viernes, 16 de noviembre de 2007

Católicos con denominación de origen



Hay veces que las leyes civiles chocan con la moral, formada bajo el amparo de la religión. La historia se ha desarrollado muchas veces a contraluz de estos acontecimientos. Podríamos enumerar revoluciones y guerras que llevan una impronta de oposición a una cosmovisión religiosa. En no pocas ocasiones la Iglesia, que suele seguir la máxima ignaciana de no mudar en tiempo de tribulación, ha rectificado alguna de sus posturas. Esto sirve en la actualidad para que muchos grupos sigan promoviendo el sacerdocio femenino, el matrimonio homosexual bendecido por la Iglesia, la práctica de dar la comunión a divorciados, el uso de los preservativos, etc.

Lo cierto es que los medios de comunicación están cambiando a velocidad de vértigo nuestra sociedad. Lo que antes sucedía en cien o doscientos años, puede ahora acaecer en veinticinco. Volver la vista atrás a 1.982 es como adentrarse en el túnel del tiempo. Ni Europa era como es ahora, ni se parece nuestro país al de ese año. Había otro orden mundial. Seguía en vigor el telón de acero y no había caído el muro de Berlín.

El caso es que la presión mediática para que la Iglesia católica acepte una moral laxa es más acuciante que nunca en la era de las telecomunicaciones. Pero no podemos decir que estamos en la Roma pagana. Porque si bien es cierto que las leyes civiles no se ajustan a la moral católica. También es verdad que nunca ha existido tanto interés por los menos desfavorecidos que en el siglo XXI. Surge un nuevo tipo de asociaciones denominadas ONG donde se mezclan creyentes, ateos y agnósticos, con unos ideales solidarios comunes. Y las catástrofes son conocidas en cuestión de segundos de una parte a otra del globo, movilizando las ayudas de todos los países.

La política ha separado claramente Iglesia y Estado. No existe ningún partido que represente a los católicos, porque tal vez nunca la fe tuvo que ver con política, pero tampoco jamás dejó de influir en ella en la medida que todos nuestros actos tienen un componente moral. De manera que los creyentes seguimos siendo un voto apetecible tanto para la izquierda como para la derecha. Luego, ya se encargarán los partidos de seguir su doble moral, saltándose a la torera sus propios programas.

Sin embargo, tampoco jamás fue más fácil que ahora, devolver la pelota de la memoria a los políticos mentirosos. Tenemos hemerotecas para recordar y cintas grabadas que pueden volver a retomar declaraciones que ponen en situación crítica a quienes las hicieron. Pues bien, hoy más que nunca se ve el relativismo hedonista imperar como un tirano en todas las capas sociales. La tolerancia se ha convertido en una pérdida de referentes claros de aquellos valores en donde reposaron las conciencias nuestros mayores. Hoy la infidelidad entra en el paquete de los nuevos matrimonios. El divorcio es moneda común en la mayor parte de las parejas más jóvenes. Cada día se multiplican el número de abortos. El inicio a la actividad sexual se realiza cada vez a edades más tempranas.

Que los católicos sigamos creyendo en un matrimonio indisoluble, es criticado por sesudos teólogos que hablan de la historia de la Iglesia en tiempo del Papa XXXX, donde el fracaso matrimonial era aceptado y la ruptura permitida. Lo mismo sucede con la homosexualidad que algunos nos quieren presentar como práctica común en ciertos grupos cristianos de no se sabe bien qué siglo. Además se hace pública la homosexualidad de figuras señeras en la literatura o la política, de manera que hoy en día es práctica habitual que no exista serie o película donde no se venda como una opción sexual normal. De la misma manera que se admite el aborto como un derecho a decidir sobre la vida y la muerte de un ser inocente.

Y todo esto viene a cuento de que me han llamado carca. Que es la manera fina de ponerte la señal de la cruz. Ahora hay que explicar aquello de que una lo va asumiendo y sintiéndose orgullosa. Porque cada día somos menos los que seguimos siendo fieles a los principios en los que fuimos educados. Y más los que siguen la práctica común de hacer lo que ven hacer al resto, bien en la televisión o en el cine. De manera que ser normal hoy, se ha convertido en estar a la moda, estar al loro, cogerlas al vuelo, ser in, y fashion.

