lunes, 30 de abril de 2007

1º de Mayo y el trabajo infantil



Siguiendo en la línea de la celebración del próximo 1 de Mayo día del Trabajador, quiero hacer un recorrido por el trabajo infantil, pero para entender éste tal vez sea necesario presentar previamente lo que es la ayuda al desarrollo. Son las ayudas que normalmente personas, instituciones civiles o gobiernos, otorgan a los países pobres, concretamente a sus gobiernos, aunque también a instituciones privadas o a algunos grupos concretos. Estas ayudas exigen a los gobiernos que las reciben que deben usar el dinero en bienes y servicios del país donante. Una parte considerable de estas ayudas son créditos blandos, que son préstamos en mejores condiciones que los préstamos comerciales. Mucha de la deuda que estrangula a los países más pobres es de esta naturaleza. Todos hemos oído reclamar el famoso 0’7% prometido de la renta nacional de los países donantes, aunque la realidad es que no pasa del 0’25%. Vistas las cosas así no es extraña la división cada vez más acusada entre países pobres y ricos.

Por ello quiero traer a colación el trabajo infantil. . La información que expongo proviene toda de MANOS UNIDAS:
Aunque no todo el trabajo infantil es explotador, la declaración de los Derechos del Niño afirma: “La humanidad debe al niño lo mejor que puede darle (...). El niño gozará de una protección especial y dispondrá de oportunidades y servicios, dispensado todo ello por la ley y por otros medios, para que pueda desarrollarse física, mental, moral, espiritual y socialmente en forma saludable y normal, así como en condiciones de libertad y dignidad...El niño debe ser protegido contra toda forma de abandono, crueldad y explotación

Según el informe Estado Mundial de la Infancia 2007, en numerosos países del Sudeste Asiático y Asia Oriental, los padres envían a sus hijas a trabajar en el servicio doméstico porque lo consideran una buena preparación para el matrimonio. Se ha constatado una relación entre esta práctica y el matrimonio prematuro de las niñas en varias regiones de África y Asia, aunque resulta difícil conocer el número de matrimonios prematuros, debido a la cantidad de ellos que no se inscriben y que, por tanto, son ilegales. Los padres optan por preparar y casar a sus hijas a edades tempranas por diferentes motivos: porque consideran que son una carga económica, por ayudar a la supervivencia de la propia familia, por proteger a la niña en peligro de sufrir agresiones sexuales...Pero también puede ser por discriminación.

La trata de niños y niñas con fines sexuales o laborales es un proceso que desemboca en otras formas peores de trabajo infantil. Según las estimaciones contenidas en el Informe global de OIT (2002) sobre el trabajo infantil, cerca de 1,2 millones de niños fueron víctimas de trata. La explotación sexual con fines comerciales es una de las formas incuestionablemente peores de explotación infantil que se manifiesta de muy diversas formas y está relacionada con la cuestión de la trata.

Podríamos hablar también de los niños afectados por conflictos armados, donde el número de menores ha aumentado en el último decenio y, en general, se calcula que asciende a cerca de 300.000 sobre todo en África, pero también en Asia y Colombia. Según datos de UNICEF, la proporción de niñas puede llegar al 40 por ciento. Son utilizados como combatientes, mensajeros, espías, portadores, cocineros, y las niñas a menudo son explotadas sexualmente, privándoles de sus derechos e infancia.

Una vez leído este pequeño resumen queda la sensación de que el 1º de Mayo tiene unas connotaciones diferentes según la zona geográfica donde estés ubicado. La dignidad del trabajo puede convertirse en indignidad cuando se priva del derecho a la educación a estos niñ@s, y viene bien recordarlo para que los organismos de cada país establezcan las medidas adecuadas que impidan estás situaciones.

1º de Mayo y el trabajo infantil



Siguiendo en la línea de la celebración del próximo 1 de Mayo día del Trabajador, quiero hacer un recorrido por el trabajo infantil, pero para entender éste tal vez sea necesario presentar previamente lo que es la ayuda al desarrollo. Son las ayudas que normalmente personas, instituciones civiles o gobiernos, otorgan a los países pobres, concretamente a sus gobiernos, aunque también a instituciones privadas o a algunos grupos concretos. Estas ayudas exigen a los gobiernos que las reciben que deben usar el dinero en bienes y servicios del país donante. Una parte considerable de estas ayudas son créditos blandos, que son préstamos en mejores condiciones que los préstamos comerciales. Mucha de la deuda que estrangula a los países más pobres es de esta naturaleza. Todos hemos oído reclamar el famoso 0’7% prometido de la renta nacional de los países donantes, aunque la realidad es que no pasa del 0’25%. Vistas las cosas así no es extraña la división cada vez más acusada entre países pobres y ricos.

