían prohibido los partidos políticos y abolido las libertades.

Como ya se sabe la mujer no tendría derecho al voto hasta 1.931. España en cuestión de sufragistas estaba muy por debajo de lo que sucedía en New York. Londres, Berlín o París. El analfabetismo se extendía por todas las comarcas y como pioneras en educación se encontraban algunas órdenes religiosas. Así que hemos deducido que ésta debió de ser una de las primeras mujeres dedicada a la enseñanza, que era obligada a un servilismo patriarcal que pone los pelos de punta. Pues bien no hace ni cien años de este dislate en el túnel del tiempo.

Yo creo que en la actualidad ningún padre dejaría que su hija firmase un contrato con esas condiciones. Lo que demuestra que en cuestión de costumbres y modas estamos bastante condicionados por el ambiente que nos rodea.

Sin embargo no hace mucho leí que una trabajadora había sido avisada que de quedarse embarazada sería despedida, cosa que efectivamente sucedió por el deseo expreso de la trabajadora a acceder a la maternidad. El caso se resuelve actualmente entre sindicatos y tribunales, de ello se informó en algunos medios de comunicación. Ya sabemos que el motivo de no querer mujeres embarazadas es el coste económico que supone sus ausencias por motivos médicos.

Podríamos analizar contratos draconianos de la actualidad, pero me voy a ceñir al que afecta directamente a la familia. El problema es que no se ha pensado en preparar a las empresas para que sus trabajadores tengan facilidades para acceder a la maternidad y paternidad. Ni económicamente existen facilidades para la vivienda, ni facilidades para la familia. Algunos hablan de verdadera desprotección de la familia por nuestros últimos gobiernos.

El documento en cuestión sólo demuestra hasta qué punto se puede avasallar con cláusulas abusivas y que el pasado es actual aunque las condiciones evidentemente hayan cambiado. Porque siguen los contratos basura y la tensión de las cajeras de supermercados para mantener sus puestos, de las empleadas en fábricas, de las mujeres de la limpieza etc. Mucho ha avanzado la legislación, pero en realidad acudir a la justicia sólo pueden hacerlo aquellas que tienen un respaldo económico, que les permite esperar la resolución de los tribunales sin agobios, lo cuál evidencia que se haga tan difícil cumplir con la legalidad y tan fáciles las irregularidades laborales.
El documento no tiene desperdicio y circula por la red. Corresponde a un contrato entre una maestra y el Consejo de Educación de la Escuela del año 1.923, al ser casi ilegible lo reproduzco íntegro por considerar que viene bien recordar cómo estuvieron las cosas y cómo se ha avanzado. En mi centro se ha dudado de la verosimilitud del documento. Pero mejor que lo lean:
“Este es un acuerdo entre la señorita. maestra, y el Consejo de Educación de la Escuela.....por la cual la señorita....acuerda impartir clases durante un periodo de ocho meses a partir del.....de septiembre de 1.923. El consejo de Educación acuerda pagar a la señorita. la cantidad de ....(*75) mensuales.
La señorita acuerda:
1. - No casarse. Este contrato queda automáticamente anulado y sin efecto si la maestra se casa.
2. - No andar en compañía de hombres.
3. - Estar en su casa entre las 8:00 de la tarde y las 6:00 de la mañana, a menos que sea atender en función escolar.
4. - No pasear por heladerías del centro de la ciudad.
5. - No abandonar la ciudad bajo ningún concepto sin permiso del presidente del Consejo de Delegados.
6. - No fumar cigarrillos. Este contrato quedará automáticamente anulado y sin efecto si se encontrara a la maestra fumando.
7. - No beber cerveza, vino ni whisky. Este contrato quedará automáticamente anulado y sin efecto si se encuentra la maestra bebiendo cerveza, vino o whisky
8. - No viajar en coche o automóvil con ningún hombres, excepto su hermano o su padre.
9. - No vestir ropas de colores brillantes.
10. - No teñirse el pelo
11. - Usar al menos dos enaguas
12. - No usar vestidos que queden a más de cinco centímetros por encima de los tobillos
13. - Mantener limpia el aula: barrer el suelo al menos una vez al día, fregar el suelo del aula al menos una vez por semana con agua caliente; limpiar la pizarra al menos una vez al día; encender el fuego a las 7’00, de modo que la habitación esté caliente a las 8’00, cuando lleguen los niños
14. - No usar polvos faciales, no maquillarse ni pintarse los labios.
Me he molestado en averiguar qué gobierno nos representaba. Estábamos en la dictadura militar de Primo de Rivera, donde se habían prohibido los partidos políticos y abolido las libertades.

Como ya se sabe la mujer no tendría derecho al voto hasta 1.931. España en cuestión de sufragistas estaba muy por debajo de lo que sucedía en New York. Londres, Berlín o París. El analfabetismo se extendía por todas las comarcas y como pioneras en educación se encontraban algunas órdenes religiosas. Así que hemos deducido que ésta debió de ser una de las primeras mujeres dedicada a la enseñanza, que era obligada a un servilismo patriarcal que pone los pelos de punta. Pues bien no hace ni cien años de este dislate en el túnel del tiempo.

Yo creo que en la actualidad ningún padre dejaría que su hija firmase un contrato con esas condiciones. Lo que demuestra que en cuestión de costumbres y modas estamos bastante condicionados por el ambiente que nos rodea.

Sin embargo no hace mucho leí que una trabajadora había sido avisada que de quedarse embarazada sería despedida, cosa que efectivamente sucedió por el deseo expreso de la trabajadora a acceder a la maternidad. El caso se resuelve actualmente entre sindicatos y tribunales, de ello se informó en algunos medios de comunicación. Ya sabemos que el motivo de no querer mujeres embarazadas es el coste económico que supone sus ausencias por motivos médicos.

Podríamos analizar contratos draconianos de la actualidad, pero me voy a ceñir al que afecta directamente a la familia. El problema es que no se ha pensado en preparar a las empresas para que sus trabajadores tengan facilidades para acceder a la maternidad y paternidad. Ni económicamente existen facilidades para la vivienda, ni facilidades para la familia. Algunos hablan de verdadera desprotección de la familia por nuestros últimos gobiernos.

