domingo, 17 de septiembre de 2006

Violencia escolar

Una menor es apaleada por una treintena de compañeros a la salida de la escuela. La noticia vuelve a incrementar la lista de la violencia escolar. Padres y profesores viven con preocupación el fenómeno. Todo el mundo se pregunta como atajar los conflictos de raíz. Unos apuestan por el diálogo, otros por un control más férreo y los hay quienes admiten la situación como un producto de la edad. Sin embargo no deja de ser preocupante que se incrementen las denuncias, o que ciertas comunidades se vean obligadas a tener su asociación contra el acoso, estableciendo medias preventivas en todos los centros.
El tema no es exclusivo de España, toda Europa vive el fenómeno con preocupación. En Inglaterra Blair ha propuesto controlar las familias conflictivas para detectar niños problemáticos antes de nacer. En principio queda claro que la cultura televisiva influye en el comportamiento social. Del mismo modo que los video juegos llenos de escenas violentas y la ausencia de los progenitores por una excesiva dedicación laboral. La igualdad de géneros ha cambiado también el tipo de violencia que ejercen las mujeres.
Asistimos a la formación de bandas juveniles en edad muy temprana, donde el papel de líder se consigue mediante actuaciones de riesgo que rozan el margen de la ley. El salto hacia la delincuencia se convierte en una fina línea capaz de cruzarse en cualquier momento. Grabar escenas de violencia escolar para dejarlas colgadas en Internet, exige medidas legales con urgencia. Del mismo modo que es imperativo devolver el prestigio al profesorado, en una sociedad donde todos opinan como se debe educar, sin consultar al docente comprometido en la labor. Hay que volver a definir los valores, limitar la libertad de expresión, comprometiendo a toda la sociedad en una labor de educación para la ciudadanía. Porque si entendemos que sólo una asignatura es capaz de educar al niño, es que no sabemos nada respecto a la educación. Ésta constituye un conjunto donde padres, educadores y sociedad, tienen claros los límites y saben atenerse a ellos. Mientras no clarifiquemos los valores que queremos para nuestra sociedad, viviremos en la confusión. En nombre de la tolerancia estamos construyendo una sociedad sin referentes éticos claros, el precio a pagar será un aumento de violencia y marginalidad, algo que se viene detectando estas últimas décadas y que no remite pese a las medidas adoptadas. Rebajar la ley del menor de 14 a 12 años no soluciona el problema. Con ello se confirma que las dificultades cada vez se producen en edad más temprana. Hay que hacer una labor social comprometida, como lo han sido las campañas para la prevención del SIDA, o la última Ley antitabaco. Comprometer al ciudadano con normas claras, es la mejor medida que se puede tomar. Ojalá el actual gobierno, empeñado como los anteriores en modificar la Ley de Educación, tuviera en cuenta las voces que claman, desde diferentes ámbitos, por solucionar la conflictividad en los centros escolares.

1 comentario:

  1. Excelente tema y muy importante!
    Realmente en estos tiempos se está viviendo una descomposición social terrible, influída en gran parte por la misma violencia familiar y es un verdadero pesar que cosas asi estén sucediendo.
    Que pases una linda semana

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