Por ello quiero traer a colación el trabajo infantil. . La información que expongo proviene toda de MANOS UNIDAS:
Aunque no todo el trabajo infantil es explotador, la declaración de los Derechos del Niño afirma: “La humanidad debe al niño lo mejor que puede darle (...). El niño gozará de una protección especial y dispondrá de oportunidades y servicios, dispensado todo ello por la ley y por otros medios, para que pueda desarrollarse física, mental, moral, espiritual y socialmente en forma saludable y normal, así como en condiciones de libertad y dignidad...El niño debe ser protegido contra toda forma de abandono, crueldad y explotación

Según el informe Estado Mundial de la Infancia 2007, en numerosos países del Sudeste Asiático y Asia Oriental, los padres envían a sus hijas a trabajar en el servicio doméstico porque lo consideran una buena preparación para el matrimonio. Se ha constatado una relación entre esta práctica y el matrimonio prematuro de las niñas en varias regiones de África y Asia, aunque resulta difícil conocer el número de matrimonios prematuros, debido a la cantidad de ellos que no se inscriben y que, por tanto, son ilegales. Los padres optan por preparar y casar a sus hijas a edades tempranas por diferentes motivos: porque consideran que son una carga económica, por ayudar a la supervivencia de la propia familia, por proteger a la niña en peligro de sufrir agresiones sexuales...Pero también puede ser por discriminación.

La trata de niños y niñas con fines sexuales o laborales es un proceso que desemboca en otras formas peores de trabajo infantil. Según las estimaciones contenidas en el Informe global de OIT (2002) sobre el trabajo infantil, cerca de 1,2 millones de niños fueron víctimas de trata. La explotación sexual con fines comerciales es una de las formas incuestionablemente peores de explotación infantil que se manifiesta de muy diversas formas y está relacionada con la cuestión de la trata.

Podríamos hablar también de los niños afectados por conflictos armados, donde el número de menores ha aumentado en el último decenio y, en general, se calcula que asciende a cerca de 300.000 sobre todo en África, pero también en Asia y Colombia. Según datos de UNICEF, la proporción de niñas puede llegar al 40 por ciento. Son utilizados como combatientes, mensajeros, espías, portadores, cocineros, y las niñas a menudo son explotadas sexualmente, privándoles de sus derechos e infancia.

Una vez leído este pequeño resumen queda la sensación de que el 1º de Mayo tiene unas connotaciones diferentes según la zona geográfica donde estés ubicado. La dignidad del trabajo puede convertirse en indignidad cuando se priva del derecho a la educación a estos niñ@s, y viene bien recordarlo para que los organismos de cada país establezcan las medidas adecuadas que impidan estás situaciones.

jueves, 26 de abril de 2007

IRAK, una guerra enquistada


Son cerca de 4’3 millones de iraquíes desplazados desde que comenzó la contienda. Hoy se tratará en una conferencia internacional este genocidio televisado diariamente. Amnistía Internacional denuncia que Oriente Medio está al borde de una crisis humanitaria. La reunión, que durará hasta el próximo 18, ha sido convocada en Ginebra por el alto comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), y ya han comprometido su presencia más de 450 delegados de 60 países, 37 organismos internacionales y 64 organizaciones no gubernamentales.

Según un estudio del ministerio de salud iraquí, el 70 % de los iraquíes en edad de escolarización presentan síntomas de traumas psicológicos. El estudio, sostiene que en los 2.500 niños analizados se localizó al menos uno de los 10 síntomas que la Organización Mundial de la Salud (OMS) consideraba como indicativos de traumas psicológicos.