El documento en cuestión sólo demuestra hasta qué punto se puede avasallar con cláusulas abusivas y que el pasado es actual aunque las condiciones evidentemente hayan cambiado. Porque siguen los contratos basura y la tensión de las cajeras de supermercados para mantener sus puestos, de las empleadas en fábricas, de las mujeres de la limpieza etc. Mucho ha avanzado la legislación, pero en realidad acudir a la justicia sólo pueden hacerlo aquellas que tienen un respaldo económico, que les permite esperar la resolución de los tribunales sin agobios, lo cuál evidencia que se haga tan difícil cumplir con la legalidad y tan fáciles las irregularidades laborales.

domingo, 21 de enero de 2007

Respuesta al Foro Económico Mundial

Ya estamos otra vez en el Foro Social Mundial. Esta séptima edición se celebra en Kenia. Nairobi acoge a miles de participantes, algunos han tenido que alojarse en casas particulares debido al colapso de los hoteles. Son 100.000 delegados de movimientos sociales, ONG, redes y coaliciones de 140 países. Siempre coincide con el Foro económico mundial que se celebra en la ciudad suiza de Davos. Y supone el enfrentamiento entre lo que gira entorno a las inversiones y el beneficio de la economía. Mientras que el Foro Social Mundial se dedicará a debatir sobre sida, paz y conflicto, juventud, situaciones de las mujeres, migraciones y diáspora, deuda externa, los desposeídos de las tierras o la privatización de bienes comunes.

La apuesta siempre es que “otro mundo es posible”, que depende de nosotros, de la manera como movilicemos a nuestros respectivos gobiernos. Responsabilizar a los países de que sus políticas están abrumando al tercer mundo. Y hacerles ver que cuanto menos el fenómeno de la inmigración tiene mucho que ver en guerras, hambrunas y explotación de recursos naturales por manos extranjeras.

El comercio de armas hacia esos países que sufren guerras tribales y se desangran año tras año entre hermanos, es otro de los temas que nos afecta directamente. Puesto que España es exportador de armas. Algo que debiera preocupar de igual modo que la utilización de nuestro I.R.P.F en determinados eventos que van contra nuestra conciencia.

Así de enmarañada es la vida política y social de cualquier país, que mientras firma ayudas para el desarrollo, suscribe acuerdos para proporcionar armamento. Todas estas llamémoslas incongruencias tienen voz en Nairobi durante cinco intensos días de debates. Año tras año, el Foro Social Mundial va tomando más repercusión. De manera que algunas de sus aportaciones entran a formar parte del programa electoral de los partidos. Este es el objetivo más importante: que el primer mundo se comprometa a cambiar sus reglas, que pasemos de explotadores a colaboradores.

Las multinacionales farmacéuticas están enfrentadas a los países que fabrican genéricos más económicos que permiten atender a la población. Situarse frente a ellas es también una opción cristiana. Porque allí donde existe un explotado, un pobre, un paria, la Iglesia debe caminar junto a ellos. Así lo hace en multitud de centros y hospitales a lo largo del mundo. Ellos están en primera línea, nosotros somos su aparato logístico, de la manera como seamos capaces de apoyarlos dependerá en buena medida el éxito de su trabajo. “Éxito entre comillado, porque ya sabemos que su dedicación está por encima de los resultados”. Sin embargo, insisto que las movilizaciones desde cualquier parroquia de barrio hacia un proyecto concreto del tercer mundo, es una nueva manera de formar comunidad, más allá de nuestros límites y fronteras naturales.

Respuesta al Foro Económico Mundial

Ya estamos otra vez en el Foro Social Mundial. Esta séptima edición se celebra en Kenia. Nairobi acoge a miles de participantes, algunos han tenido que alojarse en casas particulares debido al colapso de los hoteles. Son 100.000 delegados de movimientos sociales, ONG, redes y coaliciones de 140 países. Siempre coincide con el Foro económico mundial que se celebra en la ciudad suiza de Davos. Y supone el enfrentamiento entre lo que gira entorno a las inversiones y el beneficio de la economía. Mientras que el Foro Social Mundial se dedicará a debatir sobre sida, paz y conflicto, juventud, situaciones de las mujeres, migraciones y diáspora, deuda externa, los desposeídos de las tierras o la privatización de bienes comunes.

La apuesta siempre es que “otro mundo es posible”, que depende de nosotros, de la manera como movilicemos a nuestros respectivos gobiernos. Responsabilizar a los países de que sus políticas están abrumando al tercer mundo. Y hacerles ver que cuanto menos el fenómeno de la inmigración tiene mucho que ver en guerras, hambrunas y explotación de recursos naturales por manos extranjeras.

El comercio de armas hacia esos países que sufren guerras tribales y se desangran año tras año entre hermanos, es otro de los temas que nos afecta directamente. Puesto que España es exportador de armas. Algo que debiera preocupar de igual modo que la utilización de nuestro I.R.P.F en determinados eventos que van contra nuestra conciencia.

Así de enmarañada es la vida política y social de cualquier país, que mientras firma ayudas para el desarrollo, suscribe acuerdos para proporcionar armamento. Todas estas llamémoslas incongruencias tienen voz en Nairobi durante cinco intensos días de debates. Año tras año, el Foro Social Mundial va tomando más repercusión. De manera que algunas de sus aportaciones entran a formar parte del programa electoral de los partidos. Este es el objetivo más importante: que el primer mundo se comprometa a cambiar sus reglas, que pasemos de explotadores a colaboradores.

Las multinacionales farmacéuticas están enfrentadas a los países que fabrican genéricos más económicos que permiten atender a la población. Situarse frente a ellas es también una opción cristiana. Porque allí donde existe un explotado, un pobre, un paria, la Iglesia debe caminar junto a ellos. Así lo hace en multitud de centros y hospitales a lo largo del mundo. Ellos están en primera línea, nosotros somos su aparato logístico, de la manera como seamos capaces de apoyarlos dependerá en buena medida el éxito de su trabajo. “Éxito entre comillado, porque ya sabemos que su dedicación está por encima de los resultados”. Sin embargo, insisto que las movilizaciones desde cualquier parroquia de barrio hacia un proyecto concreto del tercer mundo, es una nueva manera de formar comunidad, más allá de nuestros límites y fronteras naturales.

jueves, 18 de enero de 2007

Qué queda después de la manifestación

Ya pueden estar contentos los políticos, vuelven a hacer el ridículo en torno a una manifestación que debiera haber sido unitaria, pero mira por donde, se pospone durante días en los que se va escuchando de todo un poco. A la gente de a pie le queda un nudo en el estómago: ¿De qué van estos señores, que encima nos representan?. ¿Por la paz?. ¿Qué paz, la de ETA?. ¿Entonces estamos en guerra y yo sin enterarme?. Los sindicatos convocan, el resto se adhiere como el betún a los zapatos, en una suerte de osmosis que nadie entiende. Ahí van los ecuatorianos y todo tipo de emigrante latino, por los suyos, el resto no sabemos bien por quien van. Y encima siguen rizando el rizo porque queda bien recordar quien rompió el pacto contra el terrorismo, quien lo suscribió y luego lo dejó pasar a mejor vida. ¡Volvamos a recomponer los trocitos que quedan!.