Y a todo esto ¿dónde se ha quedado la Iglesia y quienes se sienten en comunión con ella?. Pues sencillamente donde están los carca, quienes están of. , demodé, y son cutres, pelín pasaos de rosca. Y claro esas cosas cuesta asimilarlas. Así que hay quien prefiere ir de moderno y coleguillas; renuncia a la divinidad de Jesús; se cisca en la virginidad de María; pone en tela de juicio la Santísima Trinidad, pero tiene un as bajo la manga, que es la opción preferencial por los pobres. Y aquí, amigos, todos quietos o no hay foto. Pues el que tenga oído que oiga.

4 comentarios:

  1. No sé si soy un gremlin metido en tu blog. Si mi presencia te es molesta, házmelo saber. Acostumbro a discrepar de algunas opiniones tuyas, lo que no sé si enfada a otro leal seguidor de tu blog, y se pregunta qué hago yo por aquí. Procuro exponer de forma apasionada y razonada mis puntos de vista, pero no sé si, como he dicho, soy oportuno.
    Te han llamado carca, y, claro, en cierto sentido lo eres, como lo soy yo en el ámbito educativo. Me cuesta acostumbrarme a la cultura de la postmodernidad. Hubo un tiempo en que participaba en eucaristías en una parroquia de los padres agustinos, hubo un tiempo en que formé parte de un movimiento catecúmeno llamado Renovación Carismática, hubo un tiempo en que creía. Leía a Teilhard de Chardin, a Thomas Merton, a San Pablo -el gran cofundador del cristinismo-. La cultura de la posmodernidad es extremadamente frágil, cambia y se adapta continuamente a las leyes del mercado que cotizan en el mundo de los sentimientos. Mis alumnos no tienen valores firmes. Eso es carca, inapropiado. Obsoleto. El mundo en su evolución reclama seres adaptables, flexibles, en continuo estado de mutación, y eso choca con tu formación de valores estables. Es el signo de la época, y no parece que vaya a cambiar. Tendrás que acostumbrarte a estar desubicada. Tu blog no recibe muchas visitas y eso que es interesante. Me gusta el debate, la discrepancia aún en polos antitéticos, y por eso vengo aquí. Sinceramente, lo tienes mal. Que no te duela lo de carca, sé buena persona, comprende al que yerra y perdona a los que te ofenden. Perdona al mundo actual. Es una inercia inevitable que me duele también en muchos sentidos, aunque no sean los mismos que a ti. No estás sola. Recibe un cordial saludo.

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  2. Para nada Joselu, siempre eres bienvenido. Puedes discrepar lo que estimes oportuno. Me gusta el diálogo y el debate. El mundo sería muy aburrido si todos pensáramos lo mismo.

    Ahora bien, en cuestiones de fe, ya sabes por donde me inclino.

    Un beso

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  3. Te ha salido un artículo impresionante digno de una mujer intelectual de las que pocas existen. Estoy de acuerdo contigo absolutamente en todos los detalles que mencionas. Realmente, a los seguidores de Cristo nos toca llevar la cruz que es lo mismo decir que nos toca la soledad más desesperante cuando vemos que nadie nos entiende y las masas se arremolinan al otro bando licencioso. En cuanto a Joselu, ya sabe que es bienvenido en estos blogs siempre que no insulte, y por más detalles en los mios de blogs he colgado el cartel de que quien me insulte a nivel de hijo de p...para arriba, quedarà censurado, y por lo menos doy bastante campo para jugar a las críticas hirientes.

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  4. Si realmente les interesa el tema INFIDELIDAD y AMANTES les recomiendo esta pagina web www.atrevy.com, es la única pagina que se conoce hasta el momento para esto mismo... Yo cuando la encontre me parecio una idea buenisima.

    Les dejo el link: www.atrevy.com

    Salu2

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