"El estudio señala el impacto de la violencia y la inseguridad en la salud mental de los niños (...) Tienen miedo todos los días", asegura Naeema Al Gasser, representante iraquí ante la OMS.
Estamos hablando de refugiados, pero pensemos en aquellos que no huyen o no pueden huir debido a las circunstancias. Son miles quienes arriesgan diariamente su vida en un territorio de guerra de guerrillas. Miles quienes no pueden realizar con normalidad la compra, el trabajo, la escuela, la asistencia sanitaria. Todo está “patas arriba”, nadie sabe por dónde estallará la siguiente bomba ni a quién afectará. Porque desgraciadamente en esta lamentable guerra civil, con un ejercito de ocupación por medio, nadie ha conseguido vislumbrar un horizonte de esperanza.

Me sorprende encontrar a personas que dicen con toda frialdad que es necesaria esta guerra. Que las víctimas son daños colaterales. Hemos refinado tanto el lenguaje y el armamento. Que mientras se nos hace la boca agua con los derechos humanos e internacionales, vemos llevar la muerte a las tareas cotidianas de una población civil.

Me gustaría que los señores de la guerra se dieran cita en los campos de batalla. Allí lejos de cualquier otra mirada, cuerpo a cuerpo como en el medioevo, que resuelvan sus diferencias. Pero por favor, dejen de fabricar armamento, de venderlo a quienes combaten y de jugar a la guerra.

El Papa Benedicto XVI no cesa de reclamar una solución urgente a esta guerra espantosa que hace saltar por los aires, autobuses, mercados, y calles por donde transita la población civil.

IRAK, una guerra enquistada


Son cerca de 4’3 millones de iraquíes desplazados desde que comenzó la contienda. Hoy se tratará en una conferencia internacional este genocidio televisado diariamente. Amnistía Internacional denuncia que Oriente Medio está al borde de una crisis humanitaria. La reunión, que durará hasta el próximo 18, ha sido convocada en Ginebra por el alto comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), y ya han comprometido su presencia más de 450 delegados de 60 países, 37 organismos internacionales y 64 organizaciones no gubernamentales.

Según un estudio del ministerio de salud iraquí, el 70 % de los iraquíes en edad de escolarización presentan síntomas de traumas psicológicos. El estudio, sostiene que en los 2.500 niños analizados se localizó al menos uno de los 10 síntomas que la Organización Mundial de la Salud (OMS) consideraba como indicativos de traumas psicológicos.

"El estudio señala el impacto de la violencia y la inseguridad en la salud mental de los niños (...) Tienen miedo todos los días", asegura Naeema Al Gasser, representante iraquí ante la OMS.
Estamos hablando de refugiados, pero pensemos en aquellos que no huyen o no pueden huir debido a las circunstancias. Son miles quienes arriesgan diariamente su vida en un territorio de guerra de guerrillas. Miles quienes no pueden realizar con normalidad la compra, el trabajo, la escuela, la asistencia sanitaria. Todo está “patas arriba”, nadie sabe por dónde estallará la siguiente bomba ni a quién afectará. Porque desgraciadamente en esta lamentable guerra civil, con un ejercito de ocupación por medio, nadie ha conseguido vislumbrar un horizonte de esperanza.

Me sorprende encontrar a personas que dicen con toda frialdad que es necesaria esta guerra. Que las víctimas son daños colaterales. Hemos refinado tanto el lenguaje y el armamento. Que mientras se nos hace la boca agua con los derechos humanos e internacionales, vemos llevar la muerte a las tareas cotidianas de una población civil.

Me gustaría que los señores de la guerra se dieran cita en los campos de batalla. Allí lejos de cualquier otra mirada, cuerpo a cuerpo como en el medioevo, que resuelvan sus diferencias. Pero por favor, dejen de fabricar armamento, de venderlo a quienes combaten y de jugar a la guerra.

El Papa Benedicto XVI no cesa de reclamar una solución urgente a esta guerra espantosa que hace saltar por los aires, autobuses, mercados, y calles por donde transita la población civil.

sábado, 14 de abril de 2007

¿Cristianos socialistas?



