martes, 26 de diciembre de 2006

De la globalización al diálogo interreligioso



En primer lugar, felicitar a todos estas fiestas de Navidad, desear lo mejor para cada uno de mis lectores. A continuación os dejo con un post de hace días que viene bien leer en estas fechas entrañables donde en tantos hogares se venera al Niño Dios.

El presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso, el cardenal francés Paul Poupard, declaró en Budapest que la Iglesia se enfrenta a la indiferencia frente a la religión, mientras que el ateísmo ha cedido terreno.

Poupard que participa en una conferencia titulada 'Europa en el mundo en cambio', dijo que 'hoy hay menos ateístas que no creyentes e indiferentes'.
'Vivimos en un mundo donde podemos creer sin pertenecer a nada y podemos pertenecer a algo sin creer', dijo el cardenal explicando 'la doble paradoja que caracteriza la situación actual', recoge la agencia MTI.

Por su parte el Presidente de la República, László Sólyom subrayó que 'Europa fue un proyecto de la élite' y lo seguirá siendo si la Unión Europa (UE) no crea una idea 'capaz de dar respuestas instantáneas y una base espiritual unificada'.

El Cardenal tiene razón, si me preguntarán respondería de igual modo. En España son pocos los ateos laicistas y beligerantes. Hacen mucho ruido porque es fácil extrapolar los sentimientos y confrontarlos de manera que susciten polémica y llenen titulares. Pero todavía tenemos una gran mayoría silenciosa y permisiva con las prácticas religiosas. De alguna manera nos respetan, podemos vivir nuestra religiosidad dentro de la Iglesia, fuera sencillamente es démoder, no cuela y produce agrios enfrentamientos. Ahí se necesita mucha mano izquierda, comprender más que imponer. Cuando salen sentimientos airados sobre la moral de la Iglesia, tratan siempre de enfrentarla con cientos de inmoralidades surgidas desde el seno de la Institución. Llámese asociarse al poder civil para conseguir prerrogativas; llámese utilizar medios con poca fuerza evangélica y mucha crispación; llámese preparar solemnidades llenas de boato y ceremonial que se aleja del sentir popular; llámese cometer aberraciones sexuales que siendo lascivias minoritarias, se magnifican en generalizaciones apresuradas. Hay entonces una falta de sintonía entre lo que se dice y lo que se ve.

El principal problema es que la mayoría son católicos desencantados del poder temporal de la Iglesia a la que confunde con la fe en Dios. Otros se quedan con la imagen de un Dios a la carta y siguen funcionando más o menos dentro de los cánones de rutina parroquial.

Asumo lo que me corresponde, no creo que nadie sepa identificarme como cristiana y católica practicante. Sólo en una ocasión me reprocharon ser excesivamente escrupulosa, lo que tomé como un fracaso en lo que se esperaba de mí y como un triunfo en lo que concernía a mi conciencia. Y es que hablar de religión no está bien visto. Yo me he propuesto hacer de este blog un lugar de encuentro entre la fe y el mundo, algunas veces pecaré de escasa formación teológica, pero tal vez refleje mejor lo que nos sucede a los cristianos de a pie. Para enmendarme y rectificar mis errores confío en la sabiduría de los teólogos con quienes comparto espacio en religiondigital.

Pero volviendo al Cardenal resume muy bien la actual situación: “Vivimos en un mundo donde podemos creer sin pertenecer a nada y podemos pertenecer a algo sin creer”. A mi juicio que comparto con otros, presiento que se está imponiendo una configuración de la Unión Europea dejando al margen la religión, precisamente por el espinoso tema del respeto a la pluralidad. Los Gobiernos no quieren entrar en polémicas sobre una base espiritual unificada, y pasan directamente a propuestas laicistas basadas en los Derechos Humanos, como si estos por si mismo resolvieran todos los conflictos. Es cierto que es un avance, una unidad desde donde partir, pero no pueden dar la espalda a las grandes religiones que conviven conjuntamente. En ese sentido resultan esperanzadores los movimientos de la Santa Sede dentro de la diplomacia. La reunión de Benedicto XVI firmando una declaración conjunta con el Arzobispo ortodoxo Chirstodolus afirmando “que las religiones juegan un papel en la transmisión de la paz en el mundo, y no deben, de ninguna manera, ser hogares ni de la intolerancia ni de la violencia”. La visita a Turquía y los significativos movimientos de reconciliación con el Islam, muestran la buena voluntad del Vaticano que sabe abrirse hacia otros credos, partiendo de lo que une. Algo que no es tan frecuente desde otras culturas religiosas, más intransigentes para admitir otras religiones en sus territorios.

Queda pues, mucho camino por recorrer y dentro de cada país la problemática tomará perspectivas sui géneris, porque cada Nación responde desde sus propias peculiaridades.
En cada pueblo y ciudad sucederá otro tanto y se tendrá que converger hacia una convivencia integradota, si no queremos un futuro lleno de ghettos en nuestros barrios.


1 comentario:

  1. "Algunas veces pecaré de escasa formación teológica, pero tal vez refleje mejor lo que nos sucede a los cristianos de a pie".
    Me identifiqué mucho con esas palabras.


    Que hayas pasado una feliz navidad y que tengas un excelente año nuevo!!

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