jueves, 11 de octubre de 2007

La legalidad del abuso de menores



Es indignante hasta donde son capaces de llegar algunos. Un reality show protagonizado por niños entre ocho y quince años. Algo así como el gran hermano o supervivientes, pero en versión infantil. Es el éxito de una progración que aspira a ser familiar. Graban durante las veinticuatro horas a los niños, y los mantienen expuestos al público en todas sus reacciones para ganar una estrella de 20.000 dólares. Ese programa de la CBS norteamericana, ya tiene su versión europea.

Miren que me duele la participación de los niños en cualquier tipo de programa, especialmente si les piden comportamientos de adultos. Concursos de baile, cantantes nóveles. Todo eso me produce un malestar interior. Veo como que les están robando la infancia y creo que debiera suprimirse ese trapicheo con el menor para satisfacción de adultos vanidosos. No me gusta para nada y me parece que al igual que se establecen leyes para la protección del menor se deberia prohibir estos tipos de actuaciones. Hay una niña prodigio española, Marisol, Pepa Flores de civil, quien sabe bien como es la vida de éxito y fama en la infancia y creo que nunca lo superó. Si hablamos del caso, Joselito, encontramos a una personalidad tocada por esa infancia de trabajo entre bambalinas, cuya vida de adulto se ha visto marcada por la dificultad de adaptación a lo cotidiano.

Lo cierto es que la jornada de trabajo del citado programa es de veinticuatro horas durante cuarenta días. En este programa televisivo, se premia “el trabajo duro”. Los niños de entre 8 y 15 años, deben, sin ayuda de ningún adulto, limpiar los baños, cocinar, lavar los platos, ir a por agua, o cuidar a los animales que habitan en el “Fuerte de Bonanza”. Los niños han tenido accidentes pero los padres se comprometen a no demandar a la CBS y a aceptar su plena responsabilidad si la grabación deja en el niño “daños emocionales, enfermedades, dolencias de transmisión sexual, sida o embarazos”. Bonita cláusula que exhonera a los adultos y perjudica al menor. Suficiente a mi juicio para prohibir la grabación de dicho programa.

Con sinceridad, somos incongruentes. Una cosa es educar para formar una personalidad recia, y otra utilizar a un niño como cobaya. ¿Hasta dónde somos capaces de llegar?. Si los padres son capaces de prestar a los hijos para conseguir un premio en metálico o para satisfacer su vanidad, no nos puede extrañar que luego tengamos comportamientos conflictivos en los menores. De ahí en adelante cualquier cosa es posible. Pero lo paradógico es que esto se da en la sociedad desarrollada, democrática, cuidadosa de la legalidad, de la protección del medio ambiente, del derecho universal de la salud y de la educación.

Es una especie de contrasentido que muestra a las claras lo enferma que se encuentra nuestra sociedad del bienestar. Ahora que tanto se lleva llamar para votar por un concursante y aumentar su nivel de aceptación, se debería también poder votar en contra de programas televisivos que hieren la dignidad del ser humano, o que ofenden por la zafiedad de sus contenidos. Invito a todos los padres a protestar en caso de que se quiera llevar a cabo semejante enjendro en nuestro país.

1 comentario:

  1. Gracias por la invitación. Espero corresponder a vuestra amabilidad.

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