Por esas cosas de vivir en una España convertida en la partición de diversos reinos de taifas, una disfruta de la Pascua esta semana. Media España ya ha olvidado las fiestas sagradas o paganas, depende de cómo se vivan, pero otros seguimos comiéndonos “la mona”. Ignoro el nombre que tendrá para otras zonas el huevo duro y el “panquemao”. Aprovecho para ponerme las pilas a punto, mejor decir el chip, queda más actual. Más tiempo para dedicar al ciberespacio y qué encuentro surfeando por la red. Pues que el señor Gregorio Peces Barba inauguró un curso en El Escorial, titulado La Constitución y la reforma. Allí se permitió discrepar con el gobierno por los acuerdos con la Santa Sede. El rector de la Universidad Carlos III está un tanto molesto con su líder. No le va a un país “laicista” mantener los acuerdos Iglesia-Estado. “El Gobierno no está en la línea adecuada” se queja, dolido de que en este país la Iglesia tenga voz, opine, discuta.

Lo curioso es que dichos acuerdos no se basan en una Constitución laicista, como pretende dar a entender el rector, o como tal vez sueña, sino en un Estado aconfesional. Ahí les escuece y venga darle vueltas para que por fin España sea completamente laica. Y es que Peces Barba no es un cristiano socialista, sino ateo. Para él lo religioso es pura anécdota que debe quedar en el desván de cada casa. A mí que este señor, que es uno de los padres de la Constitución, lleve casi treinta años reivindicando un estado laicista, no me extraña en absoluto. Lo que me duele es que los cristianos socialistas sigan el juego.

El señor Bono va a reforzar la imagen de que cristianismo y socialismo son compatibles. Eso es algo que yo llevo debatiendo en mi interior hace ya bastantes años, con muy mal resultado. No voy a negar que hay mucho votante cristiano del partido socialista. Pero cuando se toman tantas molestias para sustituir la parroquia por el mitin algo me empieza a oler mal. Por ejemplo el hecho de que se considere progresistas a quienes comulgan con sus tesis: Tamayo, Aranguren, Reyes Mate, entre otros. De modo que quienes no están de su lado representamos la España del pasado.

Ese maniqueísmo queda patente en el polémico Manifiesto para la convivencia, donde quienes crispan se sitúan siempre del otro lado. Cuando no hay consenso, concordia, común acuerdo, lo patético es simplificar hasta el extremo de vender una idea caduca como brillante apuesta del futuro. Que ya va siendo hora de no crisparnos tanto, lo saben hasta las ratas de alcantarilla. No parece que la mejor manera de hacerlo sea cuestionar el hecho religioso mediante un laicismo beligerante. O seguir hablando del nacional-catolicismo, que es una manera de azuzar el pasado. Una cosa suscribo en el citado manifiesto: “que no nos dejemos arrastrar a la confrontación sobre la base de la manipulación interesada; que evitemos dividirnos ante cuestiones en las que debemos mantenernos unidos como la paz, la libertad y la lucha contra el terrorismo”.

Que un grupo denominado “intelectuales” suscriba todo el panfleto del citado manifiesto, demuestra hasta qué punto se puede nublar la mente y el corazón detrás de las campañas mediáticas del “nosotros somos los buenos”. Y como no quiero ser partidista, no olvido estos años vociferando la paranoia de la conspiración desde determinado medio. Y es que en el fondo a mí es muy fácil engañarme.

¿Cristianos socialistas?



Por esas cosas de vivir en una España convertida en la partición de diversos reinos de taifas, una disfruta de la Pascua esta semana. Media España ya ha olvidado las fiestas sagradas o paganas, depende de cómo se vivan, pero otros seguimos comiéndonos “la mona”. Ignoro el nombre que tendrá para otras zonas el huevo duro y el “panquemao”. Aprovecho para ponerme las pilas a punto, mejor decir el chip, queda más actual. Más tiempo para dedicar al ciberespacio y qué encuentro surfeando por la red. Pues que el señor Gregorio Peces Barba inauguró un curso en El Escorial, titulado La Constitución y la reforma. Allí se permitió discrepar con el gobierno por los acuerdos con la Santa Sede. El rector de la Universidad Carlos III está un tanto molesto con su líder. No le va a un país “laicista” mantener los acuerdos Iglesia-Estado. “El Gobierno no está en la línea adecuada” se queja, dolido de que en este país la Iglesia tenga voz, opine, discuta.

Lo curioso es que dichos acuerdos no se basan en una Constitución laicista, como pretende dar a entender el rector, o como tal vez sueña, sino en un Estado aconfesional. Ahí les escuece y venga darle vueltas para que por fin España sea completamente laica. Y es que Peces Barba no es un cristiano socialista, sino ateo. Para él lo religioso es pura anécdota que debe quedar en el desván de cada casa. A mí que este señor, que es uno de los padres de la Constitución, lleve casi treinta años reivindicando un estado laicista, no me extraña en absoluto. Lo que me duele es que los cristianos socialistas sigan el juego.

