lunes, 5 de enero de 2009

La Epifanía, adoración al Rey de reyes, que ustedes lo disfruten



Hoy está todo el mundo de compras; los comercios abiertos hasta horas intempestivas; los niños nerviosos por el acontecimiento de la llegada de los Reyes Magos desde Oriente. Algunos se preguntan que porqué no llegan antes, justo al mismo tiempo que el gordinflón de Papá Noel, todo para poder disfrutar de esos regalos que tan ansiosamente esperan.
A los mayores también les gustan los regalos y algunos se dedican a recorrer comercios en un derroche de generosidad. Y aunque les digas que lo importante no es el regalo sino la misma persona que regala, no terminan de creerlo. Digo yo que a los más mayores les gustan tanto los Reyes como a los pequeños, sólo por el hecho de que se acuerden de ellos en una fecha tan señalada.
Pues bien, la historia de los Reyes Magos lleva tras de sí la huella del escepticismo de muchos lectores de la Biblia. Les suena a camelo que observadores de estrellas decidiesen emprender un largo camino para adorar al Niño Dios. Googleando se encuentran las explicaciones más curiosas e inverosímiles sobre esta lejana tradición cristiana. Si quieren lo dejamos todo en la adoración de la Epifanía o manifestación de Dios a los hombres. Si eran tres o magos, no parece tan claro. Lo cierto es que los regalos al Niño Dios, tenían una profunda carga simbólica: el incienso, el oro y la mirra.
Otra de las curiosidades es atribuirles el estudio de los astros, convertirlos en astrólogos, una peculiar materia que estudia el movimiento de los planetas y atribuye a la posición de los mismos determinadas influencias. Para la Iglesia el estudio de los astros, y por ende de la astronomía, es perfectamente compatible. En el Vaticano hay especialistas en esta ciencia. Lo que consideran incompatible es la astrología en el sentido de adivinación.
Quien investigue sobre esta peculiar disciplina descubrirá que son miles las personas que nacen con el mismo mapa estelar, sin que tengan nada en común, salvo la edad. Lo que echa por tierra los vaticinios futuros basados en el movimiento de los planetas. Aunque bien es verdad que por sí misma la disciplina nos muestra la influencia de los cuatro elementos: el agua, la tierra, el aire y el fuego. Cada planeta es regente en uno de esos elementos en cada signo astrológico y, en cierto modo la tipología se asemeja a la clasificación que muchos años después atribuyó la psicología a la personalidad.
De manera que apasionados, flemáticos, sanguíneos y nerviosos, tienen en común muchas de esas características según la posición de los astros. Lo que serviría para atribuir a la astrología, el primer estudio serio sobre las diferentes personalidades del ser humano, sin que necesariamente tenga nada que ver el movimiento de los astros en la determinación de los sucesos que se tienen que vivir. Puesto que el libre albedrío imposibilita que frente a un mismo suceso se responda de la misma manera. Y todo el mundo sabe que una cosa son las influencias externas y otra la respuesta personal, libre e intransferible por la gracia de Dios.
Visto así, no creo que la Iglesia desprecie la astrología, sino más bien advierte que la adivinación, es una práctica que va contra las enseñanzas de la Iglesia, bien sea a través de la baraja o del mapa estelar del sujeto. Pues bien, la víspera de la llegada de esos magos, cuya palabra no significa que fueran capaces de hacer juegos malabares sino que se refiere a que eran sabios o estudiosos, conviene llevar encima el espíritu de adoración.
Porque lo cierto es que el Niño Dios, el Rey de Reyes, nació en un pequeño establo de una pequeña ciudad, como si quisiera manifestar que cualquier ser humano por humilde que sea su condición es una criatura amada de Dios, quien no se deja guiar por las apariencias mundanas.
Así que una vez más tenemos motivos para recitar el Credo, y en esta ocasión al completo: Creo en Dios Padre todopoderoso,creador del cielo y de la tierra.Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor. Fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo y nació de la Virgen Maria. Padeció bajo el poder de Poncio Pilato.Fue crucificado, muerto y sepultado.Descendió a los infiernos.Al tercer día resucitó de entre los muertos.Subió a los cielos, y está sentado a la diestra de Dios Padre. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica,la comunión de los santos, el perdón de los pecados,la resurrección de los muertos, y la vida eterna. Amén

1 comentario:

  1. Lo cierto es que los habitantes de la tierra de dos mil añs atras tenian unas sensibilidades muy desarrolladas para escuchar las influencias de los astros, en nuestro caso llamaríamos ondas electromagnéticas. Hoy en día con todo el espacio sideral contaminado de las ondas electromagnéticas artificiales de los terrícolas, a bien seguro nuestro humano sentido perceptor ha quedado atrofiado, aunque sea para protegerse él mismo del exceso de ondas perjudiciales.

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