sábado, 1 de septiembre de 2007

Euskadi. ¡Basta ya!



Los opispos vascos exigen la desaparición de ETA y llaman para trabajar por la paz. El titular es contradictorio, no se puede llamar a la paz que es diálogo, sin condenar a ETA.
Todos sabemos que ya no puede haber ningún pacto, se ha descubierto la gran mentira. No existirá paz hasta que ellos no consigan lo que quieren. Ese parece que es su discurso. Y sobre la mesa, lo que ellos quieren es la autodeterminación, la segregación. Negar la españolidad de miles de votantes, no puede negociarse, no es razonable ni siquiera tenerlo en cuenta.

Cuando se ven las fotografías de los nuevos sicarios de la banda terrorista, sorprende su juventud. Ni han vivido el franquismo, ni tienen idea de lo que era no tener libertad de expresión. Que ellos se hayan apuntado a la sinrazón se lo debemos al sistema democrático, que permite el adoctrinamiento escolar en una idea de Euskadi, completamente ajena a la realidad. La criatura que devora a sus propios hijos, está presente en esos municipios que no alzan la bandera española. En esos turistas que firman con nacionalidades falsas en los libros de visitas.

La Iglesia ha sido muy clara al respecto. En las orientaciones morales ante la situación actual de España y en su valoración del terrorismo no dejan margen de duda. La Paz es un bien pero no puede construirse sobre la base de una injusticia. Y eso es lo pretende la banda terrorista y sus sicarios. Jugar a cambiar de siglas para seguir perpetuando el odio y la división, nos lleva a la paradoja de que en la calle siguen quienes debieran estar a buen recaudo por hacer apología del terrorismo, por lanzar a sus jóvenes hornadas al vandalismo aterrorizando a la gente de bien. Por mantener discursos equívocos que manipulan y engañan.

El Gobierno lo sabe, sea cual sea su tendencia ha tratado de finalizar con el problema vasco, y sin embargo no lo consigue. ¿Por qué?. Porque respeta la democracia, la pluralidad, la diferencia. Pero no se puede consentir que Saturno devore a sus hijos. La unidad de España por encima de otras consideraciones tiene que ser el vínculo a partir del cuál se organizan todas las instituciones y partidos. Lo contrario es fomentar la división cainita en unas nacionalidades sectarias.

Creo que somos muchos los españoles que pensamos igual. Hemos salido a la calle en cientos de ocasiones para mostrar nuestra repulsa. Y moralmente tenemos que estar por encima de los asesinos y sus tramas ocultas. Las asociaciones de víctimas del terrorismo han sufrido en su propia carne a quienes desean imponer una territorialidad sectaria, y lo hacen como sicarios con un terrorismo que no representa a ningún pueblo vasco, si no a unos miles de confundidos ciudadanos que están siendo manipulados en nombre de una falsa patria.

Por eso quienes estamos hartos de tantas sangre y sinrazón, una vez más levantamos la voz para gritrar ¡BASTA YA!.

2 comentarios:

  1. Hola Carmen....te he encontrado esta tarde. Un abrazo
    virtudes

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  2. El problema de base es el lavado de cerebro que padecen las nuevas generaciones en Euskadi. Se les convence de que están oprimidos y lo han estado siempre, de que son perseguidos, cuando nadie lo hace, de que su patria chica es algo así como un dios antiguo que reclama sangre, la sangre de los que pasan por delante de sus narices. Es demoníaco.
    Gracias por tu planteamiento,
    un saludo.

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