jueves, 27 de septiembre de 2007

Rosa Diez, una rosa para la esperanza



Permitan que reflexione en voz alta. Lo que está sucediendo en España con Rosa Díez es para sentarse y tomar aire. Ese nuevo partido desvinculado del PSOE es el resultado de la política nacional suicida del talante Zapatero, a quien le debemos el dudoso honor de enfrentar a los españoles en un clima fraticida. Le han salido todos los ases de la manga marcados. La única política que ha podido o sabido hacer es la de asuntos sociales. Pero se ha olvidado de gobernar para todos los españoles, que es el síndrome del inquilino de la Moncloa. Les ha pasado a todos los presidentes y éste ha venido a conseguir en tiempo récord lo que a otros les costó varias legislaturas.

A mí me cae bien Rosa Díez porque es quien ha mantenido un discurso coherente mientras el resto se revolvía en el cenagal de los dimes y diretes. Preveo un otoño caliente con numerosos frentes de fuego. La rebelión ciudadana por encima de siglas partidistas es el síntoma de que necesitamos una nueva Transición. No sé si eso supone una reforma de la Ley Electoral o una modificación de la Carta Magna. Pero de momento al Ejecutivo le salen enanos por todos los sitios.

Yo no sé si el nuevo partido colmará las aspiraciones de todos los que están hartos de que su voto sea utilizado. Para un partido somos el equivalente a un trabajador en una multinacional. Nos miden por coste beneficio y nos sacan el item de productividad, como si no hubiera detrás una persona, un corazón. Así funciona la política: si digo tal cosa aumento mi índice de popularidad; si admito otra cosa, pierdo votos. ¡Porca miseria!. El más noble de los oficios, el que implica el bien común de la sociedad, se convierte en el más sucio de los agujeros.

La verdad es que un buen bofetón a los dos partidos mayoritarios, puede que les haga retomar el rumbo. Visto que se aproximan las elecciones aquí se van a hacer de oro las empresas multimedia que miden el índice de popularidad y los votos futuros. Los asesores de imagen locos por mantener a los fieles en el partido, van a prometer el cielo. Y observaremos con un poco de mal humor como donde dije, digo diego. ¿No han hecho la prueba de guardar las promesas electorales para ver si las cumplen?. Algunas cambian de legislatura y siguen siendo promesas a las que nadie supo convertir en realidad.

Yo le deseo lo mejor a este país que es el mío y el de ustedes. Los españoles nos merecemos algo mejor. Y me alegro de observar como crecen las plataformas cívicas al margen de ciertas políticas. Ese índice de creación de asociaciones y plataformas cívicas sí que debiera preocupar a ambos partidos, porque está gritando a voces que la gente ya no confia en los políticos y que están dispuestos a plantar cara al lucero del alba. Y yo con ellos hasta donde haga falta.

Rosa Diez, una rosa para la esperanza



Permitan que reflexione en voz alta. Lo que está sucediendo en España con Rosa Díez es para sentarse y tomar aire. Ese nuevo partido desvinculado del PSOE es el resultado de la política nacional suicida del talante Zapatero, a quien le debemos el dudoso honor de enfrentar a los españoles en un clima fraticida. Le han salido todos los ases de la manga marcados. La única política que ha podido o sabido hacer es la de asuntos sociales. Pero se ha olvidado de gobernar para todos los españoles, que es el síndrome del inquilino de la Moncloa. Les ha pasado a todos los presidentes y éste ha venido a conseguir en tiempo récord lo que a otros les costó varias legislaturas.

A mí me cae bien Rosa Díez porque es quien ha mantenido un discurso coherente mientras el resto se revolvía en el cenagal de los dimes y diretes. Preveo un otoño caliente con numerosos frentes de fuego. La rebelión ciudadana por encima de siglas partidistas es el síntoma de que necesitamos una nueva Transición. No sé si eso supone una reforma de la Ley Electoral o una modificación de la Carta Magna. Pero de momento al Ejecutivo le salen enanos por todos los sitios.

Yo no sé si el nuevo partido colmará las aspiraciones de todos los que están hartos de que su voto sea utilizado. Para un partido somos el equivalente a un trabajador en una multinacional. Nos miden por coste beneficio y nos sacan el item de productividad, como si no hubiera detrás una persona, un corazón. Así funciona la política: si digo tal cosa aumento mi índice de popularidad; si admito otra cosa, pierdo votos. ¡Porca miseria!. El más noble de los oficios, el que implica el bien común de la sociedad, se convierte en el más sucio de los agujeros.