El señor Bono va a reforzar la imagen de que cristianismo y socialismo son compatibles. Eso es algo que yo llevo debatiendo en mi interior hace ya bastantes años, con muy mal resultado. No voy a negar que hay mucho votante cristiano del partido socialista. Pero cuando se toman tantas molestias para sustituir la parroquia por el mitin algo me empieza a oler mal. Por ejemplo el hecho de que se considere progresistas a quienes comulgan con sus tesis: Tamayo, Aranguren, Reyes Mate, entre otros. De modo que quienes no están de su lado representamos la España del pasado.

Ese maniqueísmo queda patente en el polémico Manifiesto para la convivencia, donde quienes crispan se sitúan siempre del otro lado. Cuando no hay consenso, concordia, común acuerdo, lo patético es simplificar hasta el extremo de vender una idea caduca como brillante apuesta del futuro. Que ya va siendo hora de no crisparnos tanto, lo saben hasta las ratas de alcantarilla. No parece que la mejor manera de hacerlo sea cuestionar el hecho religioso mediante un laicismo beligerante. O seguir hablando del nacional-catolicismo, que es una manera de azuzar el pasado. Una cosa suscribo en el citado manifiesto: “que no nos dejemos arrastrar a la confrontación sobre la base de la manipulación interesada; que evitemos dividirnos ante cuestiones en las que debemos mantenernos unidos como la paz, la libertad y la lucha contra el terrorismo”.

Que un grupo denominado “intelectuales” suscriba todo el panfleto del citado manifiesto, demuestra hasta qué punto se puede nublar la mente y el corazón detrás de las campañas mediáticas del “nosotros somos los buenos”. Y como no quiero ser partidista, no olvido estos años vociferando la paranoia de la conspiración desde determinado medio. Y es que en el fondo a mí es muy fácil engañarme.

domingo, 8 de abril de 2007

Teresa: La imaginación de Ray Loriga



Ya he visto “Teresa el cuerpo de Cristo”. Confieso que iba con muchos prejuicios, sólo el cartel de la película y las imágenes de promoción, me hicieron sospechar de una cinta con buen vestuario, excelente factura artística y nulo contenido sobre la experiencia mística. Visto lo visto, tengo la seguridad de que Ray Loriga no tiene ni idea de lo que fue el Siglo de Oro ni la importancia de la reforma en el Carmelo. Ignoro de donde salen las fuentes en las que se basa el guionista para enclaustrar a Teresa como resultas de un lance amoroso. De ahí en adelante todo es puro desatino que trata de unir el rigor histórico con la libertad creativa, dejando en evidencia la realidad y dando paso a la fantasía.

El vestuario tiene una excelente factura, pero no le va a la austeridad castellana y mucho me temo que nada tiene que ver con la realidad. El fenómeno místico es enlazado con la sensualidad y el erotismo. Los iluminados son sadomasoquistas. La inquisición un poder dentro de la Iglesia que hace temblar al propio Francisco de Borja, un jesuita ex duque de Gandia que aparece con treinta años, sin una cana. Teniendo en cuenta que tuvo varios hijos dentro de un matrimonio bendecido por el propio Carlos I, que fue preceptor de Felipe II, que enviudó y mucho después decidió hacerse jesuita, cuesta imaginar su presencia tal y como nos la presentan. Todo eso lo desconoce el espectador que no haya estudiado algo de historia y por supuesto leído a Santa de Ávila.

Es impensable que alguien salga con una idea de lo que es un éxtasis y la unión mística entre un alma y Dios. He indagado opiniones y las más favorables destacan lo acertado de la visión del poder temporal, las intrigas y los abusos eclesiásticos. De ahí que sientan simpatía por la personalidad de Teresa que se sobrepone a todas las adversidades. Lamento decir que Paz Vega aparece en todo momento con la misma edad. Teresa entró en la Encarnación con dieciocho años y no fue hasta los cuarenta cuando se produjo en ella su idea de la Reforma del Carmelo. En ese paréntesis se desarrolla toda la película, dejando lo más importante, la literatura de la Santa a la que se alude con una voz en Of. y unas imágenes hiper-realistas que más que aclarar confunden el sentido de su poesía. Por no mencionar que entender a Teresa lleva hacia San Juan de la Cruz, quien en este paréntesis biográfico que excluido.

