miércoles, 1 de agosto de 2007

El sueño de una noche de verano



El escritor José Samarago profetiza que España terminará siendo Iberia. En una entrevista realizada a El País, argumenta que Portugal sin perder su idioma e identidad, podría formar parte de Iberia, como Cataluña, Galicia u otra comunidad autónoma. Aunque yo creo que piensa más en un estado federal. Ese tótum revolútum no le debe parecer bien a unos cuantos españoles, y no quiero ni saber qué opinarán los portugueses.

El premio Nóbel está casado con una granadina, viven en Lanzarote, y se le cae la baba con el actual gobierno de Zapatero. Por eso arremete contra la Iglesia acusándola de haber emprendido una vergonzosa campaña. Hasta ahí su comentario, no se sabe bien a qué se refiere si a la polémica asignatura Educación para la ciudadanía o a otras vergonzosas consideraciones que omite con su singular parquedad. Pero ahí queda dicho.

La campaña que él ha empezado creando la fundación Ibérica José Samarago, no deja de ser curiosa. Me pregunto si entrará a formar parte de las promesas electorales del partido socialista en los próximos comicios. Un parlamento único con todas las fuerzas políticas de Iberia se me antoja inverosímil. Allí donde fracasaron los Reyes Católicos con los enlaces de sus hijos, perfilados estratégicamente, sienta las bases de esta utopía un premio Nóbel como Samarago. Creo que no le sobra imaginación para tomar la idea como argumento de una futura novela. Otra cosa es el mundo real, donde ya existen suficientes tensiones en territorio español entre las diferente nacionalidades que han ido configurándose. Y ya podemos hablar de nacionalidades porque así se define a Cataluña en su nuevo estatuto.

El caso es que Samarago nos retrotrae más en el tiempo, allí donde tartesios e iberos compartían la piel de toro junto a fenicios, cartaginenses y griegos. Fueron los romanos quienes unieron las diferentes culturas bajo su yugo y comenzaron a denominar Hispania a estas tierras. Ahora Samarago propone Iberia como apelativo para una nueva pluralidad, donde dentro de la fragmentación exista una misma identidad.

Qué quieren que les diga, me resulta inverosímil y desde luego tiene algo de sueño épico. A mí me pasa como al Cardenal Cañizares, me siento española y reivindico su identidad por encima de la diversidad actual. Aunque respete las diferentes nacionalidades. Permitan que considere la noticia como relleno en periodo estival. Si se fijan cuando entramos en verano, comienza la sequía en los informativos y periódicos. Entonces vienen las noticias lúdicas, culturales y sorprendentes, como la de Samarago que no dejan de ser el sueño de una noche de verano.

1 comentario:

  1. De hecho, la idea de Saramago esta haciendo un magnífico favor a la política de Zapatero, y Dios nos guarde de que vuelva a ganar Zapatero en las pròximas. Con la inclusión de Portugal ya tendríamos completo el pastel de las "nacionalidades", y solo quedaría confirmar en naciones a las regiones más inverosímiles como Castilla y Comunidad de Madrid. Saramago nunca me ha gustado, es un malo anticlerical que con su intelecto de escritor avispado no puede ver más allá de su nariz cuando escribe sobre (contra la)religión.

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