La verdad es que un buen bofetón a los dos partidos mayoritarios, puede que les haga retomar el rumbo. Visto que se aproximan las elecciones aquí se van a hacer de oro las empresas multimedia que miden el índice de popularidad y los votos futuros. Los asesores de imagen locos por mantener a los fieles en el partido, van a prometer el cielo. Y observaremos con un poco de mal humor como donde dije, digo diego. ¿No han hecho la prueba de guardar las promesas electorales para ver si las cumplen?. Algunas cambian de legislatura y siguen siendo promesas a las que nadie supo convertir en realidad.

Yo le deseo lo mejor a este país que es el mío y el de ustedes. Los españoles nos merecemos algo mejor. Y me alegro de observar como crecen las plataformas cívicas al margen de ciertas políticas. Ese índice de creación de asociaciones y plataformas cívicas sí que debiera preocupar a ambos partidos, porque está gritando a voces que la gente ya no confia en los políticos y que están dispuestos a plantar cara al lucero del alba. Y yo con ellos hasta donde haga falta.

lunes, 10 de septiembre de 2007

La Iglesia de los mártires valencianos



La noticia viene circulando todo el verano por distintos periódicos, blogs y foros. Yo la he recogido del propio Fòrum per la Memória del País Valencià., donde se magnifica el asunto incluyendo a Francia e Italia en la polémica. Ni he leído el diario Liberatión francés, ni el italiano La República. Según indica el foro hay una verdadera avalancha de firmas contra la construcción de un templo en Valencia para perpetuar la memoria de los mártires del 36. Y en ambos países se han levantado voces contra la Iglesia. La cosa viene de lejos. Los terrenos han sido cedidos por el Ayuntamiento de Valencia, y el arzobispo Agustín García Gascó ha tenido la brillante idea levantar el templo en honor de los mártires valencianos beatificados en 2001 por Juan Pablo II. Al grupo puede que se le unan algunos de la nueva hornada que subirá a los altares este otoño y cuyas peregrinaciones se están preparando por todas las poblaciones de donde eran oriundos los mártires.

La idea de desvincular la política de la religión resulta cada día más difícil. Hay quien se empeña en perpetuar la España cainita y azuza toda clase protestas ante la propuesta de alzar ese templo. La webislam también recogió la noticia subrayando el despropósito de la iniciativa. Por su parte el Fórum no deja de manifestar su repulsa. Sigue pendiente una cierta revancha histórica. Los perdedores se consideran víctimas más sublimes puesto que pertenecían a un gobierno elegido en las urnas. Lo que olvidan es que los asesinados no tenían carné político, y sólo fueron muertos por su fe. El anticlericalismo más radical se desató en aquel trienio de infausto recuerdo. Bastaba con ir a la iglesia y pertenecer a la acción católica, si encima eras religioso o sacerdote lo tenías crudo.

Miren que me toca las narices el tema. Cuando empezaron las primeras beatificaciones escribí sobre ello. Tenía muy claro que víctimas las hubo por ambas partes y mártires en razón de su fe y también de su ideología. Alguien amablemente me hizo caer en la cuenta que el mártir sólo lo es en razón de su fe. Bueno, el tema es que la memoria histórica es una carretera de ambas direcciones. Y aquí todo el mundo quiere tener la prerrogativa de ser más víctima que los otros. Se busca el paso preferente. Se habrá visto mayor insensatez.

De manera que separar la ideología, la causa y consecuencia del golpe franquista y los cuarenta años de nacional catolicismo, se ha convertido en una labor de zapadores. Por lo pronto la República debería de perder esa aureola mitificada durante los treinta años de democracia. Y es un buen momento para empeñarse en un labor de reconciliación entre un bando y otro. Tenemos un inmenso Valle de los Caídos de una sola parte. Y una Iglesia que quiere venerar la memoria de sus mártires. Oigan, que se monte el mausoleo de la memoria histórica a las víctimas de la represión franquista, que exhiban a sus muertos y a todos los republicanos exiliados, que fallecieron en los campos de concentración nazi. Les aseguro que las historias son escalofriantes. Pues bien, pidan al ayuntamiento que les ofrezca unos terrenos. Desde que tenemos el gobierno democrático se han hecho exposiciones de memoria histórica por toda la geografía española. Y curiosamente eran siempre del bando republicano. Porque claro ellos eran los represaliados. El caso es que ya está bien de tanta memoria tendenciosa.

Pues no, parece que sigue perpetuándose sólo una memoria. Y duele que la Iglesia quiera honrar a sus víctimas. Si no somos capaces de separar la ideología de la religión, siempre tendremos enfrentamientos. Creo que la transición ya los ha honrado y bien merece que el Fórum per la Memória del País Valencià, deje en paz al arzobispo. Y que el ayuntamiento de sepultura a los restos de las fosas comunes del cementerio de Valencia. Y luego, hagan un vino de honor y, pasen página por favor que esto ya huele que apesta.

