miércoles, 31 de diciembre de 2008

Réquiem por Oriente Medio



Estamos a un paso de la Jornada Mundial por la Paz, que desde hace mucho celebramos el primer día de enero. Oraremos por la paz en el mundo, mientras las bombas siguen cayendo en la Tierra que vio nacer a Jesús. Es un conflicto que dura más de sesenta años, con sus oscilaciones y treguas rotas. Como la de este final de año en la que los terroristas de Hamás siguen utilizando a los civiles palestinos como escudos humanos.

Es un territorio que poco a poco se va despoblando de habitantes cristianos porque unos u otros les hacen imposible vivir.El sufrido pueblo palestino está en manos de los violentos y así poco a poco en una espiral cada vez más sangrienta nos sacuden el rostro en estas festividades tan significativas para los cristianos. ¿Es casualidad o cálculo predeterminado?.

Si así fuera, que Dios recoja el lamento de sus hijos, de esos inocentes sacrificados a intereses ocultos. La paz es posible, siempre es posible, salvo cuando está en manos de asesinos sin escrúpulos dispuestos a sacrificar la vida de otros para reavivar el odio. No le niego a Israel su grado de crueldad, en las guerras no hay buenos y malos. Eso solo pasa en las películas, en las guerras sólo hay víctimas de un lado u otro. Son los Santos Inocentes de cada contienda, que su sangre sea la última que se derrame.

No tengo palabras, porque me faltan elementos de juicio. Siento simpatía hacia todo ser humano, con independencia de su sexo, raza o religión. Sólo me caen mal quienes están dispuestos a enfrentar a unos y otros. Por eso yo me inclino del lado de los no violentos y en ese preciso momento me convierto en víctima de unos o de otros. Ese es el destino de los pacíficos, ser inmolados como lo fue Cristo en la cruz.

Y sin embargo existe la guerra justa, lo difícil es saber dónde se esconde esa justicia, de parte de quién está. Lo más socorrido es lamentarse echando la culpa a uno u otros. ¿Por qué no salimos todos a la calle protestando por esos horribles bombardeos israelíes, y esos misiles asesinos lanzados por Hamás?.
Si no hay voluntad de negociación, la legítima defensa está justificada. Pero Dios me libre de saber de qué lado se inclina la balanza. No tengo ni la menor idea. Son demasiados años enfrentados y muchas las víctimas de ambos lados. Guerras, paz, vuelta a la guerra, vuelta a la paz, atentados selectivos, misiles de largo alcance. ¿Qué otra cosa podemos hacer que rezar para que vuelva la paz?.

No es poco recordar el goteo de guerras enquistadas en tantas y tantas zonas del globo. África se desangra con sus luchas tribales manejadas por intereses ocultos a favor de sus riquezas minerales. Afganistán se mantiene por la codicia de los poderosos que utilizan la droga que cultivan en sus campos. Y así podríamos recorrer uno a uno cada continente, salpicado aquí o allá de lágrimas inocentes.

Parece fácil decir que pare la guerra. Es bonito salir clamando por la paz. Lo difícil es dejar de empuñar el fusil cuando otros azuzan el odio. Y las estrategias de las guerrillas actuales parece que van en esa dirección a una guerra selectiva, rocambolesca, que mantiene entretenidos a los poderosos manejando el tablero de ajedrez.

Aquí sabemos de esas manipulaciones porque también tenemos terroristas que hacen imposible la paz entre hermanos. Que siguen dispuestos a encender la mecha. Y todos aquellos que se empeñan en sacudir al otro con fuego, dejando el diálogo y las urnas, merecen ser desterrados al valle de tinieblas. ¡Que Dios nos proteja de esos asesinos!.

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