miércoles, 31 de diciembre de 2008

Réquiem por Oriente Medio



Estamos a un paso de la Jornada Mundial por la Paz, que desde hace mucho celebramos el primer día de enero. Oraremos por la paz en el mundo, mientras las bombas siguen cayendo en la Tierra que vio nacer a Jesús. Es un conflicto que dura más de sesenta años, con sus oscilaciones y treguas rotas. Como la de este final de año en la que los terroristas de Hamás siguen utilizando a los civiles palestinos como escudos humanos.

Es un territorio que poco a poco se va despoblando de habitantes cristianos porque unos u otros les hacen imposible vivir.El sufrido pueblo palestino está en manos de los violentos y así poco a poco en una espiral cada vez más sangrienta nos sacuden el rostro en estas festividades tan significativas para los cristianos. ¿Es casualidad o cálculo predeterminado?.

Si así fuera, que Dios recoja el lamento de sus hijos, de esos inocentes sacrificados a intereses ocultos. La paz es posible, siempre es posible, salvo cuando está en manos de asesinos sin escrúpulos dispuestos a sacrificar la vida de otros para reavivar el odio. No le niego a Israel su grado de crueldad, en las guerras no hay buenos y malos. Eso solo pasa en las películas, en las guerras sólo hay víctimas de un lado u otro. Son los Santos Inocentes de cada contienda, que su sangre sea la última que se derrame.

No tengo palabras, porque me faltan elementos de juicio. Siento simpatía hacia todo ser humano, con independencia de su sexo, raza o religión. Sólo me caen mal quienes están dispuestos a enfrentar a unos y otros. Por eso yo me inclino del lado de los no violentos y en ese preciso momento me convierto en víctima de unos o de otros. Ese es el destino de los pacíficos, ser inmolados como lo fue Cristo en la cruz.

Y sin embargo existe la guerra justa, lo difícil es saber dónde se esconde esa justicia, de parte de quién está. Lo más socorrido es lamentarse echando la culpa a uno u otros. ¿Por qué no salimos todos a la calle protestando por esos horribles bombardeos israelíes, y esos misiles asesinos lanzados por Hamás?.
Si no hay voluntad de negociación, la legítima defensa está justificada. Pero Dios me libre de saber de qué lado se inclina la balanza. No tengo ni la menor idea. Son demasiados años enfrentados y muchas las víctimas de ambos lados. Guerras, paz, vuelta a la guerra, vuelta a la paz, atentados selectivos, misiles de largo alcance. ¿Qué otra cosa podemos hacer que rezar para que vuelva la paz?.

No es poco recordar el goteo de guerras enquistadas en tantas y tantas zonas del globo. África se desangra con sus luchas tribales manejadas por intereses ocultos a favor de sus riquezas minerales. Afganistán se mantiene por la codicia de los poderosos que utilizan la droga que cultivan en sus campos. Y así podríamos recorrer uno a uno cada continente, salpicado aquí o allá de lágrimas inocentes.

Parece fácil decir que pare la guerra. Es bonito salir clamando por la paz. Lo difícil es dejar de empuñar el fusil cuando otros azuzan el odio. Y las estrategias de las guerrillas actuales parece que van en esa dirección a una guerra selectiva, rocambolesca, que mantiene entretenidos a los poderosos manejando el tablero de ajedrez.

Aquí sabemos de esas manipulaciones porque también tenemos terroristas que hacen imposible la paz entre hermanos. Que siguen dispuestos a encender la mecha. Y todos aquellos que se empeñan en sacudir al otro con fuego, dejando el diálogo y las urnas, merecen ser desterrados al valle de tinieblas. ¡Que Dios nos proteja de esos asesinos!.

Réquiem por Oriente Medio



Estamos a un paso de la Jornada Mundial por la Paz, que desde hace mucho celebramos el primer día de enero. Oraremos por la paz en el mundo, mientras las bombas siguen cayendo en la Tierra que vio nacer a Jesús. Es un conflicto que dura más de sesenta años, con sus oscilaciones y treguas rotas. Como la de este final de año en la que los terroristas de Hamás siguen utilizando a los civiles palestinos como escudos humanos.

Es un territorio que poco a poco se va despoblando de habitantes cristianos porque unos u otros les hacen imposible vivir.El sufrido pueblo palestino está en manos de los violentos y así poco a poco en una espiral cada vez más sangrienta nos sacuden el rostro en estas festividades tan significativas para los cristianos. ¿Es casualidad o cálculo predeterminado?.