Me he sentido decepcionada y sólo pido al futuro espectador que no tome esas imágenes como un relato histórico. No lo son, sólo lo aparentan, todo es puro fingimiento. No cabe en la cabeza que Teresa asistiera a un parto dentro de la Encarnación, por muy relajado que fuera el ambiente. La representación de los arrobos místicos de la santa semejan ataques epilépticos, sueños onírico-eróticos. Dan pena las explicaciones de Teresa a sus confesores, que nos llevan a pensar en un perfil neurótico de la santa.

Si tuviera que elegir entre este zafio espectáculo y la Teresa de Jesús que tuvimos ocasión de ver en Televisión Española, sin duda alguna me quedaría con la versión de la pequeña pantalla y la interpretación de Concha Velasco. Fue mucho más digna.

Teresa: La imaginación de Ray Loriga



Ya he visto “Teresa el cuerpo de Cristo”. Confieso que iba con muchos prejuicios, sólo el cartel de la película y las imágenes de promoción, me hicieron sospechar de una cinta con buen vestuario, excelente factura artística y nulo contenido sobre la experiencia mística. Visto lo visto, tengo la seguridad de que Ray Loriga no tiene ni idea de lo que fue el Siglo de Oro ni la importancia de la reforma en el Carmelo. Ignoro de donde salen las fuentes en las que se basa el guionista para enclaustrar a Teresa como resultas de un lance amoroso. De ahí en adelante todo es puro desatino que trata de unir el rigor histórico con la libertad creativa, dejando en evidencia la realidad y dando paso a la fantasía.

El vestuario tiene una excelente factura, pero no le va a la austeridad castellana y mucho me temo que nada tiene que ver con la realidad. El fenómeno místico es enlazado con la sensualidad y el erotismo. Los iluminados son sadomasoquistas. La inquisición un poder dentro de la Iglesia que hace temblar al propio Francisco de Borja, un jesuita ex duque de Gandia que aparece con treinta años, sin una cana. Teniendo en cuenta que tuvo varios hijos dentro de un matrimonio bendecido por el propio Carlos I, que fue preceptor de Felipe II, que enviudó y mucho después decidió hacerse jesuita, cuesta imaginar su presencia tal y como nos la presentan. Todo eso lo desconoce el espectador que no haya estudiado algo de historia y por supuesto leído a Santa de Ávila.

Es impensable que alguien salga con una idea de lo que es un éxtasis y la unión mística entre un alma y Dios. He indagado opiniones y las más favorables destacan lo acertado de la visión del poder temporal, las intrigas y los abusos eclesiásticos. De ahí que sientan simpatía por la personalidad de Teresa que se sobrepone a todas las adversidades. Lamento decir que Paz Vega aparece en todo momento con la misma edad. Teresa entró en la Encarnación con dieciocho años y no fue hasta los cuarenta cuando se produjo en ella su idea de la Reforma del Carmelo. En ese paréntesis se desarrolla toda la película, dejando lo más importante, la literatura de la Santa a la que se alude con una voz en Of. y unas imágenes hiper-realistas que más que aclarar confunden el sentido de su poesía. Por no mencionar que entender a Teresa lleva hacia San Juan de la Cruz, quien en este paréntesis biográfico que excluido.

Me he sentido decepcionada y sólo pido al futuro espectador que no tome esas imágenes como un relato histórico. No lo son, sólo lo aparentan, todo es puro fingimiento. No cabe en la cabeza que Teresa asistiera a un parto dentro de la Encarnación, por muy relajado que fuera el ambiente. La representación de los arrobos místicos de la santa semejan ataques epilépticos, sueños onírico-eróticos. Dan pena las explicaciones de Teresa a sus confesores, que nos llevan a pensar en un perfil neurótico de la santa.

Si tuviera que elegir entre este zafio espectáculo y la Teresa de Jesús que tuvimos ocasión de ver en Televisión Española, sin duda alguna me quedaría con la versión de la pequeña pantalla y la interpretación de Concha Velasco. Fue mucho más digna.

domingo, 1 de abril de 2007

¿Hacia donde va Europa?



