jueves, 21 de febrero de 2008

Nosotras parimos. Nosotras decidimos


Nuestro flamante ministro de Sanidad, Bernant Soria, parece estar ultimando su ofensiva para dejar atado y bien atado el tema del aborto. Las novedades son tan viejas como la despenalización en los tres supuestos desde 1985. Lo que se ha visto ahora por la prensa, respecto a la denuncia de ciertas clínicas abortistas que manifiestan irregularidades que afectan a esos supuestos, es cuanto menos aterrador.

El ambiente preelectoral hace subir la temperatura política y los paquetes de rebajas tras la búsqueda del voto fácil, entran de manera inesperada en las propuestas electorales. Las feministas que quieren el aborto como “derecho” y no como “despenalización” siguen presionando a la opinión pública. Es un buen momento para lanzar un debate a fondo sobre el tema.

Hay países con mucha más experiencia en el tema del aborto que España, como es el caso de Alemania, donde se promueve el parto anónimo. Medida conciliadora con el derecho a la vida y con el respeto a la mujer embarazada. Hospitales públicos encargados de gestionar el famoso nido bebé. Muy similar a los antiguos tornos de la inclusa.

El principal problema para llevar adelante un embarazo no deseado, es la presión social y la falta de respaldo familiar. Esto ha cambiado mucho, no vamos a engañarnos, pero se debe fomentar la responsabilidad social hacia el ser más indefenso. Una política de la vida, garantiza también un buen nivel social. Cuanto menor es el número de nacimientos, mayor es el problema social. Pensiones numerosas, población envejecida, falta de relevo generacional. Todo eso debe formar parte de los planes sociales de los políticos.

Apoyar el aborto legislando el mismo como un “derecho” por parte de los poderes públicos, sería romper con uno de los principios básicos de los derechos humanos, como es el derecho a la vida.
Llevamos muchos años con una política de promiscuidad sexual cuyos métodos anticonceptivos se presentan como la panacea o solución al riesgo del embarazo. La píldora del día después es la última de estas novedades de frivolidad social. Si no formamos a la persona en el respeto a la vida. Los hijos no deseados pueden ser considerados un problema, de manera que se decide sobre el ser más débil como si fuera un mero apéndice de la madre.

Esta política social debe manifestarse en regresión. Afortunadamente en EEUU la mayor parte de sus Estados ha facilitado el parto anónimo. Otros países también están incentivando sus políticas familiares.

Debemos tomar conciencia del exterminio masivo de seres indefensos. De manera que hagamos ver que nuestra sociedad del bienestar se aproxima bastante a los hornos crematorios nazis. La población disminuida psíquica o físicamente es rechazada como objeto desechable. Una fragrante contradicción con las políticas de integración social. No deja de ser irónico tanto interés por mejorar la calidad de vida de los disminuidos y la facilidad para exterminarlos desde su concepción.

“Nosotras parimos, nosotras decidimos”. Es un slogan que degrada la vida. Y aunque sea cierto que siempre han existido infanticidios, el avance de una sociedad no puede medirse por la facilidad para exterminar al ser más débil, sino muy al contrario, debe valorarse por la calidad humana que es capaz de crear un buen el tejido social, con protección y ayuda a las madres embarazadas.

Nosotros como creyentes, sabemos bien donde posicionarnos, sin juzgar a nadie, con respeto pero también con firmeza.. Por eso os propongo que visitéis estas páginas pro-vida:
A partir de ahí, vosotros sí podéis decidir.

1 comentario:

  1. Discrepo un poco con tu comentario, creo realmente que la mujer tiene derechp a decidir sobre su propio cuerpo, siempre que se practique dentro de los primeros meses cuando aún no está formado.
    Pero respeto tu opinión, y tus creencias.

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