Un poco de sensatez, un poco de por favor, un poco de asumir los propios errores. Ahí tienen a Ibarretxe echando goles fuera de portería: “Ustedes nos hacen ver lo mal que lo estamos haciendo”, algo así se ha atrevido a decir. Pues mira si, tienes razón, entre los tuyos y los otros, la casa por barrer. ¿Qué queda después de la manifestación?. El baile entre bambalinas de los dos partidos más votados de esta España plural. Y nosotros de espectadores. ¿Voy a la mani o no voy?.¿ Mira que si le estamos negando el respaldo al mal llamado proceso de paz?.

Lo que tenemos es un grupo de sinvergüenzas que se han inventado una patria y una guerra a muerte donde es imposible el diálogo. O lo tomas o lo dejas, nos dicen en comunicados, manifestaciones, juicios teatrales, hambrunas televisadas, y bombas en terminales de aeropuerto. Lo que yo conozco del problema vasco, viene coleando desde que tengo uso de razón. De la lucha antifranquista pasaron a la lucha antidemocrática y en esas andamos desde 1.978. Y mira que ha llovido desde entonces, y mira que han asesinado a españoles de toda clase y condición.

Van a hacer que vivamos como en Londres o New York en estado de máxima alerta por atentados terroristas. Pero teniendo muy claro que con asesinos no se dialoga porque carece de sentido hablar con quien sólo se escucha a sí mismo. Otegi, tan tranquilo el tío: el proceso de negociación con ETA se ha visto desestabilizado “por la falta de compromiso del Gobierno Español”. Mandan bemoles: es decir no ha habido acercamiento de presos, no ha habido claudicación y lo que vamos a tener es guerra si no cedemos a su chantaje.

Oye que apoyen a Zapatero en la manifestación pues tan ricamente, pero que intenten manipular con toda suerte de pancartas contra quienes venían avisando que el Lobo iba a sacar los colmillos, ya me parece más vergonzoso. Aquí alguien se ha equivocado y no han sido los que avisaban, más bien quienes proponen todo tipo de alianzas sin un mínimo de reflexión. Y esto parece que sólo termina de comenzar.

Qué queda después de la manifestación

Ya pueden estar contentos los políticos, vuelven a hacer el ridículo en torno a una manifestación que debiera haber sido unitaria, pero mira por donde, se pospone durante días en los que se va escuchando de todo un poco. A la gente de a pie le queda un nudo en el estómago: ¿De qué van estos señores, que encima nos representan?. ¿Por la paz?. ¿Qué paz, la de ETA?. ¿Entonces estamos en guerra y yo sin enterarme?. Los sindicatos convocan, el resto se adhiere como el betún a los zapatos, en una suerte de osmosis que nadie entiende. Ahí van los ecuatorianos y todo tipo de emigrante latino, por los suyos, el resto no sabemos bien por quien van. Y encima siguen rizando el rizo porque queda bien recordar quien rompió el pacto contra el terrorismo, quien lo suscribió y luego lo dejó pasar a mejor vida. ¡Volvamos a recomponer los trocitos que quedan!.

Un poco de sensatez, un poco de por favor, un poco de asumir los propios errores. Ahí tienen a Ibarretxe echando goles fuera de portería: “Ustedes nos hacen ver lo mal que lo estamos haciendo”, algo así se ha atrevido a decir. Pues mira si, tienes razón, entre los tuyos y los otros, la casa por barrer. ¿Qué queda después de la manifestación?. El baile entre bambalinas de los dos partidos más votados de esta España plural. Y nosotros de espectadores. ¿Voy a la mani o no voy?.¿ Mira que si le estamos negando el respaldo al mal llamado proceso de paz?.

Lo que tenemos es un grupo de sinvergüenzas que se han inventado una patria y una guerra a muerte donde es imposible el diálogo. O lo tomas o lo dejas, nos dicen en comunicados, manifestaciones, juicios teatrales, hambrunas televisadas, y bombas en terminales de aeropuerto. Lo que yo conozco del problema vasco, viene coleando desde que tengo uso de razón. De la lucha antifranquista pasaron a la lucha antidemocrática y en esas andamos desde 1.978. Y mira que ha llovido desde entonces, y mira que han asesinado a españoles de toda clase y condición.

Van a hacer que vivamos como en Londres o New York en estado de máxima alerta por atentados terroristas. Pero teniendo muy claro que con asesinos no se dialoga porque carece de sentido hablar con quien sólo se escucha a sí mismo. Otegi, tan tranquilo el tío: el proceso de negociación con ETA se ha visto desestabilizado “por la falta de compromiso del Gobierno Español”. Mandan bemoles: es decir no ha habido acercamiento de presos, no ha habido claudicación y lo que vamos a tener es guerra si no cedemos a su chantaje.

Oye que apoyen a Zapatero en la manifestación pues tan ricamente, pero que intenten manipular con toda suerte de pancartas contra quienes venían avisando que el Lobo iba a sacar los colmillos, ya me parece más vergonzoso. Aquí alguien se ha equivocado y no han sido los que avisaban, más bien quienes proponen todo tipo de alianzas sin un mínimo de reflexión. Y esto parece que sólo termina de comenzar.

miércoles, 10 de enero de 2007

Al enemigo, ni agua


Los últimos acontecimientos sobre la manifestación prevista para el día 13, suscita divergencias que no son del todo insolubles. En principio, el acuerdo de los diferentes partidos posicionándose frente a ETA es de sentido común a la vista de la trágica ruptura de la tregua. Es deplorable pensar que todo se hizo para coger aire, marear la perdiz, conseguir prerrogativas, chantajear sin escrúpulos. Creo que es más necesario que nunca dejar claras las posiciones: no se puede negociar con terroristas. Gente que no admite la democracia que quiere mantener sus posturas minoritarias frente a la inmensa mayoría.

Consiguieron dividir, hicieron claudicar a la democracia, llegaron hasta el parlamento europeo. Se posicionaron como unas víctimas cuando son unos asesinos. Enfrentaron a la sociedad civil con el Estado en las manifestaciones de las asociaciones por las víctimas del terrorismo. Pero lo peor de todo es que muchos jugaron igual de sucio. Aprovecharon las circunstancias por encima del bien común, para posicionarse y crispar a la sociedad.