Si así fuera, que Dios recoja el lamento de sus hijos, de esos inocentes sacrificados a intereses ocultos. La paz es posible, siempre es posible, salvo cuando está en manos de asesinos sin escrúpulos dispuestos a sacrificar la vida de otros para reavivar el odio. No le niego a Israel su grado de crueldad, en las guerras no hay buenos y malos. Eso solo pasa en las películas, en las guerras sólo hay víctimas de un lado u otro. Son los Santos Inocentes de cada contienda, que su sangre sea la última que se derrame.

No tengo palabras, porque me faltan elementos de juicio. Siento simpatía hacia todo ser humano, con independencia de su sexo, raza o religión. Sólo me caen mal quienes están dispuestos a enfrentar a unos y otros. Por eso yo me inclino del lado de los no violentos y en ese preciso momento me convierto en víctima de unos o de otros. Ese es el destino de los pacíficos, ser inmolados como lo fue Cristo en la cruz.

Y sin embargo existe la guerra justa, lo difícil es saber dónde se esconde esa justicia, de parte de quién está. Lo más socorrido es lamentarse echando la culpa a uno u otros. ¿Por qué no salimos todos a la calle protestando por esos horribles bombardeos israelíes, y esos misiles asesinos lanzados por Hamás?.
Si no hay voluntad de negociación, la legítima defensa está justificada. Pero Dios me libre de saber de qué lado se inclina la balanza. No tengo ni la menor idea. Son demasiados años enfrentados y muchas las víctimas de ambos lados. Guerras, paz, vuelta a la guerra, vuelta a la paz, atentados selectivos, misiles de largo alcance. ¿Qué otra cosa podemos hacer que rezar para que vuelva la paz?.

No es poco recordar el goteo de guerras enquistadas en tantas y tantas zonas del globo. África se desangra con sus luchas tribales manejadas por intereses ocultos a favor de sus riquezas minerales. Afganistán se mantiene por la codicia de los poderosos que utilizan la droga que cultivan en sus campos. Y así podríamos recorrer uno a uno cada continente, salpicado aquí o allá de lágrimas inocentes.

Parece fácil decir que pare la guerra. Es bonito salir clamando por la paz. Lo difícil es dejar de empuñar el fusil cuando otros azuzan el odio. Y las estrategias de las guerrillas actuales parece que van en esa dirección a una guerra selectiva, rocambolesca, que mantiene entretenidos a los poderosos manejando el tablero de ajedrez.

Aquí sabemos de esas manipulaciones porque también tenemos terroristas que hacen imposible la paz entre hermanos. Que siguen dispuestos a encender la mecha. Y todos aquellos que se empeñan en sacudir al otro con fuego, dejando el diálogo y las urnas, merecen ser desterrados al valle de tinieblas. ¡Que Dios nos proteja de esos asesinos!.

viernes, 26 de diciembre de 2008

Los cristianos estaremos en Colón el veintiocho



Que se esté haciendo todo un montaje respecto al número de asistentes al acto que se celebrará el próximo 28 de diciembre en Colón, me parece crear vanas expectativas y sobre todo polemizar sin sentido. Los cristianos tenemos muchos motivos para unirnos en actos multitudinarios, aunque sólo sea para que se vea que esto de la fe no está tan de capa caída como algunos quieren hacer creer.

Por otra parte, hay un cierto rechazo de muchos creyentes a ser manipulados por la “extrema derecha”, dicen; o por los kikos, sugieren otros. El caso es hablar y alimentar la polémica. Si todos los años se celebrase la Sagrada Familia en una convocatoria multitudinaria, dejarían de hablar de ello. Si esto supone un dispendio económico que no está al alcance de todos y maliciosamente caemos en la trampa de que ese dinero es mejor regalarlo a los pobres, también tendrán razón. La misma que Judas cuando razonó sobre el caro perfume que se había derramado a los pies de Jesús.

Estoy convencida que estas reuniones son motivo de críticas, y sólo por eso, a mí me parece que debemos arrimar el hombro. No entro ni salgo en las celebraciones paralelas que otros obispos han convocado en sus diócesis. Que de ello se deduzca una tensión en los miembros de la Conferencia Episcopal, ya es ganas de echar leña al fuego. Si se tercia ir a Madrid, no debe ser nunca para apoyar a Rouco. ¡A quién se le ocurre!.

Lo bueno que tiene esta convocatoria, respecto a las anteriores es que no hay elecciones. De manera que la lectura política resulta más difícil de hacer. Luego está el batallón de la quinta columna azuzando al personal diciendo que esas convocatorias no representan a todos los creyentes, sino sólo a unos pocos. Pues muy mal. Cualquier convocatoria religiosa a favor de la familia cristiana, es motivo de gozo y celebración para todos los hermanos en una misma fe. Quienes intencionadamente siempre hacen otras lecturas más políticas, deberían revisar sus esquemas. Porque a favor de la Iglesia como pueblo de Dios, no van precisamente.

