viernes, 21 de noviembre de 2008

Los católicos salen a la calle



Aunque ustedes no lo sepan, aunque todos los medios excepto dos o tres, silencien el acontecimiento, se está realizando el X Congreso de Católicos y Vida Pública. Tiene lugar en Madrid durante los días 21, 22 y 23 de este mes de noviembre y su tema principal es “Cristo la esperanza fiable”. Muchos lo seguiremos gracias a Internet, este medio que está resultando ser una filón para el resurgir del catolicismo en la Vida Pública. Efectivamente, son cientos las páginas webs de temática religiosa y miles los blogs de igual contenido. Pero la Vida Pública no es sólo tener una ventana abierta en la red. Por eso se llevan a cabo estos Congresos.

Hace falta que la voz de los creyentes esté presente en la sociedad, en todas las ramas del saber. Nuevos intelectuales y personas de a pie que aporten su visión cristiana al análisis de la realidad actual. Miembros activos de la sociedad implicados de forma coherente en asociaciones y organizaciones sociales que trabajan por el bien común. Y probablemente esto no tenga nada que ver con un determinado partido político, pero debe valer para que los partidos, tengan en cuenta la opinión de la Iglesia. Entiéndase que por Iglesia no me refiero exclusivamente a la jerarquía sino en especial al Pueblo de Dios.

Somos muchos quienes pensamos que debe existir el orgullo de ser católicos, sin temor a ser tachados de fascistas porque se haya querido asociar la fe con la política y en especial la mentalidad conservadora en materia moral. No estar a favor del aborto es un planteamiento equivocado, se está a favor de la vida, especialmente de la más vulnerable. Sin juzgar situaciones límites que pueden y deben ser resueltas en conciencia y con el asesoramiento adecuado. Se está a favor de la justicia social y en contra de la explotación de cualquier ser humano, también de aquellos que creen disfrutar de la libertad arrastrando yugos pesados en su vida, atrapada en la droga o la prostitución.

El citado Congreso tratará por tanto de seguir el modelo de proposiciones en carácter positivo, teniendo a Cristo como faro que guía e ilumina una esperanza en el futuro, una confianza en los valores del Reino. Siempre sabiendo que estamos de paso, pero que somos esa pequeña gota que hace falta en el océano de la vida. Si el Congreso de Católicos y Vida Pública sigue esta línea de comunicación positiva, de salida al encuentro de la sociedad, el respeto de los demás está garantizado.

¿Cómo podremos conseguir ese respeto?. En la medida que seamos capaces de aportar soluciones a la humanidad. Por eso es importante cambiar el lenguaje, no estamos contra el condón, si no a favor de una sexualidad responsable, donde el ser humano sea capaz de someter sus instintos y reorientarlos al don de la vida humana. Estamos a favor de la fidelidad en el matrimonio, del compartir los anhelos y esperanzas dentro de un sacramento de vida que es una vocación sagrada. El católico está más allá del político de izquierdas que solo piensa en una dirección, más allá del político de derechas. El católico tiene que hacer efectiva la cooperación y la fraternidad entre hermanos.

Lo curioso es que debemos tomar conciencia de que se nos tiene que notar la fe. Con la alegría contagiosa de quien se sabe en las mejores manos, las de Dios. Con la esperanza en vencer obstáculos y dificultades, con la generosidad a favor de quienes nos rodean. Ese es el reto de estos Congresos que vienen realizándose ya en su décima edición. Serán muchos los participantes y ponentes. Cada uno aportará su granito de arena; el resto tendremos que hacer lo mismo en nuestros respectivos puestos de trabajo y en aquellas asociaciones donde colaboremos.
Una cosa es cierta, para dar testimonio de la fe se necesitan la oración y los sacramentos, dos prácticas que vienen siendo desestimadas desde hace varias generaciones, por considerar que lo principal es el servicio a los demás. Cuando la realidad nos dice que no somos capaces de darnos, si no hay una relación estrecha con el vínculo que nos hace universales, sin Cristo la caridad no existe. Con Cristo todo es posible, porque sabemos que allí donde no llegamos nosotros llega su Amor.

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