Los demócratas hemos perdido, todos en general, porque deseando la paz nos devuelven las sonoras explosiones de la T-4. Para ellos las víctimas son daños colaterales, así de claro se posicionan quienes dirigen el terror por encima de cualquier consideración humana. Yo me pregunto que diferencia existe entre una banda mafiosa y ETA. ¿Que su seña de identidad quiere ser la Independencia de Euskadi, el nacionalismo excluyente?. Me suena mucho a lo que sucedió en la antigua Yugoslavia, y ya ven como quedaron las cosas. Estos señores son capaces de enfrentar a todos los españoles con el único objetivo de ver si consiguen la independencia. La opinión de las urnas les trae sin cuidado, de lo contrario hace tiempo que no existiría el problema.

Ahora bien, la convivencia de ciertos nacionalismos tolerados que han aprovechado las circunstancias de ETA da verdadero asco. Ellos son tan culpables como los etarras, porque defienden los mismos ideales con la amenaza de las palabras, todo dentro del marco democrático pero sin claudicar ni ante la Constitución ni ante la Legitimidad establecida.

¿Saben de dónde se nutren los alevines del terror?. De las escuelas vascas donde se les hace sentir diferentes, no españoles, sino agredidos, invadidos. Es una perfecta manipulación que sólo tiene una vuelta atrás. Competencias sujetas a la Ley del Parlamento, sin treguas ni concesiones de ningún tipo. Los mismo vale para Cataluña que para Galicia o para Andalucia, o para la comunidad que sea.

Me hubiera gustado escribir en plan menos airado, pero es que estoy con las vísceras revueltas. Suenan bemoles y nos olvidamos de las escalas mayores, la música no amansa las fieras, a la vista está, ni los villancicos, ni los mensajes de paz consiguieron impedir el ataque a traición. ¡Qué se puede esperar!. Lo dicen por ahí, “al enemigo, ni agua”. La misericordia que la encuentren en el Reino de Dios, aquí más vale que nos pongamos todos de acuerdo en excluir a los excluyentes.

Al enemigo, ni agua


Los últimos acontecimientos sobre la manifestación prevista para el día 13, suscita divergencias que no son del todo insolubles. En principio, el acuerdo de los diferentes partidos posicionándose frente a ETA es de sentido común a la vista de la trágica ruptura de la tregua. Es deplorable pensar que todo se hizo para coger aire, marear la perdiz, conseguir prerrogativas, chantajear sin escrúpulos. Creo que es más necesario que nunca dejar claras las posiciones: no se puede negociar con terroristas. Gente que no admite la democracia que quiere mantener sus posturas minoritarias frente a la inmensa mayoría.

Consiguieron dividir, hicieron claudicar a la democracia, llegaron hasta el parlamento europeo. Se posicionaron como unas víctimas cuando son unos asesinos. Enfrentaron a la sociedad civil con el Estado en las manifestaciones de las asociaciones por las víctimas del terrorismo. Pero lo peor de todo es que muchos jugaron igual de sucio. Aprovecharon las circunstancias por encima del bien común, para posicionarse y crispar a la sociedad.

Los demócratas hemos perdido, todos en general, porque deseando la paz nos devuelven las sonoras explosiones de la T-4. Para ellos las víctimas son daños colaterales, así de claro se posicionan quienes dirigen el terror por encima de cualquier consideración humana. Yo me pregunto que diferencia existe entre una banda mafiosa y ETA. ¿Que su seña de identidad quiere ser la Independencia de Euskadi, el nacionalismo excluyente?. Me suena mucho a lo que sucedió en la antigua Yugoslavia, y ya ven como quedaron las cosas. Estos señores son capaces de enfrentar a todos los españoles con el único objetivo de ver si consiguen la independencia. La opinión de las urnas les trae sin cuidado, de lo contrario hace tiempo que no existiría el problema.

Ahora bien, la convivencia de ciertos nacionalismos tolerados que han aprovechado las circunstancias de ETA da verdadero asco. Ellos son tan culpables como los etarras, porque defienden los mismos ideales con la amenaza de las palabras, todo dentro del marco democrático pero sin claudicar ni ante la Constitución ni ante la Legitimidad establecida.

¿Saben de dónde se nutren los alevines del terror?. De las escuelas vascas donde se les hace sentir diferentes, no españoles, sino agredidos, invadidos. Es una perfecta manipulación que sólo tiene una vuelta atrás. Competencias sujetas a la Ley del Parlamento, sin treguas ni concesiones de ningún tipo. Los mismo vale para Cataluña que para Galicia o para Andalucia, o para la comunidad que sea.

Me hubiera gustado escribir en plan menos airado, pero es que estoy con las vísceras revueltas. Suenan bemoles y nos olvidamos de las escalas mayores, la música no amansa las fieras, a la vista está, ni los villancicos, ni los mensajes de paz consiguieron impedir el ataque a traición. ¡Qué se puede esperar!. Lo dicen por ahí, “al enemigo, ni agua”. La misericordia que la encuentren en el Reino de Dios, aquí más vale que nos pongamos todos de acuerdo en excluir a los excluyentes.

sábado, 6 de enero de 2007

el dolor es un misterio

Voy a presentarles un artículo cuyo autor desconozco pero su fuente es catholic.net. En su momento me sirvió y lo guardé como tantas otras cosas esperando releerlo cuando fuera necesario. Ahora, frente a la barbarie del terrrorismo creo oportuno retomarlo del archivo.

"El dolor es un misterio. Hay que acercarse a él de puntillas y sabiendo que, después de muchas palabras, el misterio seguirá estando ahí hasta que el mundo acabe. Tenemos que acercarnos con delicadeza, como un cirujano ante una herida. Y con realismo, sin que bellas consideraciones poéticas nos impidan ver su tremenda realidad.

La primera consideración que yo haría es la de la «cantidad» de dolor que hay en el mundo. Después de tantos siglos de ciencia, el hombre apenas ha logrado disminuir en unos pocos centímetros las montañas del dolor. Y en muchos aspectos la cantidad del dolor aumenta. Se preguntaba Péguy: ¿Creemos acaso que la Humanidad esta sufriendo cada vez menos? ¿Creéis que el padre que ve a su hijo enfermo hoy sufre menos que otro padre del siglo XVI? ¿Creéis que los hombres se van haciendo menos viejos que hace cuatro siglos? ¿Que la Humanidad tiene ahora menos capacidad para ser desgraciada?