Con cierto estupor advierto como vamos asistiendo paulatinamente a una globalización del pensamiento. La economía de mercado dicta comportamientos y actitudes que irradian hacia lo social. Lo que cuenta es ganar, más y mejor. Vencer al contrario, imponer los criterios. Alcanzar la fama no por lo que hacemos a favor de la sociedad, si no a costa de quien sea con tal de chupar pantalla. La sociedad del conocimiento sigue los principios del mercado. Accede a la información no cualquier ciudadano, si no un tipo de ciudadano medio, una clase social nueva, que ya no es ni estrictamente proletariado ni necesariamente burgués. Porque el mundo ha cambiado, las luchas sociales son ahora globales: los partidos se clasifican en liberales o progresistas, no en función de su ideario económico, que es el mismo para todos, sino por sus matices en política social. Ser progresista en nuestro país incluye aceptar el aborto, el matrimonio homosexual, el relativismo moral. Las apuestas en materia social inclinan la balanza de un lado u otro. Pero lo cierto es que hay una mentalidad global que impone sus criterios a la mayoría.

Una tiene en ocasiones la sensación de que nos presentan determinadas situaciones y así todos tenemos de qué hablar, mientras otros siguen practicando el juego económico, a ver si consiguen mejores beneficios. Mientras tanto en teoría seguimos debatiendo cuales son nuestros valores comunes. Hemos llegado al punto donde se reclama una identidad común, una ética común, una tolerancia común. Pero la sociedad nunca fue más plural. Con las distintas oleadas de inmigrantes, hemos solucionado el estado de bienestar por unos años. Y se ha abierto un nuevo frente que consiste en que los valores y las diferencias tienen que clarificarse. No todas las diferencias pueden ser admisibles.
Dar la voz a ETA o Al Qaeda, puede parecer legítimo dentro de una sociedad democrática, pero el límite lo impone quien dicta sus propuestas con las armas y no con las urnas. Si no tenemos claras esas referencias llegamos a ciertos absurdos jurídicos.

Hay que tener unos principios democráticos, donde se respete la dignidad del ser humano, la igualdad de varones y mujeres, la no discriminación por cuestiones étnicas o religiosas, un compendio de derechos humanos que afecten tanto a lo político como lo económico, lo social y lo cultural. Precisamente el tema cultural será la punta de lanza de los próximos años. Donde mejor se ve hacia donde camina la sociedad es en lo económico: ya hay comidas específicas de etnias concretas, comercios donde es posible encontrar carne sacrificada según el rito musulmán. Y El estado planea adecuar la educación a todos esos inmigrantes que traen sus costumbres y hábitos diferentes. ¿Se dará una aproximación entre culturas o se azuzará el odio interracial?.

Es tan acuciante la falta de principios sólidos que la propia Angela Merkel quiere relanzar el Tratado Constitucional. Europa parece hoy un barco a la deriva, lo económico ha perturbado la identidad cultural propia de todos los países que configuran la Unión Europea. Tenemos una moneda propia y un parlamento, pero la diversidad es cada día más patente. ¿Qué tengo yo en común con un musulmán polígamo?. ¿Debo aceptar su derecho a tener varias mujeres?. ¿Debo aceptar la ablación del clítoris porque forma parte de lo tribal?. El pensamiento puede girar en ambas direcciones y alguno puede que no entienda las clínicas abortivas, la promiscuidad sexual, el matrimonio homosexual, o el alejamiento del domicilio por violencia doméstica. Todo forma parte del conjunto de valores donde se haya formado la persona.

En esta tesitura hay que asirse fuertemente a los principios, so pena de caer derrotados por la abulia y el hedonismo. Y en esa encrucijada algunos hablan de Alianza de Civilizaciones, mientras otros ya están en la cuarta guerra mundial. La tercera puede que sea la que configura las luchas internas de poder: poder económico, poder político, poder social, poder religioso. Quien no tiene poder, la inmensa mayoría, solo es un peón en la gran partida. Y qué nos queda, salvo la fe y la esperanza de que Dios nunca abandona al ser humano. Pues concretamente la voz, esa que nunca se apaga porque forma parte de la impronta del ser humano. Mientras tengamos voz para denunciar los hechos, habrá un rayo de luz en la oscuridad.