La Iglesia de los mártires valencianos



La noticia viene circulando todo el verano por distintos periódicos, blogs y foros. Yo la he recogido del propio Fòrum per la Memória del País Valencià., donde se magnifica el asunto incluyendo a Francia e Italia en la polémica. Ni he leído el diario Liberatión francés, ni el italiano La República. Según indica el foro hay una verdadera avalancha de firmas contra la construcción de un templo en Valencia para perpetuar la memoria de los mártires del 36. Y en ambos países se han levantado voces contra la Iglesia. La cosa viene de lejos. Los terrenos han sido cedidos por el Ayuntamiento de Valencia, y el arzobispo Agustín García Gascó ha tenido la brillante idea levantar el templo en honor de los mártires valencianos beatificados en 2001 por Juan Pablo II. Al grupo puede que se le unan algunos de la nueva hornada que subirá a los altares este otoño y cuyas peregrinaciones se están preparando por todas las poblaciones de donde eran oriundos los mártires.

La idea de desvincular la política de la religión resulta cada día más difícil. Hay quien se empeña en perpetuar la España cainita y azuza toda clase protestas ante la propuesta de alzar ese templo. La webislam también recogió la noticia subrayando el despropósito de la iniciativa. Por su parte el Fórum no deja de manifestar su repulsa. Sigue pendiente una cierta revancha histórica. Los perdedores se consideran víctimas más sublimes puesto que pertenecían a un gobierno elegido en las urnas. Lo que olvidan es que los asesinados no tenían carné político, y sólo fueron muertos por su fe. El anticlericalismo más radical se desató en aquel trienio de infausto recuerdo. Bastaba con ir a la iglesia y pertenecer a la acción católica, si encima eras religioso o sacerdote lo tenías crudo.

Miren que me toca las narices el tema. Cuando empezaron las primeras beatificaciones escribí sobre ello. Tenía muy claro que víctimas las hubo por ambas partes y mártires en razón de su fe y también de su ideología. Alguien amablemente me hizo caer en la cuenta que el mártir sólo lo es en razón de su fe. Bueno, el tema es que la memoria histórica es una carretera de ambas direcciones. Y aquí todo el mundo quiere tener la prerrogativa de ser más víctima que los otros. Se busca el paso preferente. Se habrá visto mayor insensatez.

De manera que separar la ideología, la causa y consecuencia del golpe franquista y los cuarenta años de nacional catolicismo, se ha convertido en una labor de zapadores. Por lo pronto la República debería de perder esa aureola mitificada durante los treinta años de democracia. Y es un buen momento para empeñarse en un labor de reconciliación entre un bando y otro. Tenemos un inmenso Valle de los Caídos de una sola parte. Y una Iglesia que quiere venerar la memoria de sus mártires. Oigan, que se monte el mausoleo de la memoria histórica a las víctimas de la represión franquista, que exhiban a sus muertos y a todos los republicanos exiliados, que fallecieron en los campos de concentración nazi. Les aseguro que las historias son escalofriantes. Pues bien, pidan al ayuntamiento que les ofrezca unos terrenos. Desde que tenemos el gobierno democrático se han hecho exposiciones de memoria histórica por toda la geografía española. Y curiosamente eran siempre del bando republicano. Porque claro ellos eran los represaliados. El caso es que ya está bien de tanta memoria tendenciosa.

Pues no, parece que sigue perpetuándose sólo una memoria. Y duele que la Iglesia quiera honrar a sus víctimas. Si no somos capaces de separar la ideología de la religión, siempre tendremos enfrentamientos. Creo que la transición ya los ha honrado y bien merece que el Fórum per la Memória del País Valencià, deje en paz al arzobispo. Y que el ayuntamiento de sepultura a los restos de las fosas comunes del cementerio de Valencia. Y luego, hagan un vino de honor y, pasen página por favor que esto ya huele que apesta.

sábado, 1 de septiembre de 2007

Euskadi. ¡Basta ya!



Los opispos vascos exigen la desaparición de ETA y llaman para trabajar por la paz. El titular es contradictorio, no se puede llamar a la paz que es diálogo, sin condenar a ETA.
Todos sabemos que ya no puede haber ningún pacto, se ha descubierto la gran mentira. No existirá paz hasta que ellos no consigan lo que quieren. Ese parece que es su discurso. Y sobre la mesa, lo que ellos quieren es la autodeterminación, la segregación. Negar la españolidad de miles de votantes, no puede negociarse, no es razonable ni siquiera tenerlo en cuenta.

Cuando se ven las fotografías de los nuevos sicarios de la banda terrorista, sorprende su juventud. Ni han vivido el franquismo, ni tienen idea de lo que era no tener libertad de expresión. Que ellos se hayan apuntado a la sinrazón se lo debemos al sistema democrático, que permite el adoctrinamiento escolar en una idea de Euskadi, completamente ajena a la realidad. La criatura que devora a sus propios hijos, está presente en esos municipios que no alzan la bandera española. En esos turistas que firman con nacionalidades falsas en los libros de visitas.