LA MONTAÑA DEL DOLOR
Los medios de comunicación nos hacen comprender mejor el tamaño de esa montaña del dolor. El hombre del siglo XIV conocía el dolor de sus doscientos o de sus diez mil convecinos, pero no tenía ni idea de lo que se sufría en la nación vecina o en otros continentes. Hoy, afortunada o desgraciadamente, nos han abierto los ojos y sabemos el número de muertos o asesinados que hubo ayer. Sabemos que 40 millones de personas mueren de hambre al año. Y hoy se lucha más que nunca contra el dolor y la enfermedad... Pero no parece que la gran montaña del dolor disminuya. Cuando hemos derrotado una enfermedad, aparecen otras nuevas que ni sospechábamos (cómo olvidar el SIDA?) que toman el puesto de las derrotadas. En la España de hoy, y a esta misma hora, hay tres millones de españoles enfermos. Y diez millones pasan cada año por dolencias más o menos graves. Pero el resto de sus compatriotas (y de sus familiares) prefiere vivir como si estos enfermos no existieran. Se dedican a vivir sus vidas y piensan que ya se plantearán el problema cuando «les toque» a ellos.

Sabemos muy poco del dolor y menos aún de su porqué. ¿Por qué, si Dios es bueno, acepta que un muchacho se mate la víspera de su boda, dejando destruidos a los suyos? ¿Por qué sufren los niños inocentes? Nosotros, cristianos, debemos ser prudentes al responder a estas preguntas que destrozan el alma de media Humanidad. ¿Quién ignora que muchas crisis de fe se producen al encontrarse con el topetazo del dolor o de la muerte? ¿Cuántos millares de personas se vuelven hoy a Dios para gritarle por qué ha tolerado el dolor o la muerte de un ser querido?

Dar explicaciones a medias es contraproducente y sería preferible que, ante estos porqués, los cristianos empezásemos por confesar lo que decía Juan Pablo II en su encíclica sobre el dolor: El sentido del sufrimiento es un misterio, pues somos conscientes de la insuficiencia e inadecuación de nuestras explicaciones. Algunas respuestas pueden aclarar algo el problema y debemos usarlas, pero sabiendo siempre que nunca explicaremos el dolor de los inocentes.

TEORÍAS, NO
Una de esas respuestas parciales podía ser la que afirma que dedicarse a combatir el dolor es más importante y urgente que dedicarse a hacer teorías y responder porqués.

Hemos gastado más tiempo en preguntarnos por qué sufrimos que en combatir el sufrimiento. Por eso, ¡benditos los médicos, las enfermeras, cuantos se dedican a curar cuerpos o almas, cuantos luchan por disminuir el dolor en nuestro mundo!

El dolor es una herencia de todos los humanos, sin excepción. Un gran peligro del sufrimiento es que empieza convenciéndonos de que nosotros somos los únicos que sufrimos en el mundo o los que más sufrimos. Una de las caras más negras del dolor es que tiende a convertirnos en egoístas, que nos incita a mirar sólo hacia nosotros. Un dolor de muelas nos hace creemos la víctima número uno del mundo. Si en un telediario nos muestran miles de muertos, pensamos en ellos durante dos minutos; si nos duele el dedo meñique gastamos un día en autocompadecermos. Tendríamos que empezar por el descubrimiento del dolor de los demás para medir y situar el nuestro.

Es la humilde aceptación de que el hombre, todo hombre, es un ser incompleto y mutilado. Es el descubrimiento de que se puede ser feliz a pesar del dolor, pero es imposible vivir toda una vida sin él. El mayor descubrimiento, el que más me ha tranquilizado como hombre ha sido precisamente este sano realismo. Tratar de no mitificar mi enfermedad, no volverme contra Dios y contra la vida, como si yo fuera una víctima excepcional. Desde el primer momento me planteé la obligación de pensar que «yo no era un enfermo», sino «un señor que tiene un problema» como «todos» tienen sus problemas.

Cuando vas conociendo a los hombres, descubres que «todos» son mutilados de algo. Así pensé que a mí me faltaban los riñones o me sobraba un cáncer, pero que a los demás o les faltaba un brazo, o no tenían trabajo, o tenían un amor no correspondido, o un hijo muerto. Todos. ¿Qué derecho tenía yo, entonces, a quejarme de mis carencias, como si fueran las únicas del mundo? Sentirme especialmente desgraciado me parecía ingenuo y, sobre todo, indigno.

DEMASIADA RETÓRICA
La tercera gran respuesta es ver los aspectos positivos de la enfermedad. Quiero prevenir contra un gran error muy difundido entre personas de buena voluntad: la tendencia a ver en la enfermedad y el dolor algo objetivamente bueno. Creo que se ha hecho, especialmente entre los cristianos, mucha retórica sobre la bondad del dolor, con la que se confunden tres cosas: lo que es el dolor en sí; lo que se puede sacar del dolor; y aquello en lo que el dolor puede acabar convirtiéndose, con la gracia de Dios. Lo primero es y seguirá siendo horrible. Lo segundo y lo tercero pueden llegar a ser maravillosos.

Cristo mismo lo dejó bien claro en su vida: jamás ofreció florilegios sobre la angustia, no fue hacia el dolor como hacia un paraíso. Al contrario: se dedicó a combatir el dolor en los demás, y, en sí mismo, lo asumió con miedo, entró en él temblando, pidió, mendigó al Padre que le alejara de él y lo asumió porque era la voluntad de su Padre. Y entonces acabó convirtiendo el dolor en redención. Es mejor no echarle almíbar piadoso al dolor. Pero hay que decir sin ningún rodeo que en la mano del hombre está conseguir que ese dolor sea ruina o parto. El hombre no puede impedir su dolor, pero puede conseguir que no lo aniquile, e incluso lograr que ese dolor lo levante en vilo.

En lo humano y mucho más en lo sobrenatural, el dolor puede llegar a ser uno de los grandes motores del hombre. Luis Rosales afirmaba que «los hombres que no conocen el dolor son como iglesias sin bendecir».

El dolor es parte de nuestra condición humana; deuda de nuestra raza de seres atados al tiempo y a la fugitividad. No hay hombre sin dolor. Y no es que Dios «tolere» los dolores, es, simplemente, que Dios respeta la condición temporal del hombre, lo mismo que respeta que un círculo no pueda ser cuadrado. Lo que Dios sí nos da es la posibilidad de que ese dolor sea fructífero. Empezó haciéndolo fructífero él mismo en la Cruz y así creó esa misteriosa fraternidad de dolor de la que nosotros podemos participar.

VINAGRE, O VINO GENEROSO
El hombre tiene en sus manos esa opción de conseguir que su propio dolor y el de sus prójimos se convierta en vinagre o en vino generoso. Yo he comprobado aquella frase de León Bloy que aseguraba que en el corazón del hombre hay muchas cavidades que desconocemos hasta que viene el dolor a descubrírnoslas. Así puedo afirmar que el dolor es, probablemente, lo mejor que me ha dado la vida y que, siendo en sí una experiencia peligrosa, se ha convertido más en un acicate que en un freno.

