viernes, 15 de febrero de 2008

Estómagos agradecidos


Hay que reconocer en los demás la gracia y el talento. De la misma manera que somos capaces de descubrir sus pifias y estupideces. Nadie escapa al ojo crítico agazapado tras una pantalla plana o convexa, que vaya usted a saber. Pues eso me ha pasado a mí cuando he leído a Elvira Lindo. Pone sus dotes de musa inspiradora en la columna de El País, y destaca la idiotez de los manifiestos.

Porque de manifiestos y panfletos está llena la izquierda de este país. No hay nada como liarse la manta al cuello y salir en portada en contra de la caza de la ballena, de la guerra de Irak o a favor de las cejas de Zapatero. Ese toque de arrebato ha sido tan hilarante que ni Elvira Lindo es capaz de tragarse el sapo. Le honra su sinceridad y le da ese plus de independencia que tantos buscamos en los medios. Hoy me he dejado convencer por la mujer de Antonio Muñoz Molina, aunque odie su Manolito Gafotas.

Para ella quien escribe ya se manifiesta a diario, de manera que no es necesario que utilicen su nombre en ninguna plataforma. No puede evitar un cierto toque de enfant terrible que me hace sospechar de su fina ironía. No vaya a ser todo puro mosqueo porque no le han incluido en el sarao.

Ahí está Álvaro Pombo apoyando a Rosa Diez sin el menor rubor. Para que vean que la imagen del progreso no queda restringida a cantantes y cineastas. Hay escritores de mayor o menor postín que apuestan por “el supuesto caballo ganador”.

Pues como entre bambalinas anda el juego la insigne escritora deja a los titiriteros con las vergüenzas al aire:
"Valerosos son, por ejemplo, aquellos que ceden sus nombres para apoyar a los dibujantes que desde la publicación de las caricaturas de Mahoma ven su vida en peligro, valerosas las publicaciones que los respaldan reproduciendo las viñetas. Con su trabajo están redactando un manifiesto a favor de las libertades. Las columnas también son un humilde manifiesto, nada heroico, con un pequeño daño colateral: no caerle bien a todo el mundo".


El caso es que la créeme de la intelectualidad ha sido crítica con los llamados “titiriteros”. Y yo no quiero dejar pasar la idiotez de los Goya donde un individuo “de cuyo nombre no quiero acordarme” se atrevió a exigir la disolución de la Conferencia Episcopal. A algunos les da por utilizar la escena para cortar cabezas en público y sin el menor rubor. Acto seguido, se cuelga los galones de demócratas y tolerantes, sin reparar que están atacando la libertad de expresión de los representantes máximos de la principal confesión religiosa de este país.

Y valerosos son quienes defienden sus principios morales pese a las amenazas claras y rotundas que van profiriendo algunos personajes propios de un mal sainete. El baile de la confusión viene de la mano de los adjetivos. Se puede ser cristiano, pero no cristiano socialista. Porque el señor Zapatero es de quienes o “estas conmigo o contra mí”. Es decir que sabe utilizar las citas evangélicas con fines espurios. Los suyos han dicho que tratan a la Iglesia con guante blanco y que estos les responden con el guirigay. De manera que “el toma y daca” no les ha funcionado y ya se sabe que “Roma no paga traidores”.

3 comentarios:

  1. Esperemos tres semanas y que Dios nos libre de ellos. Oración: Padre nuestro que velas por España, sálvanos de las huestes socialistas como nos librastes en el año 39, amen.

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  2. Bueno, durillo tu comentario, en algunas cosas tienes razón pero en otras no estoy muy de acuerdo.
    Yo espero que no gane el PP, ni el PSOE, que gane el pueblo, que gane la libertad y la democracia, y que no vuelvan nunca más tiempos oscuros.
    Que cada uno viva su vida como quiera sin molestar ni hacer mal a nadie, eso es lo que quiero que gane.

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  3. Con fines espurios... e ignorantes, rastreros e hipócritas, añadiría yo.

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