Pero eso ya es de dominio público para quien visita estas páginas. Y va siendo hora de perder esas clasificaciones de progres y ortodoxos; de conservadores y progresistas, porque al único Señor que tenemos que servir es a Jesucristo y lo demás es seguir el juego a quienes más que unir dividen. Eso sí, hablando de un Dios misericordioso y amoroso, pero por debajo de la mesa, disparan a dar. No voy a nombrar donde se encuentran las tribus errantes. Ni voy a decir que yo soy la voz oficial de los fieles creyentes. Como algunos malintencionados dejan caer con cierta ironía.

Este espacio de religión digital es muy plural, yo diría que andamos todos revueltos y a su bola. De manera que cada blog representa exclusivamente a quien en él escribe. Y en su momento manifesté que la convocatoria tendría una lectura en clave política. Pero eso es lo de menos. Lo peligroso es que se monopolice la fe en manos de unos cuantos extremistas de un lado u otro. La iglesia es plural y según donde se mire puede estar agonizando o ser una semilla fecunda.

La mayoría de los cristianos no estaremos presentes en Colón el veintiocho de diciembre. Pero tendremos que sentir que allí se da testimonio de la fe que profesamos. Y entonces, todos los actos convocados en cada ciudad a favor de la familia, tendrán la misma lectura. Cuando se hable en los medios de comunicación de la convocatoria en Colón, lo que tendremos que hacer es precisamente hablar de tantos y tantos sitios donde se vive el mismo espíritu de manera fraterna y silenciosa. Sin grandes medios ni manifestaciones.

Pero no nos equivoquemos, nos quieren ahí, en el silencio discreto de nuestras iglesias, no en las calles. Porque en la calle dirán que somos los nacionalcatólicos. Y hay que perder las arrugas. Somos creyentes que dan testimonio de su fe y viven junto a otros una celebración litúrgica a la que tenemos derecho. Como cualquier otro grupo religioso o social que pide permiso a la autoridad para manifestar su fe o su opinión por la calle.

Así que animo a quien pueda acudir que acuda. Y el resto a rezar por la familia, como todos los años, pero especialmente por quienes se encuentren dando testimonio en Colón

Los cristianos estaremos en Colón el veintiocho



Que se esté haciendo todo un montaje respecto al número de asistentes al acto que se celebrará el próximo 28 de diciembre en Colón, me parece crear vanas expectativas y sobre todo polemizar sin sentido. Los cristianos tenemos muchos motivos para unirnos en actos multitudinarios, aunque sólo sea para que se vea que esto de la fe no está tan de capa caída como algunos quieren hacer creer.

Por otra parte, hay un cierto rechazo de muchos creyentes a ser manipulados por la “extrema derecha”, dicen; o por los kikos, sugieren otros. El caso es hablar y alimentar la polémica. Si todos los años se celebrase la Sagrada Familia en una convocatoria multitudinaria, dejarían de hablar de ello. Si esto supone un dispendio económico que no está al alcance de todos y maliciosamente caemos en la trampa de que ese dinero es mejor regalarlo a los pobres, también tendrán razón. La misma que Judas cuando razonó sobre el caro perfume que se había derramado a los pies de Jesús.

Estoy convencida que estas reuniones son motivo de críticas, y sólo por eso, a mí me parece que debemos arrimar el hombro. No entro ni salgo en las celebraciones paralelas que otros obispos han convocado en sus diócesis. Que de ello se deduzca una tensión en los miembros de la Conferencia Episcopal, ya es ganas de echar leña al fuego. Si se tercia ir a Madrid, no debe ser nunca para apoyar a Rouco. ¡A quién se le ocurre!.

Lo bueno que tiene esta convocatoria, respecto a las anteriores es que no hay elecciones. De manera que la lectura política resulta más difícil de hacer. Luego está el batallón de la quinta columna azuzando al personal diciendo que esas convocatorias no representan a todos los creyentes, sino sólo a unos pocos. Pues muy mal. Cualquier convocatoria religiosa a favor de la familia cristiana, es motivo de gozo y celebración para todos los hermanos en una misma fe. Quienes intencionadamente siempre hacen otras lecturas más políticas, deberían revisar sus esquemas. Porque a favor de la Iglesia como pueblo de Dios, no van precisamente.