Pase lo que pase, a lo que tú no tienes derecho es a desperdiciar tu vida, a rebajarla, a creer que, porque estás enfermo, tienes ya una disculpa para no cumplir tu deber o para amargar a los que te rodean. Debes considerar la enfermedad como un handicap, como un «reto», como una nueva forma para testimoniar tu fe y realizar tu vida. Has de buscar todos los modos para sacar todo lo positivo que haya en la enfermedad y así rentabilizar más tu vida.

Lo verdaderamente grave de la enfermedad es cuando ésta se alarga y se alarga. Un dolor corto, por intenso que sea, no es difícil de sobrellevar. Lo verdaderamente difícil es cuando ese camino de la cruz dura años, y peor aún si se vive con poca o ninguna esperanza de curación en lo humano.

Sólo la gracia de Dios ha podido mantenerme alegre en estos años. Y confieso haberla experimentado casi como una mano que me acariciase. Dios no me ha fallado en momento alguno. Yo llamaría milagro al hecho de que en casi todas las horas oscuras siempre llegaba una carta, una llamada telefónica, un encuentro casual en una calle, que me ayudaba a recuperar la calma. Confieso con gozo que nunca me sentí tan querido como en estos años. Y subrayo esto porque sé muy bien que muchos otros enfermos no han tenido ni tienen en esto la suerte que yo tengo.

La verdadera enfermedad del mundo es la falta de amor, el egoísmo. ¡Tantos enfermos amargados porque no encontraron una mano comprensiva y amiga!

Es terrible que tenga que ser la muerte de los seres queridos la que nos descubra que hay que quererse deprisa, precisamente porque tenemos poco tiempo, porque la vida es corta ¡Ojalá no tengáis nunca que arrepentiros del amor que no habéis dado y que perdisteis!

La enfermedad es una gran bendición: cuando te sacude ya no puedes seguirte engañando a ti mismo, ves con claridad quién eras, quién eres.

Descubrí a su luz que en mi escala de valores real había un gran barullo y que no siempre coincidía con la escala que yo tenía en mis propósitos y deseos. ¡Cuántas veces el trabajo se montó por encima de la amistad! ¡Cuántos más espacios de mi tiempo dediqué al éxito profesional que a ver y charlar pausadamente con los míos! Aprendí también a aceptarme a mí mismo, a saber que en no pocas cosas fracasaría y no pasaría absolutamente nada, entendí incluso que uno no tiene corazón suficiente para responder a tanto amor como nos dan. Todo hombre es un mendigo y yo no lo sabía.

Entre estos descubrimientos estuvo el de los médicos, las enfermeras y los otros enfermos. Hasta hace algunos años apenas había tenido contactos con el mundo de los hospitales y tenía de sus habitantes ese barato concepto por el que, con tanta frecuencia acostumbramos a medir a los seres más por sus defectos que por sus virtudes. La enfermedad, al vivir horas y horas en los hospitales, me descubrió qué engañado estaba.

UN ABUSO DE CONFIANZA
La idea de que la enfermedad es «redentora» no es un tópico teológico, sino algo radicalmente verdadero. Dios espera de nosotros, no nuestro dolor, sino nuestro amor; pero es bien cierto que uno de los principales modos en que podemos demostrarle nuestro amor es uniéndonos apasionadamente a su Cruz y a su labor redentora. ¿Qué otras cosas tenemos, en definitiva, los hombres para aportar a su tarea?

Os confieso que jamás pido a Dios que me cure mi enfermedad. Me parecería un abuso de confianza; temo que, si me quitase Dios mi enfermedad, me estaría privando de una de las pocas cosas buenas que tengo: mi posibilidad de colaborar con él más íntimamente, más realmente. Le pido, sí, que me ayude a llevar la enfermedad con alegría; que la haga fructificar, que no la estropee yo por mi egoísmo."

Tomado de http://www.devocionario.com

el dolor es un misterio

Voy a presentarles un artículo cuyo autor desconozco pero su fuente es catholic.net. En su momento me sirvió y lo guardé como tantas otras cosas esperando releerlo cuando fuera necesario. Ahora, frente a la barbarie del terrrorismo creo oportuno retomarlo del archivo.

"El dolor es un misterio. Hay que acercarse a él de puntillas y sabiendo que, después de muchas palabras, el misterio seguirá estando ahí hasta que el mundo acabe. Tenemos que acercarnos con delicadeza, como un cirujano ante una herida. Y con realismo, sin que bellas consideraciones poéticas nos impidan ver su tremenda realidad.

La primera consideración que yo haría es la de la «cantidad» de dolor que hay en el mundo. Después de tantos siglos de ciencia, el hombre apenas ha logrado disminuir en unos pocos centímetros las montañas del dolor. Y en muchos aspectos la cantidad del dolor aumenta. Se preguntaba Péguy: ¿Creemos acaso que la Humanidad esta sufriendo cada vez menos? ¿Creéis que el padre que ve a su hijo enfermo hoy sufre menos que otro padre del siglo XVI? ¿Creéis que los hombres se van haciendo menos viejos que hace cuatro siglos? ¿Que la Humanidad tiene ahora menos capacidad para ser desgraciada?

LA MONTAÑA DEL DOLOR
Los medios de comunicación nos hacen comprender mejor el tamaño de esa montaña del dolor. El hombre del siglo XIV conocía el dolor de sus doscientos o de sus diez mil convecinos, pero no tenía ni idea de lo que se sufría en la nación vecina o en otros continentes. Hoy, afortunada o desgraciadamente, nos han abierto los ojos y sabemos el número de muertos o asesinados que hubo ayer. Sabemos que 40 millones de personas mueren de hambre al año. Y hoy se lucha más que nunca contra el dolor y la enfermedad... Pero no parece que la gran montaña del dolor disminuya. Cuando hemos derrotado una enfermedad, aparecen otras nuevas que ni sospechábamos (cómo olvidar el SIDA?) que toman el puesto de las derrotadas. En la España de hoy, y a esta misma hora, hay tres millones de españoles enfermos. Y diez millones pasan cada año por dolencias más o menos graves. Pero el resto de sus compatriotas (y de sus familiares) prefiere vivir como si estos enfermos no existieran. Se dedican a vivir sus vidas y piensan que ya se plantearán el problema cuando «les toque» a ellos.

Sabemos muy poco del dolor y menos aún de su porqué. ¿Por qué, si Dios es bueno, acepta que un muchacho se mate la víspera de su boda, dejando destruidos a los suyos? ¿Por qué sufren los niños inocentes? Nosotros, cristianos, debemos ser prudentes al responder a estas preguntas que destrozan el alma de media Humanidad. ¿Quién ignora que muchas crisis de fe se producen al encontrarse con el topetazo del dolor o de la muerte? ¿Cuántos millares de personas se vuelven hoy a Dios para gritarle por qué ha tolerado el dolor o la muerte de un ser querido?

