domingo, 20 de julio de 2008

Conferencia Mundial para el Diálogo: una patochada


La Conferencia Mundial para el diálogo organizada en Madrid, ha sido sin lugar a dudas todo un montaje de marketing para suavizar la negativa visión que los países islámicos tienen en occidente. Vergonzoso y patético que el rey Saudita hable de diálogo y tolerancia, cuando es vox populi que en Arabia Saudita la conversión al cristianismo supone una condena de muerte. Hablar de diálogo cuando no se admiten la libertad religiosa y se respeta todas las creencias, resulta una patochada propia de los estrategas mundiales que nos toman por imbéciles.

Nuestro flamante rey, amigo especial de los países árabes y encantado con los beneficios que recibimos bien sea en acuerdos económicos con ciertas empresas, o a través de la imagen de Marbella y sus fastuosos dispendios a costa de ciertos emires, está dispuesto a inclinar la cabeza ante quienes representan a este país. Al unísono el rey Juan Carlos y el presidente Zapatero. En este último caso su Alianza de Civilizaciones le lleva a favorecer con subvenciones la construcción de mezquitas y asociaciones islamistas.

Todos amamos la paz, lo que no convence es la idiotez en grado supino. Y ese es el papel que nos corresponde a los ciudadanos, creer en los grandes discursos que hablan de diálogo y tolerancia, que sólo son aplicables en nuestro territorio y que de hecho están muy lejos de llevarse a cabo en aquellas zonas geográficas de donde proviene el rey saudita. Pero puestos a ver en el individuo un activo económico, un número de productividad que establece las pérdidas y ganancias también en política, este encuentro maquilla maravillosamente la realidad y deja un sabor de fraternidad universal que es falso.

Tenemos que asistir a la patochada de que un titular convierta a las mujeres en las víctimas de todas las religiones. ¡Qué bonito!. Representantes de diversas creencias llevadas de la mano de nuestro flamante director de la cátedra de Teología y Ciencia de las Religiones Juan José Tamayo, dando un toque de ideología de género al evento, mientras en el país del famoso rey Saudita, no se pueden mover sin la autoridad paterna y marital.

Pues qué quieren que les diga, me molesta que se gaste dinero público en esta operación de maquillaje de la realidad. En el Islam puede que haya gente tolerante, porque afortunadamente en todos los sitios existen personas de gran valía, que no se dejan arrastrar por el fanatismo. Pero dudo mucho del éxito de esta cumbre y me siento indignada de que en representación de nuestra religión se alce como portavoz el Sr. Tamayo. No se ha conocido ninguna representación eclesial católica en el evento. Muchas voces hablando de Al Ándalus y la cuna de las tres culturas: “Ninguna paz será posible sin unos valores éticos comunes”, afirma D. José de Venecia, Congresista y ex presidente de la Cámara de Filipinas. Sabias palabras que debieran comenzar por aplicarse en zona islámica.

Me ha parecido un evento realizado a mayor gloria del rey Saudita, con el beneplácito de nuestra monarquía muy amiga de los intereses económicos en la zona. Creo que de Dios han hablado poco, y de paz sólo para situarse entre las víctimas, nunca entre los agresores. Ya digo todo un lifting propio de un sueño oriental.Y no es que yo esté en contra del diálogo, todo lo contrario. Pero esta cumbre sólo es un brindis al sol.

Sin embargo la presencia de Benedicto XVI junto a numerosos líderes religiosos en Sydney, presenta de nuevo la necesidad de establecer puentes entre las diferentes creencias. La dificultad que entraña esta labor consiste precisamente en las reticencias que ciertas religiones mantienen ante la Declaración Universal de Derechos Humanos

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