viernes, 17 de octubre de 2008

Riqueza, pobreza y justicia social



En medio de una crisis económica de consecuencia imprevisibles, en las que o bien resurge como el Ave Fénix el sistema capitalista o se muta en algo mucho más equitativo donde no siempre ganen los mismos. Y digo se muta porque en cierto modo la economía liberal viene haciendo aguas debido a la codicia de los usureros de turno. Y también a la indolencia de la propia sociedad neoliberal, donde lo que cuenta es conseguir un nivel de vida digno para la mayoría y dejar en paz a esa extraña élite de financieros, economistas, empresarios que son capaces de desayunar en Madrid y cenar en New York.

Para quien ha conocido la ida y venida de estos tiburones de las finanzas, no le sorprende la frialdad con la que analizan los acontecimientos. Los problemas se resuelven por eliminación pero sin ninguna implicación emocional; el otro, es ajeno completamente a su vida. Pueden cerrar y abrir empresas en función de la movilidad que hoy por hoy tiene el mercado. De modo que si XXX se cierra en España, reaparece en China bajo otro nombre pero con las mismas personas al mando de la nave. Y cuando digo China lo digo porque es un mercado emergente, cuya productividad está en competencia directa con las empresas occidentales.

Lo curioso es que estas mismas empresas están saliendo hacia China y otros mercados emergentes, para abrir allí sus empresas, fuera del alcance de los sindicatos y la economía del bienestar. De modo que no es extraño que los balones con los que juegan los niños en cualquier patio de escuela, estén realizados por manos de su misma edad que consumen jornadas maratonianas para llevarse un mísero salario. Y como pescadilla que se muerde la cola, seguir siendo mano de obra barata que no crea conflictos de salario, ni de convenios colectivos.

Es curioso que el mundo avance en una dirección y por otro lado se repitan los mismos errores del siglo XIX. La industrialización se exporta a economías agrarias y de subsistencia, para ganar cuotas de mercado. Y con unas cuantas migajas cambian la miseria del campo por la de las ciudades con la ilusión de labrarse un porvenir. Claro que esto que digo son apenas pinceladas sobre un lienzo muy emborronado. Pero no me negarán que de lo que se trata es de obtener beneficio y productividad saltándose a la torera los derechos de los trabajadores.

La situación se puede mirar con tranquilidad desde un país de occidente mientras no nos quiten el empleo y las coberturas sociales conseguidas gracias al esfuerzo y la lucha de otros, gracias también a la buena voluntad. Esa que hace capaces a los seres humanos para sentarse y debatir sobre derechos y deberes con ecuanimidad. Por eso es necesario recordar cifras que nos hagan sentirnos incómodos con nuestra sociedad consumista, donde el derroche hasta en los bienes comunes como es el agua, es la moneda corriente. Basta recordar los siguientes datos de Pobreza cero.

50 millones de infectados con el HIV y la gran mayoría sin ningún tratamiento ni atención.- 800 millones de personas no tienen acceso a la comida suficiente para alimentarse.- 1100 millones de personas sobreviven con menos de 1 dólar diario.- 1200 millones de personas no tienen acceso al agua potable.- 10 millones de niños y niñas mueren antes de cumplir los cinco años por causas evitables.- el 70% de las personas pobres del Planeta son mujeres.- el 10% de la población mundial disfruta del 70% de las riquezas del Planeta.- el 75% de las personas pobres son campesinos y campesinas.

En una sociedad donde el dinero fluye de un lado al otro del mundo a la velocidad de las nuevas tecnologías, es posible crear campañas solidarias mundiales, cuyas repercusiones afecten las decisiones que se toman en los centros neurálgicos del poder. Allí donde se decide hundir una economía o salvar un país de la bancarrota. No nos quedemos indiferentes, a problemas globales, soluciones globales. Podemos erradicar la pobreza la sensibilidad cristiana nos recuerda aquello que dijo Jesús: “todo aquello que hagáis a los demás a mí me lo hacéis”

2 comentarios:

  1. Estic d'acord amb tú, la crisi, només és per la gent normal, els traballadors de la classe mitjana, però a aquest pas no hi haurà classe mitjana, sinó rics i pobres, perquè les empreses fan fallida i marxen a països on saben que els treballadors faran jornades de més de 12 hores i a un jornal baixíssim.
    En fi que poca cosa podem fer per evitar la caiguda de l'Estat de Benestar.

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  2. El año pasado la leímos en clase de cuarto de ESO, aunque no coincidiendo con estas fechas. Para mi sorpresa Don Juan Tenorio les encantó, y me pedían cada jueves que continuáramos leyéndola. Don Juan Tenorio, Don Luis Mejía, su rival, Don Gonzalo de Ulloa, Inés de Ulloa... se convirtieron en personajes habituales durante las semana que duró la lectura. El romanticismo todavía les atrae por la fuerza que otorga a los sentimientos, lo que se identifica con lo que ellos viven. Un cordial saludo.

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