viernes, 6 de junio de 2008

Con la COPE hemos topado



Llevamos varias semanas con la marejadilla sobre la situación de la COPE. Como me he posicionado en otras ocasiones, no veo motivo para no volver a situarme contra quien tenga por costumbre crispar la sociedad española, con calumnias, infundios y suposiciones. Creo que en las escuelas de periodismo la cuestión de la ética debería formar parte de sus créditos de estudio. Pero si ello no fuera así, está claro que en todas las Jornadas sobre los Medios de Comunicación que la Iglesia lleva a cabo, se pide una honestidad que va más allá de los índices de audiencia.

No sabemos la extraña razón que hace líderes de la bazofia a unos cuantos comunicadores. El éxito relativo puede ser el fracaso a largo plazo. Sería el caso de algunos periodistas de la COPE que se salen del ideario de la cadena para situarse en un frente de batalla que, miren por donde, termina en los Juzgados. Y es que no se puede descalificar gratuitamente a nadie, porque eso pasa factura. Si lo que cuenta es influir en la política las redes se quedan enganchadas en el fondo y arrastran toda la fauna viva de las profundidades, para lograr una captura que es “pan para hoy y hambre para mañana”.

Que eso siga funcionando requiere unas dosis de “mala leche” que formaría parte de esa máxima maquiavélica de que “el fin justifica los medios”. Pero miren por donde los creyentes no estamos de acuerdo con ello. Y por eso nos da vergüenza que una cadena que debiera defender la libertad de expresión y ser modelo de comunicadores, se haya convertido en comidilla de tertulias de café. Como además tiene por objeto influir en las fuentes “del poder” buscando crear una línea de opinión; una veces va a favor de determinados personajes, para alzarse contra los mismos cuando ya no sirven a “sus fines”.

Esto que es meridianamente claro para buena parte de la sociedad, queda solapado por la guerra mediática de varios comunicadores desde diferentes frentes, y algunos toman partido entendiendo que hace falta una voz firme y clara que cante “las cuarenta al lucero del alba”. Lo malo es que esa voz no representa el sentir de muchos católicos a quienes se nos ha enseñado que “el mundo, el demonio y la carne” están ahí para tocarnos las narices cada vez que tenemos que optar por Dios o por otras cuestiones más mundanas.

Pues haciendo honor al patrón de los políticos Santo Tomás Moro, que supo defender su fe por encima de las conveniencias políticas de su rey, muchos opinamos que no vale quien pega más fuerte y mejor, aunque sea muy brillante, porque si no lo hace respetando unas reglas éticas, no nos sirve como modelo sino como corruptor de las ondas. De manera que se crea un estilo de comunicar agresivo y faltón que perjudica a toda la sociedad. Y es que tener voz en un medio de comunicación entraña una gran responsabilidad social.

Por eso, muchos deseamos que nombrar la COPE no sea sinónimo de dos o tres personas, sino de un estilo de comunicar que tiene sus principios en el humanismo cristiano. Me consta que esto es muy difícil sobre todo porque el enemigo ataca sin piedad y utiliza cualquier debilidad para deshacerse de su contrincante. Pero si queremos responder a su nivel, hemos perdido la batalla que más nos importa, esa que consiste en dar al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios.

Cuando se pacta “con el diablo”, entendido como personajes faltos de escrúpulos y dispuestos a llegar a todo, entonces perdemos credibilidad. Podremos parecer incoherentes por nuestras debilidades, pero al menos que no lo seamos por nuestros principios. Y esos principios no son exclusivos de una sola persona, y si acaso lo parece, entonces alguien debería obrar en consecuencia para que no se confunda toda la labor de una cadena radiofónica con dos o tres personajes.

En aquel tiempo, enviaron a Jesús unos fariseos y partidarios de Herodes, para cazarlo con una pregunta. Se acercaron y le dijeron: «Maestro, sabemos que eres sincero y que no te importa de nadie; porque no te fijas en lo que la gente sea, sino que enseñas el camino de Dios sinceramente. ¿Es lícito pagar impuesto al César o no? ¿Pagamos o no pagamos?» Jesús, viendo su hipocresía, les replicó: «¿Por qué intentáis cogerme? Traedme un denario, que lo vea.» Se lo trajeron. Y él les preguntó: «¿De quién es esta cara y esta inscripción?» Le contestaron: «Del César.» Les replicó: «Lo que es del César pagádselo al César, y lo que es de Dios, a Dios.» Se quedaron admirados. Marcos 12.13-17

5 comentarios:

  1. Qué poca idea tienes, Carmen.

    ResponderEliminar
  2. Anónimo:
    Quien tiene más idea debería aportar argumentos. Utilizar la exclamación en el comentario tampoco estaría mal.
    ¡Qué poca idea tienes,...!

    ResponderEliminar
  3. No se debe leer con tono exclamativo, sino resignado.
    Un saludo

    PD: No te piques, Carmen. Con un poco de reflexión verás como llegas a descubrir la verdad de las cosas...)

    ResponderEliminar
  4. ¿Líderes de la basura? Tú eres una aprendiza de ello. Te falta capacidad pero te esmeras. Nunca llegarás a líder, pero a basura hace tiempo que llegaste.

    ResponderEliminar
  5. Que facil ampararse en el anonimato y descalificar sin argumentos.

    ResponderEliminar