Pero eso ya es de dominio público para quien visita estas páginas. Y va siendo hora de perder esas clasificaciones de progres y ortodoxos; de conservadores y progresistas, porque al único Señor que tenemos que servir es a Jesucristo y lo demás es seguir el juego a quienes más que unir dividen. Eso sí, hablando de un Dios misericordioso y amoroso, pero por debajo de la mesa, disparan a dar. No voy a nombrar donde se encuentran las tribus errantes. Ni voy a decir que yo soy la voz oficial de los fieles creyentes. Como algunos malintencionados dejan caer con cierta ironía.

Este espacio de religión digital es muy plural, yo diría que andamos todos revueltos y a su bola. De manera que cada blog representa exclusivamente a quien en él escribe. Y en su momento manifesté que la convocatoria tendría una lectura en clave política. Pero eso es lo de menos. Lo peligroso es que se monopolice la fe en manos de unos cuantos extremistas de un lado u otro. La iglesia es plural y según donde se mire puede estar agonizando o ser una semilla fecunda.

La mayoría de los cristianos no estaremos presentes en Colón el veintiocho de diciembre. Pero tendremos que sentir que allí se da testimonio de la fe que profesamos. Y entonces, todos los actos convocados en cada ciudad a favor de la familia, tendrán la misma lectura. Cuando se hable en los medios de comunicación de la convocatoria en Colón, lo que tendremos que hacer es precisamente hablar de tantos y tantos sitios donde se vive el mismo espíritu de manera fraterna y silenciosa. Sin grandes medios ni manifestaciones.

Pero no nos equivoquemos, nos quieren ahí, en el silencio discreto de nuestras iglesias, no en las calles. Porque en la calle dirán que somos los nacionalcatólicos. Y hay que perder las arrugas. Somos creyentes que dan testimonio de su fe y viven junto a otros una celebración litúrgica a la que tenemos derecho. Como cualquier otro grupo religioso o social que pide permiso a la autoridad para manifestar su fe o su opinión por la calle.

Así que animo a quien pueda acudir que acuda. Y el resto a rezar por la familia, como todos los años, pero especialmente por quienes se encuentren dando testimonio en Colón

sábado, 20 de diciembre de 2008

Se aproxima el día de la Sagrada Familia en Madrid


Se aproxima la fecha en la que el cardenal Rouco ha convocado a las familias cristianas en Madrid. Un acto público, pero litúrgico. Una manifestación de fe a la que se sumarán otros obispos y gente de toda España. Creo que la convocatoria está bien planteada. La fecha es la adecuada, coincide con la Sagrada Familia. Y si algo tenemos claro los cristianos es que celebrar la familia en Navidad, precisamente es dar gracias por todo lo bueno que de ella recibimos.

La familia cristiana cuando se vive el matrimonio como Sacramento, tiene unas connotaciones que la hacen diferente a esa crisis actual en la que vive cualquier familia. Donde las separaciones y las nuevas uniones afectan a los más indefensos que son los hijos. Es frecuente encontrar hermanos de diferentes progenitores en una nueva familia. Y al final, la crisis de los padres les pasa factura a los más pequeños.

Los problemas son los mismos en cualquier familia, pero la actitud es diferente, porque también son diferentes los valores. Lo que ponemos en primer lugar siempre es el bienestar de los nuestros. De esa manera, podemos ofrecer los pequeños disgustos y malentendidos a Dios y orarlos en comunión. También nos abrimos al diálogo y al compromiso de unión que es para siempre, por eso hay que luchar por ello día a día.

No es un sueño, es la realidad que viven muchas familias en la oscuridad de la vida cotidiana. Por eso hacer público un acto a favor de la familia, es dar luz a la sociedad. Naturalmente se va a politizar el tema, seguirán jugando a colocar la moral de la Iglesia como fuerza negativa para el progreso y las uniones del mismo sexo, tal y como lo hicieron hace un año. Es de esperar.

¿Qué sucede para que unos obispos se sumen al acto y otros disimulen convocando asambleas en sus respectivas diócesis?. Pués más allá de la intencionalidad de desmarcarse del acto por motivos personales, puede que incluso este juego a varias bandas sea muy positivo para el acto en sí mismo. La familia importa a todos los obispos de manera que ninguno va a ser ajeno a esa celebración festiva y religiosa que se verá coronada por una convocatoria multitudinaria. Se va a dar testimonio de la fe cristiana, donde se vive o debe vivirse con unos valores determinados, bastante alejados de lo que vemos a nuestro alrededor.

No es que se quiera moralizar a la sociedad, es sencillamente que se quiere reivindicar que la unión entre un hombre y una mujer a la luz del evangelio es un Sacramento y la única célula familiar posible. Las otras uniones y concubinatos varios, irán en aumento pero están heridos en su raíz. Porque se realizan sin una base sólida donde la unión supone crecer en comunión.

