sábado, 2 de junio de 2007

Por favor hábleme de usted


En esta dolida piel de toro tenemos tal popurrí de intoxicación mediática que no es extraña la elevada abstención de estos últimos comicios. Una intenta informarse con la visión de dos periódicos completamente contrapuestos. En uno de ellos ha ganado el PSOE alcanzando mayor número de municipios que en el 2003. En otro, es el PP quien supera el número de municipios en su poder. De manera que ambos partidos se consideran ganadores. Así que me he sentado a reflexionar como el pensador de Rodin, puño en mandíbula crispada, como crispados están los informativos y medios de este país.

Yo no voy a confesar mi voto. Para eso están las urnas y las papeletas con sobres cerrados que nos garantizan la libertad de opinión. Allí deposité el mío rogando que todo sea para bien, que gane el mejor, que España continúe su transición democrática en esta monarquía parlamentaria que es espejo de convivencia para muchos otros países. Hemos elevado nuestro pedigrí y somos tan europeos que hasta encabezamos el ranking en materia de permisividad social.

De momento sólo las comunidades gobernadas por el PSOE impartirán Educación para la ciudadanía y los derechos humanos: Andalucía, Cantabria, Extremadura y Cataluña serán las elegidas para estrenar esta conflictiva asignatura. En los feudos populares la cosa no está nada clara. Se sabe que la opción de conciencia será admisible incluso en los centros religiosos donde la FERE ha pactado su libertad de conciencia pese incluir la asignatura modelada según las editoriales católicas. Y en la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, dejó muy claro el derecho preferente de los padres a optar o no por la asignatura. Ahora le ha llegado el momento de cumplir lo prometido enfrentándose al Ministerio. Yo de tecnicismos legales no entiendo, así que no sé hasta qué punto se puede torear una Orden, un Decreto o una Ley.

Mientras algunos debatimos la libertad de educar moralmente a los hijos, tal y como se estipula en la Constitución del 1978. Nuestros vecinos franceses están por volver a exigir hablar de usted al profesorado a partir de los cinco años. Allí ya deben haber comprobado que educar, lo que se dice educar en el respeto y la tolerancia, no se consigue con una asignatura, sino con el consenso de toda la sociedad.

El profesor, el maestro, está hoy sometido al albur de la opinión de cualquier padre o madre. Se le increpa por tomar medidas disciplinarias imprescindibles para el buen funcionamiento del aula. No sé si hay otra profesión con más opiniones e ingerencias de todo tipo. Dependemos del gobierno de turno que aprueba y desaprueba sucesivamente las Leyes de Educación y dependemos del criterio de los padres que un día si y otro también nos van robando parte de nuestra autoridad, que ellos tampoco saben imponer en su casa. Que una madre te diga que no puede con su hijo de diez años es bastante triste, pero son las consecuencias de no saber marcar los respectivos papeles. Con un niño no se negocia, son demasiado listos y siempre consiguen buscarte las vueltas. El profesor no puede ser el coleguilla del alumno, porque si algo está claro es que educar es marcar unos límites y unas líneas claras de comportamiento, eso con independencia de enseñar contenidos curriculares.

Pues que vaya mirando hacia Francia nuestro gobierno. Nicolás Sarkozy desea una escuela donde todos los alumnos se levanten cuando el maestro entra en clase. Y esto lo dijo sólo cuatro días después de que tomase posesión de su cargo de Primer Ministro en el país galo. El profesor a su vez se dirigirá a los alumnos de usted. La izquierda ha perdido la batalla de los valores en el país vecino, donde en los centros de enseñanza había aumentado el fracaso escolar y la violencia de manera alarmante. En nuestro territorio bastaría hacer una encuesta entre el profesorado español para concluir con unas cuantas medidas que favorecieran la autoridad del profesorado. No nos vendría nada mal si aprenden a respetar a padres y profesores, al mismo tiempo que se enseña que es la xenofobia o el racismo. Y ahora por favor, no me acusen de autoritaria, entre la virtud y la necesidad siempre hay un término medio.

3 comentarios:

  1. em visitat el teu blog, si tens temps visita el nostre, gràcies

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  2. Muy buena la idea de Sarkozy de poner la norma de levantarse de pié los alumnos cuando el profesor entra en la clase, aunque lo de que el profesor llame de "usted" a los alumnos ya no lo veo necesario pero al revés de alumno a profesor, sí.

    Existe una anécdota interesante, sobre el primer ministro británico. A Tony Blair le salió un hijo bebedor que tuvo un accidente de tráfico, y referente a este hijo le hicieron un comentario en un medio público, y Tony Blair contestó: "es mucho más difícil ser padre que primer ministro de Inglaterra". (Sin más comentarios).

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  3. Estoy muy de acuerdo con las orientaciones francesas con el uso del "usted" en las relaciones alumno-profesor. Aquí en España en los años sesenta comenzó a extenderse el uso del "tú" como signo de proximidad y compadreo. Se impuso en las relaciones sociales incluso con personas de edad avanzada a las que puede llegar a gustarles porque significa que no se les hace tan mayores. En la escuela debería plantearse el uso del usted generalizado. De profesores a alumnos y de alumnos a profesores. Probablemente marcaría un distanciamiento y aumentaría el respeto. Conozco a algún profesor que lo utiliza sistemáticamente y, aunque sus alumnos al principio se quedan sorprendidos, pasan a considerarlo como un modo de relación basado en el respeto mutuo. Imagino que en España habrá muchas reticencias para su adaptación en las aulas pero debería considerarse.

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