viernes, 11 de abril de 2008

¿Un hombre mujer. Una mujer hombre?

Sale a la luz pública pero no es extraño imaginar casos similares. Thomas Beatie, nació niña, se convirtió más tarde en varón, felizmente casado decidió que quería ser padre. Su mujer no podía engendrar de manera que él, paró su tratamiento hormonal y tras ocho años sin tener la menstruación, engendró finalmente por inseminación artificial.

Su apariencia es la de un varón embarazado y así acude a todos los sitios junto a su esposa. La sensación es increíble para él y para quienes están a su alrededor. El caso es que la ciencia permite ya este tipo de soluciones anormales. Pero aunque la ciencia posibilite todas estas situaciones, a los demás se nos queda el corazón encogido.

No hace mucho una joven confesaba sus problemas por haber sido educada por un padre homosexual cuya promiscuidad no tenía límites ni en presencia de su hija. El caso es que ésta llegó a estar confundida sexualmente hasta alcanzar la madurez. Sé que estas reflexiones no entran dentro del “pensamiento correcto”. Pero es que la ley ha ido más allá de la naturaleza al permitir una confusión biológica, que en su momento como mucho era una situación psicológica de desajuste personal.

Desear tener otro sexo, otra naturaleza, debe ser muy doloroso cuando alguien se siente encerrado en un cuerpo que no responde a sus convicciones interiores. Pero saltarse la propia naturaleza para terminar siendo un hombre embarazado, tampoco tiene mucho sentido.

A mi juicio estas aberraciones tienen consecuencias en un ser inocente que es la criatura que tiene que nacer. Y también representan una sociedad que ha perdido el norte, que es capaz de clonar ovejas, reproducir insectos fosilizados mediante su ADN y cualquier otra cosa propia de la ciencia-ficción que ya no lo es tanto.

El caso es que la deriva de esta moderna sociedad nos lleva de perplejidad a perplejidad. Porque empezamos a ser tan libres que ya no necesitamos de un varón para concebir, nos vale cualquier laboratorio de inseminación artificial. Luego podemos formar una familia con un pastor alemán y el hijo engendrado o bien casarnos con la amiga de su papá, sin que ésta sepa que es el papa de su hija. No sé si me siguen, pero el tema da mucho de sí.

Y yo como profesora estoy temiéndome la llegada de una pareja homosexual a la reunión de padres de inicio de curso o de mediados de curso o de final de curso de curso. Porque como estas cosas aparecen cada día como setas sembradas en un invernadero, una no sabe muy bien a qué a tenerse.

Yo dije en su día “Dios bendiga a los gay y la jurisprudencia proteja a los niños”. Y sigo pensando lo mismo, que perdemos el norte. Ya sé que alguien me vendrá ahora con el caso de Mari Luz y los abusos del presunto asesino a su propia hija. Que habrá niños orgullosos de sus dos madres o sus dos padres, porque están criados con todo el cariño y el amor que se debe tener a un hijo. Pero lo que no da la naturaleza no lo puede crear la ciencia, va contra natura. Y de ahí no me apea nadie.

A esta mujer la ley de Oregón la había reconocido como hombre, de esta manera cambio su nombre y vivió con total felicidad sin que el vecindario sospechase nada. Pero ahora cuando la ven embarazada comienzan los conflictos. Resulta increíble pensar como va a ser criada su hija cuando le digan que su verdadera madre es el papá, porque la mamá no podía tener hijos. Si tienen un poco de sentido común lo mejor que pueden hacer es marcharse del lugar donde todo el mundo conoce su situación. Al menos evitarán que a su retoño le caiga algún sarcasmo a cuenta de sus padres. Porque de lo que no cabe la menor duda es que esta es la menos problemática de las situaciones. Al fin y al cabo mister Beatie tiene muy claro su deseo de ejercer como varón.

Más confusas resultan las situaciones de dos hombres o dos mujeres con una criatura entre ellos. De ahí que la ingeniería social de la modernidad venga demandando educar a los niños en la aceptación de cualquiera de estas situaciones paradójicas, sin considerar que la madurez emocional de un niño no está preparada para estos sobresaltos.

Como verán no entro en consideraciones de moral religiosa. Creo que en estos casos basta el más común de los sentidos para no dejarse llevar por la propaganda mediática y las historias graciosas que nos anestesian socialmente. No quiero dejar el tema sin finalizar con una realidad estadística, los mismos homosexuales están divididos en cuanto a la adopción de hijos y suelen ser más bien pocos quienes llegan al matrimonio. Pero eso sí, se agrupan por afinidad y siguen luchando por alcanzar visibilidad social.

1 comentario:

  1. El caso del señor norteamericano, es bien extraño, la verdad, no es muy normal, pero pienso que no se puede comparar con las famílias homosexuales, ya que creo que estàn totalmente capacitados, muchos de ellos para formar una família.
    El tema de la homosexualidad es un tema, más bien un debate, que tendremos toda la vida.
    De homosexuales siempre, en toda la histora los ha habido, pero han tenido que vivir una doble vida, para esconderse, de ello.
    Ser homosexual, no es una elección , es una manera de ser, se nace así, y esto es lo que tenemos que aceptar y convivir con estas personas, ya que en realidad se trata de personas.

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