Como no puede ser de otro modo, los obispos que acudan serán evaluados afines a la línea de Rouco, la línea dura y tradicional. Así que sería muy provechoso que quienes se desmarcan del acto, dejen clara la unión pastoral con este acto. Que será bendecido por el Santo Padre. La finalidad está clara. Frente a una sociedad secularizada y hedonista, reivindicar los valores cristianos como célula de la sociedad cooperadora en su cabal desarrollo.

Las rupturas, las violencias, los divorcios, son un cáncer en la sociedad, no un mero trámite judicial. Las consecuencias de estos hechos afectan profundamente a los menores y, como es obvio, son el fruto del fracaso de sus progenitores incapaces de superar los propios egoísmos y sus diferencias. De manera que puestos a analizar el acto, más que buscar una orientación política lo que se tiene que destacar es un componente moral muy claro. Y a él deben sumarse otras confesiones dispuestas a defender los valores de la familia cristiana. Espero que sea un éxito y que produzca frutos espirituales, que son los que más nos importan

Se aproxima el día de la Sagrada Familia en Madrid


Se aproxima la fecha en la que el cardenal Rouco ha convocado a las familias cristianas en Madrid. Un acto público, pero litúrgico. Una manifestación de fe a la que se sumarán otros obispos y gente de toda España. Creo que la convocatoria está bien planteada. La fecha es la adecuada, coincide con la Sagrada Familia. Y si algo tenemos claro los cristianos es que celebrar la familia en Navidad, precisamente es dar gracias por todo lo bueno que de ella recibimos.

La familia cristiana cuando se vive el matrimonio como Sacramento, tiene unas connotaciones que la hacen diferente a esa crisis actual en la que vive cualquier familia. Donde las separaciones y las nuevas uniones afectan a los más indefensos que son los hijos. Es frecuente encontrar hermanos de diferentes progenitores en una nueva familia. Y al final, la crisis de los padres les pasa factura a los más pequeños.

Los problemas son los mismos en cualquier familia, pero la actitud es diferente, porque también son diferentes los valores. Lo que ponemos en primer lugar siempre es el bienestar de los nuestros. De esa manera, podemos ofrecer los pequeños disgustos y malentendidos a Dios y orarlos en comunión. También nos abrimos al diálogo y al compromiso de unión que es para siempre, por eso hay que luchar por ello día a día.

No es un sueño, es la realidad que viven muchas familias en la oscuridad de la vida cotidiana. Por eso hacer público un acto a favor de la familia, es dar luz a la sociedad. Naturalmente se va a politizar el tema, seguirán jugando a colocar la moral de la Iglesia como fuerza negativa para el progreso y las uniones del mismo sexo, tal y como lo hicieron hace un año. Es de esperar.

¿Qué sucede para que unos obispos se sumen al acto y otros disimulen convocando asambleas en sus respectivas diócesis?. Pués más allá de la intencionalidad de desmarcarse del acto por motivos personales, puede que incluso este juego a varias bandas sea muy positivo para el acto en sí mismo. La familia importa a todos los obispos de manera que ninguno va a ser ajeno a esa celebración festiva y religiosa que se verá coronada por una convocatoria multitudinaria. Se va a dar testimonio de la fe cristiana, donde se vive o debe vivirse con unos valores determinados, bastante alejados de lo que vemos a nuestro alrededor.

No es que se quiera moralizar a la sociedad, es sencillamente que se quiere reivindicar que la unión entre un hombre y una mujer a la luz del evangelio es un Sacramento y la única célula familiar posible. Las otras uniones y concubinatos varios, irán en aumento pero están heridos en su raíz. Porque se realizan sin una base sólida donde la unión supone crecer en comunión.

Como no puede ser de otro modo, los obispos que acudan serán evaluados afines a la línea de Rouco, la línea dura y tradicional. Así que sería muy provechoso que quienes se desmarcan del acto, dejen clara la unión pastoral con este acto. Que será bendecido por el Santo Padre. La finalidad está clara. Frente a una sociedad secularizada y hedonista, reivindicar los valores cristianos como célula de la sociedad cooperadora en su cabal desarrollo.