La Iglesia ha sido muy clara al respecto. En las orientaciones morales ante la situación actual de España y en su valoración del terrorismo no dejan margen de duda. La Paz es un bien pero no puede construirse sobre la base de una injusticia. Y eso es lo pretende la banda terrorista y sus sicarios. Jugar a cambiar de siglas para seguir perpetuando el odio y la división, nos lleva a la paradoja de que en la calle siguen quienes debieran estar a buen recaudo por hacer apología del terrorismo, por lanzar a sus jóvenes hornadas al vandalismo aterrorizando a la gente de bien. Por mantener discursos equívocos que manipulan y engañan.

El Gobierno lo sabe, sea cual sea su tendencia ha tratado de finalizar con el problema vasco, y sin embargo no lo consigue. ¿Por qué?. Porque respeta la democracia, la pluralidad, la diferencia. Pero no se puede consentir que Saturno devore a sus hijos. La unidad de España por encima de otras consideraciones tiene que ser el vínculo a partir del cuál se organizan todas las instituciones y partidos. Lo contrario es fomentar la división cainita en unas nacionalidades sectarias.

Creo que somos muchos los españoles que pensamos igual. Hemos salido a la calle en cientos de ocasiones para mostrar nuestra repulsa. Y moralmente tenemos que estar por encima de los asesinos y sus tramas ocultas. Las asociaciones de víctimas del terrorismo han sufrido en su propia carne a quienes desean imponer una territorialidad sectaria, y lo hacen como sicarios con un terrorismo que no representa a ningún pueblo vasco, si no a unos miles de confundidos ciudadanos que están siendo manipulados en nombre de una falsa patria.

Por eso quienes estamos hartos de tantas sangre y sinrazón, una vez más levantamos la voz para gritrar ¡BASTA YA!.

Euskadi. ¡Basta ya!



Los opispos vascos exigen la desaparición de ETA y llaman para trabajar por la paz. El titular es contradictorio, no se puede llamar a la paz que es diálogo, sin condenar a ETA.
Todos sabemos que ya no puede haber ningún pacto, se ha descubierto la gran mentira. No existirá paz hasta que ellos no consigan lo que quieren. Ese parece que es su discurso. Y sobre la mesa, lo que ellos quieren es la autodeterminación, la segregación. Negar la españolidad de miles de votantes, no puede negociarse, no es razonable ni siquiera tenerlo en cuenta.

Cuando se ven las fotografías de los nuevos sicarios de la banda terrorista, sorprende su juventud. Ni han vivido el franquismo, ni tienen idea de lo que era no tener libertad de expresión. Que ellos se hayan apuntado a la sinrazón se lo debemos al sistema democrático, que permite el adoctrinamiento escolar en una idea de Euskadi, completamente ajena a la realidad. La criatura que devora a sus propios hijos, está presente en esos municipios que no alzan la bandera española. En esos turistas que firman con nacionalidades falsas en los libros de visitas.

La Iglesia ha sido muy clara al respecto. En las orientaciones morales ante la situación actual de España y en su valoración del terrorismo no dejan margen de duda. La Paz es un bien pero no puede construirse sobre la base de una injusticia. Y eso es lo pretende la banda terrorista y sus sicarios. Jugar a cambiar de siglas para seguir perpetuando el odio y la división, nos lleva a la paradoja de que en la calle siguen quienes debieran estar a buen recaudo por hacer apología del terrorismo, por lanzar a sus jóvenes hornadas al vandalismo aterrorizando a la gente de bien. Por mantener discursos equívocos que manipulan y engañan.

El Gobierno lo sabe, sea cual sea su tendencia ha tratado de finalizar con el problema vasco, y sin embargo no lo consigue. ¿Por qué?. Porque respeta la democracia, la pluralidad, la diferencia. Pero no se puede consentir que Saturno devore a sus hijos. La unidad de España por encima de otras consideraciones tiene que ser el vínculo a partir del cuál se organizan todas las instituciones y partidos. Lo contrario es fomentar la división cainita en unas nacionalidades sectarias.

Creo que somos muchos los españoles que pensamos igual. Hemos salido a la calle en cientos de ocasiones para mostrar nuestra repulsa. Y moralmente tenemos que estar por encima de los asesinos y sus tramas ocultas. Las asociaciones de víctimas del terrorismo han sufrido en su propia carne a quienes desean imponer una territorialidad sectaria, y lo hacen como sicarios con un terrorismo que no representa a ningún pueblo vasco, si no a unos miles de confundidos ciudadanos que están siendo manipulados en nombre de una falsa patria.

Por eso quienes estamos hartos de tantas sangre y sinrazón, una vez más levantamos la voz para gritrar ¡BASTA YA!.