jueves, 22 de enero de 2009

Que Dios bendiga a los EE.UU de América

"Que Dios os bendiga y que Dios bendiga a los Estados Unidos de América". Así se finaliza un discurso en EEUU. Ya pueden ser republicanos o demócratas. La religión y el patriotismo van de la mano sin complejos. Algo similar es impensable en la vieja Europa. Aquí debatimos si deben o no deben existir funerales de Estado. Debatimos si los crucifijos deben o no deben permanecer en los edificios públicos. Debatimos sobre un laicismo gabacho del siglo dieciocho. Vivimos a la sombra de nuestro pasado y con la fijación del anticlericalismo.El pueblo de USA es joven mucho más joven que Europa y eso se nota; en su pluralidad, en su desmesura, en sus meteduras de pata y en sus aciertos. No voy a hacer un panegírico de EEUU, bastante tenemos con ponerlo a caldo y considerar que es el peor de los aliados. El que promueve la industria bélica y farmacéutica, con sus consecuentes daños colaterales. Pero es que me sigue conmoviendo que sea noticia jurar un cargo con la Biblia en la mano sin complejos de rancios o fachosos.

Así van las cosas por allí. Muy diferentes a las de nuestro país. ¿Se imagina alguien al presidente Zapatero jurando su cargo?. Casado por la Iglesia, como Dios manda, se tuvo que llevar a los niños de un colegio religioso para dar ejemplo en su partido. Porque quitarse la religiosidad casposa es de progres y modernos. Musitar una oración por la patria, es propio de militares o juristas de derechas. Y ya sabemos que en este país todo el mundo es moderno sacudiéndose la religiosidad de las hombreras.

Miren que me conmueve esa fe devota y protestante del americano medio que asiste con regularidad a los oficios religiosos, que colabora como buen ciudadano en el voluntariado civil. Hay unas tradiciones arraigadas, inconmovibles. En Europa, en cambio, vivimos las revoluciones sociales y la lucha de clases. La iglesia perdió su fuerza con la Revolución francesa. Sus privilegios fueron abolidos. En tandas sucesivas las ideas revolucionarias brillaron en la Constitución de cada país.

Estados Unidos, nació de ese vendaval burgués que deseaba el poder. Y desde entonces lo mantiene. La aristocracia se fue por las alcantarillas de media Europa. Y a las que sobreviven les corresponde un papel ornamental, con honrosas excepciones, que no voy a ser yo quien las descubra. Ustedes ya me entienden.

En cambio EEUU tiene una aristocracia burguesa, la que da un buen puñado de dólares y dos o tres bancos en propiedad. La que proporcionan unos extensos campos petrolíferos en el viejo Texas. ¿O son tan sólo arquetipos que han ido creciendo durante el siglo XX?. Cada imperio se ha regido en las coordenadas de su época. Para el español del siglo de oro, en nuestras tierras nunca se ponía el sol.

Pero todo empieza y finaliza alguna vez. Y la verdad, me gustaría que ciertas industrias que manipulan la salud y la paz del mundo, dejasen de funcionar en monopolio. Y tuvieran una gestión aireada, sin sucios contratos bajo mano. Mejor aún, me gustaría que cierto tipo de industria desapareciera de la faz de la tierra. Pero esto es el sueño que nos corresponde tras ver una apoteósica y fulgurante puesta en escena para la toma de posesión del presidente del país más poderoso del mundo. Del dueño del cortijo que marca las reglas del juego.

Y como no tengo nada contra esa nación, tan plural y contradictoria en su desmesurada grandeza. Diré que le deseo lo mejor a Obama. A ver si es capaz de arreglar un poco el polvorín de Oriente Medio, sin necesidad de provocar una tercera guerra mundial. Todavía está a tiempo. Si lo hace bien, dentro de unos años podremos felicitarnos todos por haber sido contemporáneos del presidente Obama.

Una cosa no podrán negar a los católicos. Tenemos un Papa que bendice a todos los países y todos los seres del mundo. Eso es mucho más de lo algunos pueden soportar.

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