Las rupturas, las violencias, los divorcios, son un cáncer en la sociedad, no un mero trámite judicial. Las consecuencias de estos hechos afectan profundamente a los menores y, como es obvio, son el fruto del fracaso de sus progenitores incapaces de superar los propios egoísmos y sus diferencias. De manera que puestos a analizar el acto, más que buscar una orientación política lo que se tiene que destacar es un componente moral muy claro. Y a él deben sumarse otras confesiones dispuestas a defender los valores de la familia cristiana. Espero que sea un éxito y que produzca frutos espirituales, que son los que más nos importan

viernes, 12 de diciembre de 2008

Pongamos que hablo de la Juan XXIII

Son ellos, los de siempre, aquellos que se empeñan en finiquitar el Vaticano II y se erigen al mismo tiempo en sus únicos defensores. Ellos tienen la exclusiva, son fieles seguidores de una corriente de aire fresco que ha terminado sepultada por las huestes conservadoras. La joven progresía de aquellos años hoy ronda los setenta. Abuelotes un poco idos de la pinza que ya no encajan en la Iglesia ni en sus congregaciones religiosas. Algunos, en cambio, están bien lúcidos y siguen fieles a la Iglesia.

Otros se han exiliado a sí mismos y buscan sentir un poco de calor al abrigo de la Juan XXIII. Ya se sabe que allí se juntan los de siempre y algún jovenzuelo que todavía no ha descubierto la estrategia del Caballo de Troya. ¿Se acuerdan del relato?. Si, ahí está Tamayo con su cátedra de las religiones, subvencionado por el Estado dispuesto siempre a lanzar órdagos a la clerecía. La Iglesia, santa, madre y pecadora, está en ruinas según ellos. Llevan adecuándose a los tiempos cuarenta o cincuenta años. ¡Casi nada!. Y lo único conseguido ha sido el abandono masivo de los religiosos de sus congregaciones y comunidades. Y el alejamiento de los fieles.

Vayan a pedir cuenta al anuario de secularizaciones. Es para llorar. Y sin embargo siguen siendo quienes llevan la batuta con los más jóvenes. Y luego les pierden y se quejan. Hacen lo imposible porque se sientan cómodos: bailes, videos, cine fórum, cursillos, charlas, teatro. Un montón de actividades. Pero ni hablarles de Dios sino del compromiso con los pobres. Y claro, terminan por dejar la Iglesia y meterse a voluntarios en una ONG.

Hay que darles las gracias. Han conseguido el mayor número de asociaciones no gubernamentales de la historia. Su herencia son los laicos comprometidos con las causas de los pobres. Pero se olvidan siempre que ellos por sí mismos sólo son instrumentos en manos de Dios. Quien desee solucionar el mundo a golpe de fuerza de voluntad, tendrá que leer de nuevo el Evangelio: Todo se debe dejar en las manos de Dios que sabe cuando es el momento adecuado. El resto es trabajar sin esperar nada a cambio. Ni mucho menos creer que obramos por cuenta propia. Ese es el verdadero problema del voluntario. Llega un momento que se quema.

Así que las ONG pertenecen a los más jóvenes, pero resulta difícil que ese compromiso se prolongue más allá de la juventud. Y es que falta la fe en algo que sobrepasa la labor del voluntario. La esperanza de trabajar por el Reino en la seguridad de ser una gota en el océano. La voluntad de entregarse a fondo perdido. Y que sea lo que Dios quiera. Y en ese tema solo están los santos de cada día, anónimos y olvidados en pequeños rincones. Lo curioso es que no suelen oponerse públicamente a sus pastores.

Pues nada. Esta es la historia cotidiana de las congregaciones y ONG. Se secan como una higuera que no sabe dar fruto a su tiempo. Y yo no he querido entrar a trapo con el artículo de Tamayo que religión digital tiene en su sección de opinión. Como no lo quise hacer con el de Castillo. La libertad de opinión está para algo. De modo que pueden seguir analizando los males de la Iglesia. Pero que no piensen que le hacen algún bien, o que representan a la mayoría de los creyentes.

Mientras tanto, cada día suenan más próximos a un partido político que a la fe. Por eso es preciso recordarles que han apostado a “caballo perdedor”. La fe y la Iglesia, no se rigen por recetas de adecuación a los tiempos. Les guía el Espíritu Santo que es mucho más sabio. Podremos aspirar a una sociedad más justa y fraterna siempre que no nos empeñemos entre unos y otros en hacernos constantemente la puñeta.

De modo que la cosa no va de progresistas y conservadores, de heterodoxos u ortodoxos. El tema es si creemos en Cristo y su Resurrección y no creamos expectativas de grandes cosas en la Iglesia, sino sobre cada uno de nosotros, puestos en las manos de Dios. Él es quien hace obras grandes y su misericordia sigue siendo infinita a pesar de nuestros soberbios corazones. Pues tengamos la fiesta en paz, hermanos.