¿Hacia donde va Europa?



Con cierto estupor advierto como vamos asistiendo paulatinamente a una globalización del pensamiento. La economía de mercado dicta comportamientos y actitudes que irradian hacia lo social. Lo que cuenta es ganar, más y mejor. Vencer al contrario, imponer los criterios. Alcanzar la fama no por lo que hacemos a favor de la sociedad, si no a costa de quien sea con tal de chupar pantalla. La sociedad del conocimiento sigue los principios del mercado. Accede a la información no cualquier ciudadano, si no un tipo de ciudadano medio, una clase social nueva, que ya no es ni estrictamente proletariado ni necesariamente burgués. Porque el mundo ha cambiado, las luchas sociales son ahora globales: los partidos se clasifican en liberales o progresistas, no en función de su ideario económico, que es el mismo para todos, sino por sus matices en política social. Ser progresista en nuestro país incluye aceptar el aborto, el matrimonio homosexual, el relativismo moral. Las apuestas en materia social inclinan la balanza de un lado u otro. Pero lo cierto es que hay una mentalidad global que impone sus criterios a la mayoría.

Una tiene en ocasiones la sensación de que nos presentan determinadas situaciones y así todos tenemos de qué hablar, mientras otros siguen practicando el juego económico, a ver si consiguen mejores beneficios. Mientras tanto en teoría seguimos debatiendo cuales son nuestros valores comunes. Hemos llegado al punto donde se reclama una identidad común, una ética común, una tolerancia común. Pero la sociedad nunca fue más plural. Con las distintas oleadas de inmigrantes, hemos solucionado el estado de bienestar por unos años. Y se ha abierto un nuevo frente que consiste en que los valores y las diferencias tienen que clarificarse. No todas las diferencias pueden ser admisibles.
Dar la voz a ETA o Al Qaeda, puede parecer legítimo dentro de una sociedad democrática, pero el límite lo impone quien dicta sus propuestas con las armas y no con las urnas. Si no tenemos claras esas referencias llegamos a ciertos absurdos jurídicos.

Hay que tener unos principios democráticos, donde se respete la dignidad del ser humano, la igualdad de varones y mujeres, la no discriminación por cuestiones étnicas o religiosas, un compendio de derechos humanos que afecten tanto a lo político como lo económico, lo social y lo cultural. Precisamente el tema cultural será la punta de lanza de los próximos años. Donde mejor se ve hacia donde camina la sociedad es en lo económico: ya hay comidas específicas de etnias concretas, comercios donde es posible encontrar carne sacrificada según el rito musulmán. Y El estado planea adecuar la educación a todos esos inmigrantes que traen sus costumbres y hábitos diferentes. ¿Se dará una aproximación entre culturas o se azuzará el odio interracial?.

Es tan acuciante la falta de principios sólidos que la propia Angela Merkel quiere relanzar el Tratado Constitucional. Europa parece hoy un barco a la deriva, lo económico ha perturbado la identidad cultural propia de todos los países que configuran la Unión Europea. Tenemos una moneda propia y un parlamento, pero la diversidad es cada día más patente. ¿Qué tengo yo en común con un musulmán polígamo?. ¿Debo aceptar su derecho a tener varias mujeres?. ¿Debo aceptar la ablación del clítoris porque forma parte de lo tribal?. El pensamiento puede girar en ambas direcciones y alguno puede que no entienda las clínicas abortivas, la promiscuidad sexual, el matrimonio homosexual, o el alejamiento del domicilio por violencia doméstica. Todo forma parte del conjunto de valores donde se haya formado la persona.

En esta tesitura hay que asirse fuertemente a los principios, so pena de caer derrotados por la abulia y el hedonismo. Y en esa encrucijada algunos hablan de Alianza de Civilizaciones, mientras otros ya están en la cuarta guerra mundial. La tercera puede que sea la que configura las luchas internas de poder: poder económico, poder político, poder social, poder religioso. Quien no tiene poder, la inmensa mayoría, solo es un peón en la gran partida. Y qué nos queda, salvo la fe y la esperanza de que Dios nunca abandona al ser humano. Pues concretamente la voz, esa que nunca se apaga porque forma parte de la impronta del ser humano. Mientras tengamos voz para denunciar los hechos, habrá un rayo de luz en la oscuridad.