viernes, 9 de marzo de 2007

En memoria de la Transición

Todo el mundo habla de recuperar el espíritu de la Transición. Lo proclama algún obispo y lo demanda la crema de la intelectualidad, desde periodistas a filósofos, pasando por el ciudadano medio que vivió aquellos tiempos difíciles pero llenos de esperanza. En la época de la Transición conseguimos tener un ideal común, no se querían repetir los errores del pasado. Aceptamos la pluralidad y respetamos las diferencias. Se construyó la democracia mediante un amplio consenso, donde tanto la izquierda como la derecha cedieron en sus posiciones. Desapareció la palabra comunista y se suprimió la de marxismo en el ideario del partido socialista. Se admitió que España era mayoritariamente católica y se aprobaron unos acuerdos con la Iglesia, que hoy algunos comienzan a cuestionar en voz alta.

Tampoco idealicemos demasiado porque junto a ese afán de convivencia, España seguía convulsionada por numerosos actos terroristas. Los franquistas de siempre no admitían esa pluralidad que permitía pasear en libertad a quienes antes habían encerrado en la cárcel. La calle gritaba amnistía y libertad, las manifestaciones se sucedían unas a otras y los ancianos repetían que el país andaba igual de revuelto que en tiempos de la II República.
El susto llegó un día como hoy a principios de los años ochenta. Un grupo de insurgentes tomó el Congreso de los Diputados y puso en jaque a la monarquía parlamentaria. Por una noche España volvió a estar más cerca de las dictaduras del cono sur que de la Europa democrática a la que aspiraba incorporarse. La voz de la cordura representada por su Majestad el Rey de España, intercedió para poner fin a aquel conato de sublevación.

Lo que hoy parece dormir en la memoria colectiva es que en las elecciones siguientes el PSOE llegó al poder por mayoría absoluta. Fue el revulsivo general del pueblo contra la dictadura militarista. En una España marcada ahora por el juicio sobre el 11-M llevamos dos años, pronto serán tres, de discordia, donde algunos han alimentado las dudas y las inquietudes, sembrando un desánimo general. Justo lo contrario del 23 F que desencadenó la unión de izquierda y derecha para defender el derecho a vivir en paz. En cambio ahora, se sale a la calle para acusar y desprestigiar a la misma democracia. El consenso ha desaparecido y las posturas se han enconado aproximándose a la división fraticida del pasado. Ha sido una labor metódica, muy bien planificada desde diferentes ámbitos mediáticos, que tienen a gala considerar ser la voz de la verdad. En la sombra los políticos jugando la misma batallita: que yo eso... pues mira que tú aquello...

Cuando hoy nos hablan de una España crispada, me pregunto a quién puede atribuirse la responsabilidad, y siempre me respondo que el lenguaje político y mediático ha influido considerablemente en deshacer el camino que se hizo en la Transición. No está bien dividirnos en dos bandos que no saben dialogar. Es lo más parecido a la España cainita de esa memoria que quiere recuperar sus huesos blanqueados, y vendernos su inocencia democrática. Como hubo de todo, el trauma sigue abierto para muchos, y ojalá pronto cicatrice.

Nada bueno puede resultar de esos enfrentamientos en los que también está metida la Iglesia, representada en la Conferencia Episcopal, enfrentada de lleno al Ejecutivo del Sr. Zapatero por entender que no se cumple el derecho a la libertad religiosa que emana de la Constitución. En otras ocasiones he hablado del tema, hoy me basta nombrarlo para recordar que nos falta un cardenal Tarancón, quien fue capaz en su momento de unificar las diferentes voces de la Iglesia, apoyando la Transición. Aunque algunos recordarán que muchos católicos y no católico pedían verlo en el paredón.

A mi juicio lo que le pierde a la Iglesia de hoy es dejarse utilizar por un partido en concreto, como si con el PP en el poder se pudiera revocar, el aborto, los matrimonios homosexuales y las coletillas que les siguen. Estamos enfrentándonos a una política global en la que está metida toda Europa y sus eminencias lo saben. De ahí que sus mensajes debieran servir para calar en esa masa anónima de católicos que están al margen de cualquier partido y que votan indistintamente a uno u otro en función de casuísticas muy concretas.

Si algo caracterizó a la Iglesia de la Transición, fue la capacidad de movilizar a miles de católicos que tuvieron mucha influencia en los partidos políticos y en los sindicatos. Su meritoria labor junto con el esfuerzo de la Iglesia por reconducir pacíficamente a España, no ha sido suficientemente valorada.

4 comentarios:

  1. Lo que procura mover en este momento la Iglesia es, las masas en contra de las leyes inmorales que se han legislado. Esperemos que la "gaymolándia" se vuelva contra el PSOE y lo derroque, y será en el fondo una nueva victoria de la Iglesia Española. Tampoco veo al cardenal Rouco como nada equiparable a Tarancón, pues los problemas en contextos diferentes son distintos. Rouco se ha centrado en las leyes libertinas y los nacionalismos exacerbados periféricos. Pensando un poco mal (y que algunos me perdonen) tal vez hubiera sido mejor que hubiera triunfado Tejero, pues al mando del General Armada se proyectaba constituir un gobierno con los comunistas incluídos tambien pero, con la presencia de los MILITARES en el Hemiciclo, cosa ésta de los MILITARES que ahora solo sirven para cazar perdices fuera de nuestras fronteras.

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  2. ¿Se tiene que valorar mas el papel de la iglesia durante la transición? entonces ¿se tiene que valorar mas también el papel de apoyo de la iglesia al regimen dictatorial del general Franco?

    Y hablando de otro de los comentarios. Eso de la "gaymolandia" me ha parecido un poco de mal gusto y un mucho despectivo, creia que la iglesia y sus feligreses eran gente respectuosa y educada, bien, yo no lo he creido nunca, me intentaron convencer de ello los curas de mi escuela, pero con comentarios como el anterior me doy cuenta de lo mucho que me querian engañar.

    Ya para acabar, creo que antes de preocuparos por si los homosexuales se casan, los feligreses deberiais precuparos mas de que los curas a los que escuchais cada domingo no abusen de vuestros hijos en catequesis, no se enriquezcan con las donaciones del "domun" y muchas otras cosas que son noticia dia si dia tambien, en todos los medios menos en los controlados por la iglesia.

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  3. Silveri:
    Ya ve que el término utilizado no es muy apropiado, en cuanto al golpe de Estado, discrepamos, no se puede construir una sociedad por imposición de ningún grupo faccioso.
    Anónimo la Transición no tiene nada que ver con el Generalísimo. En cuanto a sus experiencias personales, lamento que sea tan nefastas.
    No son noticias en los medios las ayudas hacia todas esas personas que parece olvidar el Estado. Una visita a Cáritas le haría cambiar de opinión.
    Si se pasa por los proyectos sociales de Manos Unidas dónde se distribuyen las ayudas solidarias, verá que están bien invertidas las donaciones.
    Otra cosa, por qué se han ido por esos temas. La cuestión principal era conseguir evitar una sociedad crispada donde ambos partidos trabajaran con más consenso por el bien común.

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  4. Sobre el Golpismo, este tema ya lo tenía trabajado y bien pulido aquí. http://silverigar.blogspot.com/2006/02/dilogos-sobre-golpismo.html

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