Pongamos que hablo de la Juan XXIII

Son ellos, los de siempre, aquellos que se empeñan en finiquitar el Vaticano II y se erigen al mismo tiempo en sus únicos defensores. Ellos tienen la exclusiva, son fieles seguidores de una corriente de aire fresco que ha terminado sepultada por las huestes conservadoras. La joven progresía de aquellos años hoy ronda los setenta. Abuelotes un poco idos de la pinza que ya no encajan en la Iglesia ni en sus congregaciones religiosas. Algunos, en cambio, están bien lúcidos y siguen fieles a la Iglesia.

Otros se han exiliado a sí mismos y buscan sentir un poco de calor al abrigo de la Juan XXIII. Ya se sabe que allí se juntan los de siempre y algún jovenzuelo que todavía no ha descubierto la estrategia del Caballo de Troya. ¿Se acuerdan del relato?. Si, ahí está Tamayo con su cátedra de las religiones, subvencionado por el Estado dispuesto siempre a lanzar órdagos a la clerecía. La Iglesia, santa, madre y pecadora, está en ruinas según ellos. Llevan adecuándose a los tiempos cuarenta o cincuenta años. ¡Casi nada!. Y lo único conseguido ha sido el abandono masivo de los religiosos de sus congregaciones y comunidades. Y el alejamiento de los fieles.

Vayan a pedir cuenta al anuario de secularizaciones. Es para llorar. Y sin embargo siguen siendo quienes llevan la batuta con los más jóvenes. Y luego les pierden y se quejan. Hacen lo imposible porque se sientan cómodos: bailes, videos, cine fórum, cursillos, charlas, teatro. Un montón de actividades. Pero ni hablarles de Dios sino del compromiso con los pobres. Y claro, terminan por dejar la Iglesia y meterse a voluntarios en una ONG.

Hay que darles las gracias. Han conseguido el mayor número de asociaciones no gubernamentales de la historia. Su herencia son los laicos comprometidos con las causas de los pobres. Pero se olvidan siempre que ellos por sí mismos sólo son instrumentos en manos de Dios. Quien desee solucionar el mundo a golpe de fuerza de voluntad, tendrá que leer de nuevo el Evangelio: Todo se debe dejar en las manos de Dios que sabe cuando es el momento adecuado. El resto es trabajar sin esperar nada a cambio. Ni mucho menos creer que obramos por cuenta propia. Ese es el verdadero problema del voluntario. Llega un momento que se quema.

Así que las ONG pertenecen a los más jóvenes, pero resulta difícil que ese compromiso se prolongue más allá de la juventud. Y es que falta la fe en algo que sobrepasa la labor del voluntario. La esperanza de trabajar por el Reino en la seguridad de ser una gota en el océano. La voluntad de entregarse a fondo perdido. Y que sea lo que Dios quiera. Y en ese tema solo están los santos de cada día, anónimos y olvidados en pequeños rincones. Lo curioso es que no suelen oponerse públicamente a sus pastores.

Pues nada. Esta es la historia cotidiana de las congregaciones y ONG. Se secan como una higuera que no sabe dar fruto a su tiempo. Y yo no he querido entrar a trapo con el artículo de Tamayo que religión digital tiene en su sección de opinión. Como no lo quise hacer con el de Castillo. La libertad de opinión está para algo. De modo que pueden seguir analizando los males de la Iglesia. Pero que no piensen que le hacen algún bien, o que representan a la mayoría de los creyentes.

Mientras tanto, cada día suenan más próximos a un partido político que a la fe. Por eso es preciso recordarles que han apostado a “caballo perdedor”. La fe y la Iglesia, no se rigen por recetas de adecuación a los tiempos. Les guía el Espíritu Santo que es mucho más sabio. Podremos aspirar a una sociedad más justa y fraterna siempre que no nos empeñemos entre unos y otros en hacernos constantemente la puñeta.

De modo que la cosa no va de progresistas y conservadores, de heterodoxos u ortodoxos. El tema es si creemos en Cristo y su Resurrección y no creamos expectativas de grandes cosas en la Iglesia, sino sobre cada uno de nosotros, puestos en las manos de Dios. Él es quien hace obras grandes y su misericordia sigue siendo infinita a pesar de nuestros soberbios corazones. Pues tengamos la fiesta en paz, hermanos.

viernes, 5 de diciembre de 2008

Que caiga sobre ellos el peso de la Ley

Este blog quiere hoy testimoniar el profundo asco que siente hacia la banda asesina de ETA. Pero siguiendo el humanismo cristiano también pide por la conversión de los asesinos. Ha caído una nueva víctima de la barbarie y la sinrazón. En este caso un empresario. Un padre de familia con cinco hijos y sin escolta, hay que ser valientes para descerrajar dos disparos directos a bocajarro. Y hay que padecer de algún trastorno severo de calidad humana, para dormir por la noche después de haber matado a alguien.