Dar explicaciones a medias es contraproducente y sería preferible que, ante estos porqués, los cristianos empezásemos por confesar lo que decía Juan Pablo II en su encíclica sobre el dolor: El sentido del sufrimiento es un misterio, pues somos conscientes de la insuficiencia e inadecuación de nuestras explicaciones. Algunas respuestas pueden aclarar algo el problema y debemos usarlas, pero sabiendo siempre que nunca explicaremos el dolor de los inocentes.

TEORÍAS, NO
Una de esas respuestas parciales podía ser la que afirma que dedicarse a combatir el dolor es más importante y urgente que dedicarse a hacer teorías y responder porqués.

Hemos gastado más tiempo en preguntarnos por qué sufrimos que en combatir el sufrimiento. Por eso, ¡benditos los médicos, las enfermeras, cuantos se dedican a curar cuerpos o almas, cuantos luchan por disminuir el dolor en nuestro mundo!

El dolor es una herencia de todos los humanos, sin excepción. Un gran peligro del sufrimiento es que empieza convenciéndonos de que nosotros somos los únicos que sufrimos en el mundo o los que más sufrimos. Una de las caras más negras del dolor es que tiende a convertirnos en egoístas, que nos incita a mirar sólo hacia nosotros. Un dolor de muelas nos hace creemos la víctima número uno del mundo. Si en un telediario nos muestran miles de muertos, pensamos en ellos durante dos minutos; si nos duele el dedo meñique gastamos un día en autocompadecermos. Tendríamos que empezar por el descubrimiento del dolor de los demás para medir y situar el nuestro.

Es la humilde aceptación de que el hombre, todo hombre, es un ser incompleto y mutilado. Es el descubrimiento de que se puede ser feliz a pesar del dolor, pero es imposible vivir toda una vida sin él. El mayor descubrimiento, el que más me ha tranquilizado como hombre ha sido precisamente este sano realismo. Tratar de no mitificar mi enfermedad, no volverme contra Dios y contra la vida, como si yo fuera una víctima excepcional. Desde el primer momento me planteé la obligación de pensar que «yo no era un enfermo», sino «un señor que tiene un problema» como «todos» tienen sus problemas.

Cuando vas conociendo a los hombres, descubres que «todos» son mutilados de algo. Así pensé que a mí me faltaban los riñones o me sobraba un cáncer, pero que a los demás o les faltaba un brazo, o no tenían trabajo, o tenían un amor no correspondido, o un hijo muerto. Todos. ¿Qué derecho tenía yo, entonces, a quejarme de mis carencias, como si fueran las únicas del mundo? Sentirme especialmente desgraciado me parecía ingenuo y, sobre todo, indigno.

DEMASIADA RETÓRICA
La tercera gran respuesta es ver los aspectos positivos de la enfermedad. Quiero prevenir contra un gran error muy difundido entre personas de buena voluntad: la tendencia a ver en la enfermedad y el dolor algo objetivamente bueno. Creo que se ha hecho, especialmente entre los cristianos, mucha retórica sobre la bondad del dolor, con la que se confunden tres cosas: lo que es el dolor en sí; lo que se puede sacar del dolor; y aquello en lo que el dolor puede acabar convirtiéndose, con la gracia de Dios. Lo primero es y seguirá siendo horrible. Lo segundo y lo tercero pueden llegar a ser maravillosos.

Cristo mismo lo dejó bien claro en su vida: jamás ofreció florilegios sobre la angustia, no fue hacia el dolor como hacia un paraíso. Al contrario: se dedicó a combatir el dolor en los demás, y, en sí mismo, lo asumió con miedo, entró en él temblando, pidió, mendigó al Padre que le alejara de él y lo asumió porque era la voluntad de su Padre. Y entonces acabó convirtiendo el dolor en redención. Es mejor no echarle almíbar piadoso al dolor. Pero hay que decir sin ningún rodeo que en la mano del hombre está conseguir que ese dolor sea ruina o parto. El hombre no puede impedir su dolor, pero puede conseguir que no lo aniquile, e incluso lograr que ese dolor lo levante en vilo.

En lo humano y mucho más en lo sobrenatural, el dolor puede llegar a ser uno de los grandes motores del hombre. Luis Rosales afirmaba que «los hombres que no conocen el dolor son como iglesias sin bendecir».

El dolor es parte de nuestra condición humana; deuda de nuestra raza de seres atados al tiempo y a la fugitividad. No hay hombre sin dolor. Y no es que Dios «tolere» los dolores, es, simplemente, que Dios respeta la condición temporal del hombre, lo mismo que respeta que un círculo no pueda ser cuadrado. Lo que Dios sí nos da es la posibilidad de que ese dolor sea fructífero. Empezó haciéndolo fructífero él mismo en la Cruz y así creó esa misteriosa fraternidad de dolor de la que nosotros podemos participar.

VINAGRE, O VINO GENEROSO
El hombre tiene en sus manos esa opción de conseguir que su propio dolor y el de sus prójimos se convierta en vinagre o en vino generoso. Yo he comprobado aquella frase de León Bloy que aseguraba que en el corazón del hombre hay muchas cavidades que desconocemos hasta que viene el dolor a descubrírnoslas. Así puedo afirmar que el dolor es, probablemente, lo mejor que me ha dado la vida y que, siendo en sí una experiencia peligrosa, se ha convertido más en un acicate que en un freno.

Pase lo que pase, a lo que tú no tienes derecho es a desperdiciar tu vida, a rebajarla, a creer que, porque estás enfermo, tienes ya una disculpa para no cumplir tu deber o para amargar a los que te rodean. Debes considerar la enfermedad como un handicap, como un «reto», como una nueva forma para testimoniar tu fe y realizar tu vida. Has de buscar todos los modos para sacar todo lo positivo que haya en la enfermedad y así rentabilizar más tu vida.

Lo verdaderamente grave de la enfermedad es cuando ésta se alarga y se alarga. Un dolor corto, por intenso que sea, no es difícil de sobrellevar. Lo verdaderamente difícil es cuando ese camino de la cruz dura años, y peor aún si se vive con poca o ninguna esperanza de curación en lo humano.

Sólo la gracia de Dios ha podido mantenerme alegre en estos años. Y confieso haberla experimentado casi como una mano que me acariciase. Dios no me ha fallado en momento alguno. Yo llamaría milagro al hecho de que en casi todas las horas oscuras siempre llegaba una carta, una llamada telefónica, un encuentro casual en una calle, que me ayudaba a recuperar la calma. Confieso con gozo que nunca me sentí tan querido como en estos años. Y subrayo esto porque sé muy bien que muchos otros enfermos no han tenido ni tienen en esto la suerte que yo tengo.

