sábado, 20 de diciembre de 2008

Se aproxima el día de la Sagrada Familia en Madrid


Se aproxima la fecha en la que el cardenal Rouco ha convocado a las familias cristianas en Madrid. Un acto público, pero litúrgico. Una manifestación de fe a la que se sumarán otros obispos y gente de toda España. Creo que la convocatoria está bien planteada. La fecha es la adecuada, coincide con la Sagrada Familia. Y si algo tenemos claro los cristianos es que celebrar la familia en Navidad, precisamente es dar gracias por todo lo bueno que de ella recibimos.

La familia cristiana cuando se vive el matrimonio como Sacramento, tiene unas connotaciones que la hacen diferente a esa crisis actual en la que vive cualquier familia. Donde las separaciones y las nuevas uniones afectan a los más indefensos que son los hijos. Es frecuente encontrar hermanos de diferentes progenitores en una nueva familia. Y al final, la crisis de los padres les pasa factura a los más pequeños.

Los problemas son los mismos en cualquier familia, pero la actitud es diferente, porque también son diferentes los valores. Lo que ponemos en primer lugar siempre es el bienestar de los nuestros. De esa manera, podemos ofrecer los pequeños disgustos y malentendidos a Dios y orarlos en comunión. También nos abrimos al diálogo y al compromiso de unión que es para siempre, por eso hay que luchar por ello día a día.

No es un sueño, es la realidad que viven muchas familias en la oscuridad de la vida cotidiana. Por eso hacer público un acto a favor de la familia, es dar luz a la sociedad. Naturalmente se va a politizar el tema, seguirán jugando a colocar la moral de la Iglesia como fuerza negativa para el progreso y las uniones del mismo sexo, tal y como lo hicieron hace un año. Es de esperar.

¿Qué sucede para que unos obispos se sumen al acto y otros disimulen convocando asambleas en sus respectivas diócesis?. Pués más allá de la intencionalidad de desmarcarse del acto por motivos personales, puede que incluso este juego a varias bandas sea muy positivo para el acto en sí mismo. La familia importa a todos los obispos de manera que ninguno va a ser ajeno a esa celebración festiva y religiosa que se verá coronada por una convocatoria multitudinaria. Se va a dar testimonio de la fe cristiana, donde se vive o debe vivirse con unos valores determinados, bastante alejados de lo que vemos a nuestro alrededor.

No es que se quiera moralizar a la sociedad, es sencillamente que se quiere reivindicar que la unión entre un hombre y una mujer a la luz del evangelio es un Sacramento y la única célula familiar posible. Las otras uniones y concubinatos varios, irán en aumento pero están heridos en su raíz. Porque se realizan sin una base sólida donde la unión supone crecer en comunión.

Como no puede ser de otro modo, los obispos que acudan serán evaluados afines a la línea de Rouco, la línea dura y tradicional. Así que sería muy provechoso que quienes se desmarcan del acto, dejen clara la unión pastoral con este acto. Que será bendecido por el Santo Padre. La finalidad está clara. Frente a una sociedad secularizada y hedonista, reivindicar los valores cristianos como célula de la sociedad cooperadora en su cabal desarrollo.

Las rupturas, las violencias, los divorcios, son un cáncer en la sociedad, no un mero trámite judicial. Las consecuencias de estos hechos afectan profundamente a los menores y, como es obvio, son el fruto del fracaso de sus progenitores incapaces de superar los propios egoísmos y sus diferencias. De manera que puestos a analizar el acto, más que buscar una orientación política lo que se tiene que destacar es un componente moral muy claro. Y a él deben sumarse otras confesiones dispuestas a defender los valores de la familia cristiana. Espero que sea un éxito y que produzca frutos espirituales, que son los que más nos importan

No hay comentarios:

Publicar un comentario