Pues como en este mundo de Dios existen infinidad de matices, parece que haberlos haylos. Para desgracia de todos los españoles. Después de un día de trabajo rodeada de niños llenos de vida, con sus juegos y riñas, es difícil pensar en la muerte. Y llegas a casa y recibes la noticia. Inmediatamente piensas en esa familia destrozada. Luego, no entiendes nada. ¿Qué quieren?. ¿Seguir con el cuento de nunca acabar?. Somos mayoría quienes no entendemos que después de treinta años de democracia exista un tumor gangrenoso como el de la banda armada terrorista. Cuatro gatos pelados, buscando montar bulla, incapaces de llevar a las urnas su proyecto.

¿Cómo se llama a quienes intentan imponer mediante el terror la política?. Busquen en el diccionario, hay gran cantidad de adjetivos que dan colorido a la miserable y rastrera coacción de las armas. El pueblo vasco no se merece tener entre su gente a quienes les hacen volverse de espaldas cada dos pasos. A quienes no pueden hablar por miedo, por si acaso, por si, por si... ¡En eso han convertido a Euskadi!.

Miro las caras desafiantes de estos individuos e individuas en la televisión y no puedo ponerme en su piel. No entiendo el crimen. Por eso solo me parece posible enviar mi saludo a los familiares de esta nueva víctima de la barbarie y rezar por ellos. Se acercan unas fechas entrañables, pero hoy a una familia le han destrozado la Navidad.

Me gustaría enviar palabras de consuelo a familiares y amigos. En realidad a todo el pueblo vasco. A quienes más directamente sufren la extorsión y el miedo a esos vándalos en la clandestina sombra de su oscuridad, la de su mente y de su corazón, negro por el odio, incapaz del diálogo. Pues que caiga sobre ellos todo el peso de la ley.

Descanse en paz Ignacio Uría Mendizábal, capaz de aguantar la presión del miedo sin temor y a cara descubierta. Que su sangre sea la de la última víctima de esos asesinos

Que caiga sobre ellos el peso de la Ley

Este blog quiere hoy testimoniar el profundo asco que siente hacia la banda asesina de ETA. Pero siguiendo el humanismo cristiano también pide por la conversión de los asesinos. Ha caído una nueva víctima de la barbarie y la sinrazón. En este caso un empresario. Un padre de familia con cinco hijos y sin escolta, hay que ser valientes para descerrajar dos disparos directos a bocajarro. Y hay que padecer de algún trastorno severo de calidad humana, para dormir por la noche después de haber matado a alguien.

Pues como en este mundo de Dios existen infinidad de matices, parece que haberlos haylos. Para desgracia de todos los españoles. Después de un día de trabajo rodeada de niños llenos de vida, con sus juegos y riñas, es difícil pensar en la muerte. Y llegas a casa y recibes la noticia. Inmediatamente piensas en esa familia destrozada. Luego, no entiendes nada. ¿Qué quieren?. ¿Seguir con el cuento de nunca acabar?. Somos mayoría quienes no entendemos que después de treinta años de democracia exista un tumor gangrenoso como el de la banda armada terrorista. Cuatro gatos pelados, buscando montar bulla, incapaces de llevar a las urnas su proyecto.

¿Cómo se llama a quienes intentan imponer mediante el terror la política?. Busquen en el diccionario, hay gran cantidad de adjetivos que dan colorido a la miserable y rastrera coacción de las armas. El pueblo vasco no se merece tener entre su gente a quienes les hacen volverse de espaldas cada dos pasos. A quienes no pueden hablar por miedo, por si acaso, por si, por si... ¡En eso han convertido a Euskadi!.

Miro las caras desafiantes de estos individuos e individuas en la televisión y no puedo ponerme en su piel. No entiendo el crimen. Por eso solo me parece posible enviar mi saludo a los familiares de esta nueva víctima de la barbarie y rezar por ellos. Se acercan unas fechas entrañables, pero hoy a una familia le han destrozado la Navidad.

Me gustaría enviar palabras de consuelo a familiares y amigos. En realidad a todo el pueblo vasco. A quienes más directamente sufren la extorsión y el miedo a esos vándalos en la clandestina sombra de su oscuridad, la de su mente y de su corazón, negro por el odio, incapaz del diálogo. Pues que caiga sobre ellos todo el peso de la ley.

Descanse en paz Ignacio Uría Mendizábal, capaz de aguantar la presión del miedo sin temor y a cara descubierta. Que su sangre sea la de la última víctima de esos asesinos