La verdadera enfermedad del mundo es la falta de amor, el egoísmo. ¡Tantos enfermos amargados porque no encontraron una mano comprensiva y amiga!

Es terrible que tenga que ser la muerte de los seres queridos la que nos descubra que hay que quererse deprisa, precisamente porque tenemos poco tiempo, porque la vida es corta ¡Ojalá no tengáis nunca que arrepentiros del amor que no habéis dado y que perdisteis!

La enfermedad es una gran bendición: cuando te sacude ya no puedes seguirte engañando a ti mismo, ves con claridad quién eras, quién eres.

Descubrí a su luz que en mi escala de valores real había un gran barullo y que no siempre coincidía con la escala que yo tenía en mis propósitos y deseos. ¡Cuántas veces el trabajo se montó por encima de la amistad! ¡Cuántos más espacios de mi tiempo dediqué al éxito profesional que a ver y charlar pausadamente con los míos! Aprendí también a aceptarme a mí mismo, a saber que en no pocas cosas fracasaría y no pasaría absolutamente nada, entendí incluso que uno no tiene corazón suficiente para responder a tanto amor como nos dan. Todo hombre es un mendigo y yo no lo sabía.

Entre estos descubrimientos estuvo el de los médicos, las enfermeras y los otros enfermos. Hasta hace algunos años apenas había tenido contactos con el mundo de los hospitales y tenía de sus habitantes ese barato concepto por el que, con tanta frecuencia acostumbramos a medir a los seres más por sus defectos que por sus virtudes. La enfermedad, al vivir horas y horas en los hospitales, me descubrió qué engañado estaba.

UN ABUSO DE CONFIANZA
La idea de que la enfermedad es «redentora» no es un tópico teológico, sino algo radicalmente verdadero. Dios espera de nosotros, no nuestro dolor, sino nuestro amor; pero es bien cierto que uno de los principales modos en que podemos demostrarle nuestro amor es uniéndonos apasionadamente a su Cruz y a su labor redentora. ¿Qué otras cosas tenemos, en definitiva, los hombres para aportar a su tarea?

Os confieso que jamás pido a Dios que me cure mi enfermedad. Me parecería un abuso de confianza; temo que, si me quitase Dios mi enfermedad, me estaría privando de una de las pocas cosas buenas que tengo: mi posibilidad de colaborar con él más íntimamente, más realmente. Le pido, sí, que me ayude a llevar la enfermedad con alegría; que la haga fructificar, que no la estropee yo por mi egoísmo."

Tomado de http://www.devocionario.com

lunes, 1 de enero de 2007

Nuevos medios de comunicación

“El Parlamento Europeo ha dado luz verde a una recomendación que apuesta por la creación de un nuevo dominio específico para las páginas de Internet que están dirigidas al público infantil. Una de las posibilidades que se baraja para la denominación de estas webs es el registro.kid, que significa 'niño' en inglés. La propuesta forma parte de un informe no legislativo sobre la protección de los menores y de la dignidad humana en los nuevos medios de comunicación que fue aprobado por la Eurocámara. Según cuentan fuentes de prnoticias.”

La iniciativa tiene vital importancia en la protección y defensa de los menores. Ya hablé en otra ocasión sobre el mismo tema. Entramos de lleno en los regalos de videoconsolas, juegos y otras maravillas tecnológicas. Donde se deberá registrar si el contenido es apto para el consumo. Esto suena vetusto, desfasado, como si poner límites a lo que no corresponde ver por la falta de formación, fuera esa insensata palabreja que tanto aborrecen algunos: la temible censura. La libertad de expresión por encima de lo conveniente y razonable. Pues mire todo el mundo ha convenido que se clasifiquen las películas por determinadas edades, siguiendo esa lógica los videojuegos también deben supervisarse. Me atrevo a afirmar que lo insensato es dejar navegar a un menor en la caverna cibernáutica, donde deberá sortear miles de obstáculos para llegar a encontrar una salida del laberinto del minotauro. Es mucho más razonable que las webs lleven su criptograma. No tengo la menor idea de cómo funcionará en el ámbito técnico este asunto, pero la propuesta me parece interesante.

Mientras vayan pensando, entre todos igual encontramos una salida a nuestra actual situación en el mal llamado proceso de Paz. ¿Qué paz se puede esperar de quienes chantajean al Estado?. Lo dije en su momento y lo repito: Adiós a las armas, arrepentimiento público, voluntad de diálogo y no de mera imposición. Somos muchos quienes creen que esto debe funcionar con buena voluntad y no basándose en estrategias pésimamente calculadas.

Nuevos medios de comunicación

“El Parlamento Europeo ha dado luz verde a una recomendación que apuesta por la creación de un nuevo dominio específico para las páginas de Internet que están dirigidas al público infantil. Una de las posibilidades que se baraja para la denominación de estas webs es el registro.kid, que significa 'niño' en inglés. La propuesta forma parte de un informe no legislativo sobre la protección de los menores y de la dignidad humana en los nuevos medios de comunicación que fue aprobado por la Eurocámara. Según cuentan fuentes de prnoticias.”

La iniciativa tiene vital importancia en la protección y defensa de los menores. Ya hablé en otra ocasión sobre el mismo tema. Entramos de lleno en los regalos de videoconsolas, juegos y otras maravillas tecnológicas. Donde se deberá registrar si el contenido es apto para el consumo. Esto suena vetusto, desfasado, como si poner límites a lo que no corresponde ver por la falta de formación, fuera esa insensata palabreja que tanto aborrecen algunos: la temible censura. La libertad de expresión por encima de lo conveniente y razonable. Pues mire todo el mundo ha convenido que se clasifiquen las películas por determinadas edades, siguiendo esa lógica los videojuegos también deben supervisarse. Me atrevo a afirmar que lo insensato es dejar navegar a un menor en la caverna cibernáutica, donde deberá sortear miles de obstáculos para llegar a encontrar una salida del laberinto del minotauro. Es mucho más razonable que las webs lleven su criptograma. No tengo la menor idea de cómo funcionará en el ámbito técnico este asunto, pero la propuesta me parece interesante.

Mientras vayan pensando, entre todos igual encontramos una salida a nuestra actual situación en el mal llamado proceso de Paz. ¿Qué paz se puede esperar de quienes chantajean al Estado?. Lo dije en su momento y lo repito: Adiós a las armas, arrepentimiento público, voluntad de diálogo y no de mera imposición. Somos muchos quienes creen que esto debe funcionar con buena voluntad y no basándose en estrategias pésimamente calculadas.